/ martes 20 de febrero de 2024

La lucha por la democracia

El pasado domingo un número importante de mexicanos salieron por tercera ocasión a las calles a marchar por el respeto a la democracia; los participantes demandan votaciones limpias y respeto a las instituciones democráticas.

La marcha, como ejercicio de participación ciudadana es sin duda positiva, demuestra que la abulia que por décadas caracterizó al mexicano comienza a ceder, sin embargo, me parece que la manifestación se quedó corta, la exigencia fue dirigida solo al presidente López Obrador y dejaron de lado a la oposición y al pueblo mismo.

Mire, México es un país donde la democracia ha servido solo como argumento de discursos políticos; la oposición la exige pero solo mientras es oposición, una vez en el gobierno se convierte en un estorbo que quiere hacer a un lado, mientras que para el ciudadano representa un mecanismo de transacción lucrativa.

En la obra, Nocturno por la Democracia en México, Aguilar Camín señala que el problema de este país radica en que se habla de democracia pero que no hay demócratas, y tiene razón. Veamos.

Debemos reconocer que AMLO fue un luchador por la democracia, logró las reformas necesarias para que la voluntad popular se respetara, y lo logró, en 2018 el pueblo decidió que él fuera el presidente de México, solo que ahora, desde el oficialismo, quiere suprimir a las instituciones que se crearon para garantizar esa voluntad popular para ya no le son funcionales.

Pero del otro lado las cosas no son distintas, los partidos políticos que conforman el bloque opositor están muy lejos de ser demócratas, basta con echar un vistazo a los procesos de selección de candidatos –sobre todo de plurinominales- para constatarlo. Aquí queda incluido Morena.

Finalmente, la exigencia debe llegar al ciudadano, para hacer efectiva la democracia deben votar sin que medie un interés particular materializado en dinero, despensas o programas sociales. Que difícil.

El pasado domingo un número importante de mexicanos salieron por tercera ocasión a las calles a marchar por el respeto a la democracia; los participantes demandan votaciones limpias y respeto a las instituciones democráticas.

La marcha, como ejercicio de participación ciudadana es sin duda positiva, demuestra que la abulia que por décadas caracterizó al mexicano comienza a ceder, sin embargo, me parece que la manifestación se quedó corta, la exigencia fue dirigida solo al presidente López Obrador y dejaron de lado a la oposición y al pueblo mismo.

Mire, México es un país donde la democracia ha servido solo como argumento de discursos políticos; la oposición la exige pero solo mientras es oposición, una vez en el gobierno se convierte en un estorbo que quiere hacer a un lado, mientras que para el ciudadano representa un mecanismo de transacción lucrativa.

En la obra, Nocturno por la Democracia en México, Aguilar Camín señala que el problema de este país radica en que se habla de democracia pero que no hay demócratas, y tiene razón. Veamos.

Debemos reconocer que AMLO fue un luchador por la democracia, logró las reformas necesarias para que la voluntad popular se respetara, y lo logró, en 2018 el pueblo decidió que él fuera el presidente de México, solo que ahora, desde el oficialismo, quiere suprimir a las instituciones que se crearon para garantizar esa voluntad popular para ya no le son funcionales.

Pero del otro lado las cosas no son distintas, los partidos políticos que conforman el bloque opositor están muy lejos de ser demócratas, basta con echar un vistazo a los procesos de selección de candidatos –sobre todo de plurinominales- para constatarlo. Aquí queda incluido Morena.

Finalmente, la exigencia debe llegar al ciudadano, para hacer efectiva la democracia deben votar sin que medie un interés particular materializado en dinero, despensas o programas sociales. Que difícil.