El presidente López Obrador demeritó los resultados de la prueba PISA 2022 que colocan a México como el tercer peor evaluado de entre los países miembros de la OCDE; en su opinión, todos esos parámetros se crearon en la época del predominio del periodo neoliberal.
Por su parte, la SEP también se desmarca del resultado bajo el argumento de que la prueba no considera las condiciones reales en las que se desarrolla el trabajo docente, así como los procesos situados de la enseñanza y los aprendizajes en las aulas de los distintos países.
La Unión Nacional de Padres de Familia hace lo propio y acusa a la SEP de poner en práctica “experimentos educativos” que solo generaron rezago educativo, abandono escolar y un retroceso significativo en educación.
Así, mientras los padres de familia acusan al gobierno y el gobierno a los creadores de la prueba PISA, los actores principales del proceso, los profesores, no se han pronunciado, están muy ocupados, unos planeando bloqueos de oficinas y calles, y otros, organizando la cooperación para la posada de donde saldrá el complemento de su aguinaldo.
Quienes sí se ocupan de la educación son los japonenses, el país mejor evaluado en la prueba PISA 2022 con 533 puntos, y los beneficios de ello saltan a la vista.
Japón (con una población similar a la de México) es la tercera economía en el mundo por volumen de PIB; su PIB per cápita lo coloca en el lugar 32 de 196 países, hecho que impacta en la buena calidad de vida que tienen los japonenses, según el Índice de Desarrollo Humano; su última medición del INPC es de 3.3%. Sus habitantes tienen un bajo nivel de percepción de corrupción gubernamental.
Ahora, si observamos 126 puntos abajo, México es la economía 15 por volumen de PIB; su PIB per cápita lo coloca en el lugar 74 del ranking mundial, por lo que sus habitantes tienen un bajo nivel de vida (puesto 86), su última medición del INPC fue de 4.3%. Sus habitantes tienen un alto nivel de percepción de corrupción.