Xóchitl, ¿error político de AMLO?
Precipitadamente ante los acontecimientos y coyunturas en el contexto nacional, ha sorprendido algunos sucesos en sólo tres semanas que han dado vuelco a los escenarios políticos rumbo al proceso de la sucesión presidencial, y que han dado un cambio impensable.
En estos hechos aparecen elementos relacionados con la comunicación, escenario donde se están librando cruentas batallas.
La comunicación hoy en día es un elemento estratégico y prioritario en cualquier movimiento político. Es un elemento básico para la proyección de imagen, ideas, hasta llegar al posicionamiento, con sus etapas de mantenimiento y corrección. Hay estrategias de comunicación política que trazan un rumbo y un propósito definido desde su arranque que se van modificando, adecuando y enriqueciendo de acuerdo a los resultados y mediciones del propósito.
Sin embargo, en las últimas tres semanas se ha dado un hecho que modifica todo lo escrito, donde un desdén presidencial hacia Xóchitl Gálvez la proyectó cual misil hacia lugares insospechados, incluso que ni la misma senadora se había propuesto y menos imaginado.
La senadora de la República, exjefa delegacional de la Miguel Hidalgo en la capital del país, hace dos meses tenía como aspiración la Jefatura de Gobierno de la CDMX y la negativa presidencial de cumplir el Derecho de Réplica que ordenó un juez federal, la ha llevado a convertirse en una seria aspirante a que abandere la alianza PRI, PAN y PRD, incluso ha rebasado en presencia mediática por mucho a Claudia Sheinbaum.
En una vista al pasado, Xóchitl Gálvez se ha convertido en el López Obrador de hace unos años cuando éste vivió el proceso de desafuero por el tema de El Encino. Este proceso que vivió el hoy presidente de la República lo victimizó ante los ojos ciudadanos y posicionó políticamente.
Entonces Vicente Fox fue quien puso en el escenario y los reflectores políticos al tabasqueño al tratar de desaforarlo por el incumplimiento de López Obrador en el ordenamiento judicial sobre el predio El Encino. Hoy López Obrador posicionó y prácticamente impulsó a la senadora hidalguense al negarle el derecho de réplica que ésta exigía al considerar que es falso el señalamiento y acusación de AMLO de que ella fue quien promovía la desaparición de los programas sociales.
Lejos de contender Xóchitl con sus pares en este proceso, su principal sparring y paradójicamente su “impulsor” es el mismo presidente de la República. Esto tiene sentido porque las “corcholatas” obradoristas poco conectan con la ciudadanía por sus discursos acartonados, Andrés Manuel López Obrador y la senadora por Hidalgo tiene muchas similitudes, además del ascenso del que ya nos referimos, entonces el verdadero rival en éste momento de la senadora Gálvez es AMLO y no las “corcholatas”.
Por ejemplo, en un factor de comparación, ambos tienen una gran capacidad de comunicar. López Obrador tiene como principal arma y estrategia la comunicación con la que ha logrado establecer diariamente la agenda mediática; Xóchitl cuenta también con ésta fortaleza, que se ha visto acrecentada conforme recibe ataques, al contar con una hábil y audaz capacidad contestataria, que además de ideas y propuestas, tiene un lenguaje popular sazonado con jocosas groserías, que indudablemente conectan con el pueblo.
En lo que corresponde a la agenda de medios, hasta el día de hoy López Obrador controla casi la totalidad de esta con ocurrencias, “errores”, burlas, ataques y descalificaciones; en tanto que Xóchitl desde hace días ha tomado una gran relevancia y notoriedad mediática.
Otro factor de estilo es que por siempre el actual jefe del ejecutivo federal ha mantenido una actitud y personalidad políticamente incorrecto, lo que le ha permitido penetrar popularmente con un estilo poco convencional dentro de la clase política y sociedad. Mientras tanto Xóchitl tiene igual o mayor talento para conectar con las clases populares que deja de lado la corrección política para exhibir a sus contrincantes con un lenguaje llano y simple que entiende y gusta al pueblo.
Por tanto, Xóchitl hoy en día compite por la agenda política y mediática y se ha convertido en una muestra de lo variante y volátil que son los escenarios políticos rumbo aaño 2024 y por ello se puede decir que, por el tiempo que falta para las definiciones, nada está escrito y mucho menos definido.
