/ viernes 22 de enero de 2021

El ser humano necesita poder moral

Cada miembro de la familia tiene los mismos derechos que los demás; esto debe estar bien claro y, cada potestad corresponde a una inminente responsabilidad de ejercicio y a un límite ético de respeto.

Muchas de las críticas que se dan en el hogar se deben a la falta de aplicación de tales deberes, lo que desgasta fortalezas amorosas y las erosiona con el tiempo. La paz y la armonía, la obediencia y el ser uno mismo se aprenden en la familia, no hay género, edad, lugar de hermano mayor o menor; todos por igual necesitan pensar que cualquier persona tiene necesidades y el derecho a comunicarlas y manifestarlas siempre sin agredir a los demás.

Tiene la libertad de pedir, exigir respeto, titubear, dudar, enojarse, llorar, preguntar, decir que no o que sí, calmarse y tomar tiempo para pensar, cambiar de opinión y elegir sus gustos. En cambio no tiene facultad de imponer a los demás sus deseos. El bien humano es una proeza a la que hay que contribuir y realizar con honestidad y humildad, porque nadie tiene el bien absoluto en sus manos ni tampoco puede ser ejemplo de perfección.

Educar la libertad es comprender al discípulo como un fuego que ni siquiera hay que encender, pues ya está prendido y podemos hacerlo crecer en una genuina realización progresiva. El niño, el joven, el estudiante, tienen en su propia estructura, en su propio deseo de vivir, no sólo inclinaciones propias por conocer y elegir bien, sino también bloqueos, represiones e inhibiciones psicológicas, individuales o generales que les impiden sobresalir.

Por todas partes surgen programas y manuales de entrenamiento en liderazgo, en solución de conflictos grupales, en mejoramiento de la calidad de los productos y de la atención del cliente. Son pocas las empresas que desconocen o desacatan la regla de que mejorando la eficiencia se accede a la excelencia; afortunadamente algunas sí lo hacen.

Ahora en el siglo XXI casi todos los sistemas sociales están preocupados por modernizar su funcionamiento para hacerlo más eficiente. Muchas empresas intentan acomodarse a las exigencias de la globalización y a la competencia para mantenerse en el mercado. Por todas partes surgen programas y manuales de entrenamiento en liderazgo, en solución de conflictos grupales y en superación de la calidad de los productos.

El problema mayúsculo que ha afectado sobremanera y mundialmente, es el flagelo de la pandemia el covid 19, que ha causado no tan sólo angustia en la salud sino una enorme insolvencia en lo económico, al grado de que tan sólo en nuestro Estado de Durango llevamos miles de fallecidos y la pobreza, la miseria, cada día es más exorbitante. Y la responsabilidad es fundamentalmente de cada uno de nosotros como humanos indolentes y, en seguida, del gobierno, tanto estatal como nacional.

Cada miembro de la familia tiene los mismos derechos que los demás; esto debe estar bien claro y, cada potestad corresponde a una inminente responsabilidad de ejercicio y a un límite ético de respeto.

Muchas de las críticas que se dan en el hogar se deben a la falta de aplicación de tales deberes, lo que desgasta fortalezas amorosas y las erosiona con el tiempo. La paz y la armonía, la obediencia y el ser uno mismo se aprenden en la familia, no hay género, edad, lugar de hermano mayor o menor; todos por igual necesitan pensar que cualquier persona tiene necesidades y el derecho a comunicarlas y manifestarlas siempre sin agredir a los demás.

Tiene la libertad de pedir, exigir respeto, titubear, dudar, enojarse, llorar, preguntar, decir que no o que sí, calmarse y tomar tiempo para pensar, cambiar de opinión y elegir sus gustos. En cambio no tiene facultad de imponer a los demás sus deseos. El bien humano es una proeza a la que hay que contribuir y realizar con honestidad y humildad, porque nadie tiene el bien absoluto en sus manos ni tampoco puede ser ejemplo de perfección.

Educar la libertad es comprender al discípulo como un fuego que ni siquiera hay que encender, pues ya está prendido y podemos hacerlo crecer en una genuina realización progresiva. El niño, el joven, el estudiante, tienen en su propia estructura, en su propio deseo de vivir, no sólo inclinaciones propias por conocer y elegir bien, sino también bloqueos, represiones e inhibiciones psicológicas, individuales o generales que les impiden sobresalir.

Por todas partes surgen programas y manuales de entrenamiento en liderazgo, en solución de conflictos grupales, en mejoramiento de la calidad de los productos y de la atención del cliente. Son pocas las empresas que desconocen o desacatan la regla de que mejorando la eficiencia se accede a la excelencia; afortunadamente algunas sí lo hacen.

Ahora en el siglo XXI casi todos los sistemas sociales están preocupados por modernizar su funcionamiento para hacerlo más eficiente. Muchas empresas intentan acomodarse a las exigencias de la globalización y a la competencia para mantenerse en el mercado. Por todas partes surgen programas y manuales de entrenamiento en liderazgo, en solución de conflictos grupales y en superación de la calidad de los productos.

El problema mayúsculo que ha afectado sobremanera y mundialmente, es el flagelo de la pandemia el covid 19, que ha causado no tan sólo angustia en la salud sino una enorme insolvencia en lo económico, al grado de que tan sólo en nuestro Estado de Durango llevamos miles de fallecidos y la pobreza, la miseria, cada día es más exorbitante. Y la responsabilidad es fundamentalmente de cada uno de nosotros como humanos indolentes y, en seguida, del gobierno, tanto estatal como nacional.