/ miércoles 26 de septiembre de 2018

Roma

Presentada en el Festival de Venecia, donde fue recibida con elogios y aplausos en la Mostra, esta película obtuvo el León de Oro al dar pie a la reflexión sobre la desigualdad, las clases y el racismo, en “los domingos de gatas”.

Alfonso Cuarón es uno de los directores mexicanos que han puesto al país en la mira de Hollywood y el mundo gracias a su excelente trabajo cinematográfico que ha ido mejorando con cada proyecto.

Después de su primer largometraje, Solo con tu pareja, realizado en 1991, que se volvió un éxito nacional e internacionalmente, permitió que fuera reconocido como uno de los directores más prometedores de su generación al ganar fama en todo el mundo con sus películas Grandes Esperanzas, Y tu mamá también, Harry Potter y el Prisionero de Azkabán, así como Gravedad, que le permitió alcanzar el Oscar al mejor director, por parte de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, y ahora con “Roma”, su más reciente trabajo, el director emprende un viaje a su infancia, titulada con el nombre de un barrio de la capital mexicana, que sirve de marco a la historia de dos mujeres diferentes: la ama del hogar y la criada.

Basada en una historia personal del propio director, esta cinta plantea una oda al matriarcado en el que se crió, en la que se muestra a su propia niñera, la criada indígena de una familia burguesa y aparentemente idílica de la Ciudad de México de finales de los sesenta e inicios de los setenta, un personaje basado en la nana que él mismo tuvo, misma que se convirtió en parte de la familia, y la familia del director se convirtió también en parte de su familia, donde la madre tiene un papel preponderante.

En esta película, Cuarón narra en blanco y negro la historia de “Cleo”, empleada doméstica, interpretada por Yalitza Aparicio y “Sofía” interpretada por Marina De Tavira, ama de casa del inmueble de Tepeji 21, en la colonia Roma; donde se muestra toda la problemática que rodeó a la niñera, pues su vida se vio truncada por un embarazo inesperado y a nivel social, realiza una radiografía de una sociedad que vibraba entre los Juegos Olímpicos y el Mundial de futbol, con los terremotos o con las convulsiones sociales, como la masacre del Jueves de Corpus, mostrada en el filme.

La historia está narrada desde Cleo, en un movimiento poco usual para la industria del cine mexicano actual, que insiste en centrarse en la visión única de la clase alta mexicana, en sus dramas, sus traumas, como si fueran los únicos con oportunidad de sentir, o como si se quisiera ocultar ese otro México que está siempre ahí, como espejo mudo.

Al evocar el papel de la mujer en la sociedad mexicana, consigue mostrar esta forma de esclavismo moderno, en el que “la muchacha”, sirvienta y proveedora afectiva, es más que una trabajadora, pero sigue siendo una persona de segunda categoría, invisible ante su espejo: la casa que cuida y procura no le pertenece más que cuando hay que limpiarla.

Al mismo tiempo, también narra la complejidad de ser mujer en México, donde madres, abuelas y nanas disputan sus derechos a vivir y a existir entre la obligación de criar hijos, mantener un hogar, ser proveedoras de afecto y además, ser mujeres.

Cleo sufre la imagen que le devuelve el espejo, vive en los mismos lugares que los dueños de los ruidos, pero solo es capaz de tener los ruidos en sus manos cuando se encentra con otras como ella, ya que la clase baja mexicana es dueña de su ruido en los chismes de lavadero y en los gritos de los vendedores en los mercados, fuera de sus espacios solo son un adorno más que limpia y deja la vida precisa para que la disfruten los demás, mientras que Sofía vive el drama del abandono de su esposo, médico reconocido y padre ausente. Es así que las mujeres llevaron la casa ante la falta de hombres.

Es a través de ese entorno que aparece en los planos como conocemos la realidad política, social y económica de México, un contexto que se repitió en muchos otros países de América Latina, sobre todo, porque eran los ecos del mayo francés, los estudiantes se manifestaban pidiendo más derechos, más reparto de riqueza; pero los gobiernos no querían protestas. De ahí la formación de los grupos de choque como los halcones, niños sin futuro de las barriadas entrenados, con la CIA de fondo para masacrar a los manifestantes, ya que entraban hasta en los hospitales y en las tiendas a matar a bocajarro a los estudiantes.

Cabe destacar que en este filme el propio Alfonso Cuarón se hizo cargo del guion, de la dirección, del montaje y también de la fotografía, y donde ha reconocido que le despertaron sentimientos al hacer una reconstrucción de su propio pasado, porque no siempre es agradable echar la vista atrás e indagar en los propios traumas familiares.

