/ miércoles 7 de julio de 2021

Educación y pandemia

A más de un año de la pandemia, el Sistema Educativo Estatal se encuentra colapsando; Durango como entidad federativa, entra al concierto nacional de las indecisiones gubernamentales que la administración federal ha impuesto.

El magisterio se encuentra literalmente conmocionado por los meses de confinamiento y cuando parecía que la luz al final del túnel anunciaba la solución a la pandemia, la carga administrativa en las escuelas de nivel medio superior se enfrenta a un entorno difícil y complejo ante el cierre de fin de cursos.

El magisterio local, no obstante haber cumplido con la tarea impuesta por la Secretaría de Educación Pública de atención a sus alumnos, han concluido exhaustos física y emocionalmente su labor educativa, motivado por diversos factores y uno de ellos fue el desconocimiento del uso de las tecnologías; lo que resulta fatal, no hay preocupación de que los docentes ingresen al concierto de dicho uso y manejo en esa ventana tecnológica, misma que representa un antes y un después en esta temporada pandémica.

Por otra parte, queda como lección que no sólo el educando requiere atención socio emocional, sino que el magisterio en general lo requiere, y ni la SEP ni la SEED cuentan con el personal especializado suficiente para brindar atención a los requerimientos en la que estos dos aspectos de la educación, apenas se asoma a una realidad inminente en Durango.

Se requiere consolidar de manera estratégica y planeada lo que se eventualmente se va a ejecutar de manera institucional en las escuelas, y no generar improvisaciones, es decir, que emerjan las iniciativas por realizar, en el seno de la SEED y no de la Federación, porque queda claro que ésta se encuentra extraviada, por lo que urge tomar decisiones en las entidades y no esperar a que lleguen a Durango, ordenanzas administrativas y académicas desde el escritorio de una administración federal que aún no acaba de tomar el rumbo en materia educativa.

A más de un año de la pandemia, el Sistema Educativo Estatal se encuentra colapsando; Durango como entidad federativa, entra al concierto nacional de las indecisiones gubernamentales que la administración federal ha impuesto.

El magisterio se encuentra literalmente conmocionado por los meses de confinamiento y cuando parecía que la luz al final del túnel anunciaba la solución a la pandemia, la carga administrativa en las escuelas de nivel medio superior se enfrenta a un entorno difícil y complejo ante el cierre de fin de cursos.

El magisterio local, no obstante haber cumplido con la tarea impuesta por la Secretaría de Educación Pública de atención a sus alumnos, han concluido exhaustos física y emocionalmente su labor educativa, motivado por diversos factores y uno de ellos fue el desconocimiento del uso de las tecnologías; lo que resulta fatal, no hay preocupación de que los docentes ingresen al concierto de dicho uso y manejo en esa ventana tecnológica, misma que representa un antes y un después en esta temporada pandémica.

Por otra parte, queda como lección que no sólo el educando requiere atención socio emocional, sino que el magisterio en general lo requiere, y ni la SEP ni la SEED cuentan con el personal especializado suficiente para brindar atención a los requerimientos en la que estos dos aspectos de la educación, apenas se asoma a una realidad inminente en Durango.

Se requiere consolidar de manera estratégica y planeada lo que se eventualmente se va a ejecutar de manera institucional en las escuelas, y no generar improvisaciones, es decir, que emerjan las iniciativas por realizar, en el seno de la SEED y no de la Federación, porque queda claro que ésta se encuentra extraviada, por lo que urge tomar decisiones en las entidades y no esperar a que lleguen a Durango, ordenanzas administrativas y académicas desde el escritorio de una administración federal que aún no acaba de tomar el rumbo en materia educativa.