/ miércoles 28 de octubre de 2020

Justicia para Olga Arias

El pasado domingo 25 de octubre, se conmemoró el nonagésimo séptimo aniversario del natalicio de la poetisa Olga Arias, nacida en Toluca, Estado de México, pero durangueña por adopción.

Nadie la recordó, la ingratitud y la pandemia hizo lo suyo, su busto que adornara por algún tiempo el parque “Los Fresnos”, y que fuera vandalizada y posteriormente desaparecido; a la fecha persiste un misterioso silencio de la autoridad al respecto, no obstante, las innumerables voces que claman su reposición.

Valdría la pena, que la nueva directora del IMAC, Paty de la Cruz, retome esa bandera en coordinación con el presidente municipal, Jorge Salum del Palacio, para que le hagan justicia de una buena vez a la poetisa y repongan esa emblemática escultura, porque al parecer son tiempos de reciclaje de las obras escultóricas, como la de Silvestre Revueltas, que recientemente fue reinaugurada en el Cecoart, tras años de doloso olvido, aunado a una denuncia anónima, donde el gobierno -ICED- fue obligado a devolver su otrora esplendor .

La obra literaria de Olga Arias, es reconocida no sólo en México sino en países sudamericanos y europeos. Conocí y traté a Olga Arias un año antes de su muerte en razón de ambos pertenecimos al Consejo para el Rescate de los Antecedentes Históricos en el Estado de Durango (CRAHED) y las reuniones eran justamente en su domicilio particular y desde entonces dimensioné su gran calidad poética y atributos morales, en aquellas citas con la cultura ella solía recitar: “Un día me di cuenta, de que nadie tiene otra cosa, que un poco de tiempo entre la vida y la muerte” Olga Arias fue una mujer condescendiente de la autoridad paternal y sufrió en vida los embates de la tristeza por la muerte de su hermana Delia Arias.

Olga Arias, fue una trashumante de la vida en sus afanes de conquistar el mundo de las letras acompañada de su inseparable esposo Enrique Weber. Fue una creadora prodigiosa que revivió a Pancho Villa a través de hermosos versos épicos, sus rimas dedicadas a Durango, además de una prosa con denuncia de carácter social que reivindicaba los derechos de la mujer. De ella opinaron reconocidos personajes de la cultura como Efraín Huerta, José Santos Valdés, José Muñoz Cota, Agustín Yánez, Salvador Novo, José Emilio Pacheco y Pablo Neruda, por citar algunos.

La obra poética de Olga Arias, fue una tarea nada fácil por las barreras del idioma y su estilo peculiar con sus estructuras poéticas. Olga Arias resulta una de las consagradas de la literatura como Rosario Castellanos, Ema Godoy, Guadalupe Amor y Margarita Michelena y el propio Octavio Paz. Por ello, bien vale la pena reponer su escultura, como un homenaje permanente a su quehacer literario.

El pasado domingo 25 de octubre, se conmemoró el nonagésimo séptimo aniversario del natalicio de la poetisa Olga Arias, nacida en Toluca, Estado de México, pero durangueña por adopción.

Nadie la recordó, la ingratitud y la pandemia hizo lo suyo, su busto que adornara por algún tiempo el parque “Los Fresnos”, y que fuera vandalizada y posteriormente desaparecido; a la fecha persiste un misterioso silencio de la autoridad al respecto, no obstante, las innumerables voces que claman su reposición.

Valdría la pena, que la nueva directora del IMAC, Paty de la Cruz, retome esa bandera en coordinación con el presidente municipal, Jorge Salum del Palacio, para que le hagan justicia de una buena vez a la poetisa y repongan esa emblemática escultura, porque al parecer son tiempos de reciclaje de las obras escultóricas, como la de Silvestre Revueltas, que recientemente fue reinaugurada en el Cecoart, tras años de doloso olvido, aunado a una denuncia anónima, donde el gobierno -ICED- fue obligado a devolver su otrora esplendor .

La obra literaria de Olga Arias, es reconocida no sólo en México sino en países sudamericanos y europeos. Conocí y traté a Olga Arias un año antes de su muerte en razón de ambos pertenecimos al Consejo para el Rescate de los Antecedentes Históricos en el Estado de Durango (CRAHED) y las reuniones eran justamente en su domicilio particular y desde entonces dimensioné su gran calidad poética y atributos morales, en aquellas citas con la cultura ella solía recitar: “Un día me di cuenta, de que nadie tiene otra cosa, que un poco de tiempo entre la vida y la muerte” Olga Arias fue una mujer condescendiente de la autoridad paternal y sufrió en vida los embates de la tristeza por la muerte de su hermana Delia Arias.

Olga Arias, fue una trashumante de la vida en sus afanes de conquistar el mundo de las letras acompañada de su inseparable esposo Enrique Weber. Fue una creadora prodigiosa que revivió a Pancho Villa a través de hermosos versos épicos, sus rimas dedicadas a Durango, además de una prosa con denuncia de carácter social que reivindicaba los derechos de la mujer. De ella opinaron reconocidos personajes de la cultura como Efraín Huerta, José Santos Valdés, José Muñoz Cota, Agustín Yánez, Salvador Novo, José Emilio Pacheco y Pablo Neruda, por citar algunos.

La obra poética de Olga Arias, fue una tarea nada fácil por las barreras del idioma y su estilo peculiar con sus estructuras poéticas. Olga Arias resulta una de las consagradas de la literatura como Rosario Castellanos, Ema Godoy, Guadalupe Amor y Margarita Michelena y el propio Octavio Paz. Por ello, bien vale la pena reponer su escultura, como un homenaje permanente a su quehacer literario.