Arranca la derecha en México el plan Bolivia alterno
Para nadie es un secreto que la ultraderecha en México hizo públicamente su desacuerdo del arribo de la izquierda al poder y señalada especialmente en la persona de AMLO y todo lo que ello les representa.
Aún tomando en cuenta que dicho arribo se dio de manera pacífica y democrática, sin recurrir a la violencia tal cual ellos lo han hecho en el pasado como en la reforma o cuando el imperio de Maximiliano o en el golpe de estado orquestado por el embajador de E.U. mediante el famoso Plan de la Embajada, congregándose y confabulándose ahí quienes tomaron parte activa en ello, o sea los enemigos de siempre del pueblo y de México.
En un reciente congreso o reunión nacional del PAN tocaron sus tambores de guerra llegando al extremo de que el enardecido Fox gritara eufórico: “Vamos a unirnos para formar un frente para luchar para darle en la madre a la cuarta trasformación” y ya sabemos que en ello son expertos como lo acabamos de constatar en el bloqueo de la Cámara de Diputados allá en México con el pretexto de defender al campo, cuando los principales promotores de abatirlo han sido ellos mismos, ¿o no? porque hoy hasta un líder nacional de los campesinos y miembro prominente del yunque fue de los principales organizadores de ese tipo de manifestaciones.
Recientemente vimos la protesta violenta de las mujeres en esa misma ciudad donde hubo agresiones directas a la prensa, a personas y policías con gases lacrimógenos, piedras y palos, además de daños a comercios, estatuas, inmuebles y oficinas públicas. El anterior vandalismo fue protagonizado principalmente por mujeres encapuchadas buscando que las fuerzas del orden las enfrentaran para generar “la violencia contra las mujeres” y desatar la condena contra el gobierno.
Aquí lo importante sería saber quién o quiénes están meciendo la cuna e incubando el plan de generalizar una protesta e irritación nacional y por consecuencia la desestabilización, ese es el plan, de ahí desencadenar la renuncia del actual gobierno, llegándose si se precisa al golpe de estado.
En otra arista de la problemática, mucha gente, inclusive grupos empresariales están de rebote en el centro del huracán como los constructores que se han visto afectados por las medidas del gobierno por recortar las partidas a los gobiernos estatales y municipales porque demostrado está que algunos gobiernos de los tres niveles tenían como regla otorgar contratos amañados a compañías constructoras con el consabido moche y para tal efecto y que esas empresas pudieran tener ganancias, ejecutaban obras de pésima calidad, (ejemplo: la supercarretera Durango-Mazatlán), y demostrado está que inclusive ni las ejecutaban o las dejaban sin concluir.
Así como este anterior ejemplo existen muchos más donde el gobierno central pretende terminar con la corrupción e impunidad con la consabida resistencia de cierta clase política y capitalistas amañados. Esa es nuestra realidad.
Obvio que las resistencias siguen presentes porque estaban los grupos de poder acostumbrados al pillaje porque éste se daba desde mero arriba y el que tuviera más saliva y mejores padrinos, de ese tamaño sería su tajada. Muchos a regañadientes aceptan que esto va a cambiar, pero suspirándole a sus correrías como aquel que estaba dispuesto a regenerarse y tomó como ejemplo a seguir a don Benjamín Franklin, quien para eliminar sus errores, los fue clasificando y optando la estrategia de eliminarlos uno por uno hasta llegar al último.
Así nuestro personaje, quien le platicó a un amigo sobre su plan, diciéndole que se disponía a corregir sus malos pasos tomando como base los siete pecados capitales.
Intrigado el amigo del penitente le preguntó si ya había obtenido resultados y la respuesta fue que sí, aunque le costaba mucho trabajo porque tratándose de la envidia ya había mejorado pero que ahí la llevaba, aunque de vez en cuando le volvía ese desajuste cuando pasaba un conocido suyo en un carrazo y él no había podido cambiar el suyo por cuestiones económicas, pero que más le revolvía cuando veía pasar a su vecino con un forrazo de mujer y él no podía ligarse más que a puras ‘irujas’ y así por el estilo con los demás pecadillos.
Intrigado el amigo le pregunta: Oye ¿y cómo te ha ido con el pecado de la lujuria? Porque te conozco de tu mal ganada fama que eres un calenturiento. Pues verás hermano, a ese lo he dejado para atenderlo hasta el último. Así y de la misma manera muchos mexicanos, sobre todo los que siempre han estado muy arriba sin escaparnos los de abajo, no se aceptan las nuevas reglas del juego para tratar de tener otro México, quisiéramos que todo siguiera igual.
Dando un giro a nuestros temas, les platicaremos que cuando tuvimos la suerte y privilegio de ser aceptados como colaboradores de este medio, pues todavía no se inventaba el internet y para poder opinar o conocer un tema, nos vimos en la necesidad de ir adquiriendo volúmenes y poco a poco fuimos conformando una muy modesta biblioteca de tal suerte y como dichos ejemplares fueron no sólo fundamentales en nuestro quehacer de editorialista, sino que al mismo tiempo nos impulsaba su lectura a la imaginación y por qué no decirlo, hasta de cierta inspiración y por ello se van sintiendo esos volúmenes como parte de nosotros mismos, como de la familia.
Por eso pudimos explicarnos la actitud de una persona que apreciamos mucho y por ello nos desconcertamos cuando al visitarlo en su hogar y pasar por su extensa biblioteca me comentaba de los valiosos conceptos de un libro que me mostró, y que por ello me atreví a pedírselo prestado, negándose mi amigo a ello y diciéndome comedidamente que sus libros no los prestaba y que para nada salían de su casa.
Obvio que nos sentimos si no ofendidos, sí incómodos, porque conociéndonos el de que de ninguna manera tendríamos la intención u ocurrencia de no regresarlo y ni así.
Con el transcurso del tiempo comprendimos su actitud por lo que les acabamos de reseñar de los sentimientos o apego de las personas hacia las cosas, aunque sean materiales como en este caso los libros, mismos que comparativamente, si se puede, son como familiares, unos más cercanos de nosotros que otros, otros tantos que los dejamos a medio leer y otros más que los volvemos a releer, pero todos representan para nosotros un algo especial; y quién no ha optado por llevar de compañero de viaje un interesante libro.
