/ sábado 12 de agosto de 2023

En confianza

El PRI no está muerto…


Si bien es cierto algunos sectores políticos y organizaciones sociales desertaron del Partido Revolucionario Institucional, que por citar como mero ejemplo y referente visible, está el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, quien por su fuerza y presencia llegó, incluso a ocupar la Secretaría General del comité nacional priista en los tiempos de la maestra Elba Esther Gordillo.

Y en estructura territorial también muchos liderazgos desertaron, igualmente también es cierto que a ese nivel de territorio en colonias, barrios y ejidos, la estructura se ha mantenido con un número nada despreciable de ciudadanos votantes que siguen siendo fieles al partido y se han constituido como un capital nada despreciable electoralmente.

Este, el llamado voto duro, ha sido una característica del PRI. Históricamente ningún partido había logrado o ha logrado aglutinar a nivel de estructuras partidistas como coordinadores de distrito, jefes de sección electoral, jefes de zona, de manzana o promotores electorales, donde además se sumaban organizaciones sociales, obreras, campesinas, o igual sindicatos de profesores, de electricistas, de personal médico, mineros y un largo etcétera de ciudadanos adheridos a los segmentos productivos de nuestro país.

Esta amplia estructura, que ningún partido político ha logrado en el pasado o en el presente aglutinar, eran el activo principal que le permitirán al partido asegurar un piso de votantes que le aseguraban ser competitivo en cualquier elección local, estatal y federal.

En la actualidad, esta estructura se vio fuertemente diezmada por diversas circunstancias de volatilidad del voto y hasta, incluso, porque no, de quien supo capitalizar la entrada de una nueva forma de pensar de la sociedad que buscaba innovadores estilos de gobierno, que no por esto fueras los mejores rumbos o destinos de nuestra nación o que bien creía ilusamente que en un cambio estaba la solución a todos sus problemas. Cuyo pensamiento social solo sirvió para que el grupo en el poder hoy a través de Morena, lo convertirlo en votos que le dieron el triunfo.

Aunque mermada, esta estructura territorial priista sigue existiendo, y su existencia se ha visto claramente reflejada en participación de la ciudadanía al sumarse a los diferentes candidatos del Frente Amplio por México donde los aspirantes de origen priistas suman hasta el corte más de 800 mil votos y contando hasta el 21 de agosto, en que se cierra la plataforma receptora de simpatizantes, que de manera espontánea se han sumado a este ejercicio democrático, amén de los 2.5 millones de votos totales recopilados hasta el momento en este inédito ejercicio democrático.

Sí a esto sumamos la iniciativa privada, la sociedad civil organizada, la clase media, incluso las iglesias, en sus diferentes denominaciones, serán factores, que ante la desilusión de las promesas incumplida del actual gobierno, buscarán una nueva alternativa.

La lógica del 2018, de votar por un cambio en el que algunos decían que a México no le podía ir peor, fue ya rebatida y rebasada por una muy cruel realidad: más violencia, más muertos, menos medicinas, más pobres, un gasto desmesurado en obras faraónicas inviables que en suma ha despertado a estos sectores para la búsqueda de otras alternativas de gobierno.

Decían nuestros viejos sabios: el que tuvo retuvo; y sí alguien tuvo la capacidad de organizar a la sociedad fue y lo sigue demostrando, es el propio PRI, que en éste ejercicio ha demostrado que no está muerto, ha estado pasando por un duro golpe del que no ha terminado de reponerse, pero muerto no está.

El PRI no está muerto…


Si bien es cierto algunos sectores políticos y organizaciones sociales desertaron del Partido Revolucionario Institucional, que por citar como mero ejemplo y referente visible, está el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, quien por su fuerza y presencia llegó, incluso a ocupar la Secretaría General del comité nacional priista en los tiempos de la maestra Elba Esther Gordillo.

Y en estructura territorial también muchos liderazgos desertaron, igualmente también es cierto que a ese nivel de territorio en colonias, barrios y ejidos, la estructura se ha mantenido con un número nada despreciable de ciudadanos votantes que siguen siendo fieles al partido y se han constituido como un capital nada despreciable electoralmente.

Este, el llamado voto duro, ha sido una característica del PRI. Históricamente ningún partido había logrado o ha logrado aglutinar a nivel de estructuras partidistas como coordinadores de distrito, jefes de sección electoral, jefes de zona, de manzana o promotores electorales, donde además se sumaban organizaciones sociales, obreras, campesinas, o igual sindicatos de profesores, de electricistas, de personal médico, mineros y un largo etcétera de ciudadanos adheridos a los segmentos productivos de nuestro país.

Esta amplia estructura, que ningún partido político ha logrado en el pasado o en el presente aglutinar, eran el activo principal que le permitirán al partido asegurar un piso de votantes que le aseguraban ser competitivo en cualquier elección local, estatal y federal.

En la actualidad, esta estructura se vio fuertemente diezmada por diversas circunstancias de volatilidad del voto y hasta, incluso, porque no, de quien supo capitalizar la entrada de una nueva forma de pensar de la sociedad que buscaba innovadores estilos de gobierno, que no por esto fueras los mejores rumbos o destinos de nuestra nación o que bien creía ilusamente que en un cambio estaba la solución a todos sus problemas. Cuyo pensamiento social solo sirvió para que el grupo en el poder hoy a través de Morena, lo convertirlo en votos que le dieron el triunfo.

Aunque mermada, esta estructura territorial priista sigue existiendo, y su existencia se ha visto claramente reflejada en participación de la ciudadanía al sumarse a los diferentes candidatos del Frente Amplio por México donde los aspirantes de origen priistas suman hasta el corte más de 800 mil votos y contando hasta el 21 de agosto, en que se cierra la plataforma receptora de simpatizantes, que de manera espontánea se han sumado a este ejercicio democrático, amén de los 2.5 millones de votos totales recopilados hasta el momento en este inédito ejercicio democrático.

Sí a esto sumamos la iniciativa privada, la sociedad civil organizada, la clase media, incluso las iglesias, en sus diferentes denominaciones, serán factores, que ante la desilusión de las promesas incumplida del actual gobierno, buscarán una nueva alternativa.

La lógica del 2018, de votar por un cambio en el que algunos decían que a México no le podía ir peor, fue ya rebatida y rebasada por una muy cruel realidad: más violencia, más muertos, menos medicinas, más pobres, un gasto desmesurado en obras faraónicas inviables que en suma ha despertado a estos sectores para la búsqueda de otras alternativas de gobierno.

Decían nuestros viejos sabios: el que tuvo retuvo; y sí alguien tuvo la capacidad de organizar a la sociedad fue y lo sigue demostrando, es el propio PRI, que en éste ejercicio ha demostrado que no está muerto, ha estado pasando por un duro golpe del que no ha terminado de reponerse, pero muerto no está.

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