Presentada en el Festival de Venecia, donde fue recibida con elogios y aplausos en la Mostra, esta película obtuvo el León de Oro al dar pie a la reflexión sobre la desigualdad, las clases y el racismo, en “los domingos de gatas”, sin subrayados, ni moralinas, y destaca el contraste del barrio de los señores, con el de los criados, así circulan los coches grandes junto con los autobuses viejos, las calles asafaltadas por donde corren los manifestantes, frente al barro de las barriadas.

“Roma” es una película que no se apresura en revelar de qué se trata, lo que la convierte sin duda en la mejor película de Cuarón hasta el momento, en la que el espectador puede tomar sus propias conclusiones, y al mismo tiempo, representa por sí misma una amplia recomendación para verla.

Presentada en el Festival de Venecia, donde fue recibida con elogios y aplausos en la Mostra, esta película obtuvo el León de Oro al dar pie a la reflexión sobre la desigualdad, las clases y el racismo, en “los domingos de gatas”.

Alfonso Cuarón es uno de los directores mexicanos que han puesto al país en la mira de Hollywood y el mundo gracias a su excelente trabajo cinematográfico que ha ido mejorando con cada proyecto.

Después de su primer largometraje, Solo con tu pareja, realizado en 1991, que se volvió un éxito nacional e internacionalmente, permitió que fuera reconocido como uno de los directores más prometedores de su generación al ganar fama en todo el mundo con sus películas Grandes Esperanzas, Y tu mamá también, Harry Potter y el Prisionero de Azkabán, así como Gravedad, que le permitió alcanzar el Oscar al mejor director, por parte de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, y ahora con “Roma”, su más reciente trabajo, el director emprende un viaje a su infancia, titulada con el nombre de un barrio de la capital mexicana, que sirve de marco a la historia de dos mujeres diferentes: la ama del hogar y la criada.

Basada en una historia personal del propio director, esta cinta plantea una oda al matriarcado en el que se crió, en la que se muestra a su propia niñera, la criada indígena de una familia burguesa y aparentemente idílica de la Ciudad de México de finales de los sesenta e inicios de los setenta, un personaje basado en la nana que él mismo tuvo, misma que se convirtió en parte de la familia, y la familia del director se convirtió también en parte de su familia, donde la madre tiene un papel preponderante.

En esta película, Cuarón narra en blanco y negro la historia de “Cleo”, empleada doméstica, interpretada por Yalitza Aparicio y “Sofía” interpretada por Marina De Tavira, ama de casa del inmueble de Tepeji 21, en la colonia Roma; donde se muestra toda la problemática que rodeó a la niñera, pues su vida se vio truncada por un embarazo inesperado y a nivel social, realiza una radiografía de una sociedad que vibraba entre los Juegos Olímpicos y el Mundial de futbol, con los terremotos o con las convulsiones sociales, como la masacre del Jueves de Corpus, mostrada en el filme.

La historia está narrada desde Cleo, en un movimiento poco usual para la industria del cine mexicano actual, que insiste en centrarse en la visión única de la clase alta mexicana, en sus dramas, sus traumas, como si fueran los únicos con oportunidad de sentir, o como si se quisiera ocultar ese otro México que está siempre ahí, como espejo mudo.

Al evocar el papel de la mujer en la sociedad mexicana, consigue mostrar esta forma de esclavismo moderno, en el que “la muchacha”, sirvienta y proveedora afectiva, es más que una trabajadora, pero sigue siendo una persona de segunda categoría, invisible ante su espejo: la casa que cuida y procura no le pertenece más que cuando hay que limpiarla.

Al mismo tiempo, también narra la complejidad de ser mujer en México, donde madres, abuelas y nanas disputan sus derechos a vivir y a existir entre la obligación de criar hijos, mantener un hogar, ser proveedoras de afecto y además, ser mujeres.

Cleo sufre la imagen que le devuelve el espejo, vive en los mismos lugares que los dueños de los ruidos, pero solo es capaz de tener los ruidos en sus manos cuando se encentra con otras como ella, ya que la clase baja mexicana es dueña de su ruido en los chismes de lavadero y en los gritos de los vendedores en los mercados, fuera de sus espacios solo son un adorno más que limpia y deja la vida precisa para que la disfruten los demás, mientras que Sofía vive el drama del abandono de su esposo, médico reconocido y padre ausente. Es así que las mujeres llevaron la casa ante la falta de hombres.

Es a través de ese entorno que aparece en los planos como conocemos la realidad política, social y económica de México, un contexto que se repitió en muchos otros países de América Latina, sobre todo, porque eran los ecos del mayo francés, los estudiantes se manifestaban pidiendo más derechos, más reparto de riqueza; pero los gobiernos no querían protestas. De ahí la formación de los grupos de choque como los halcones, niños sin futuro de las barriadas entrenados, con la CIA de fondo para masacrar a los manifestantes, ya que entraban hasta en los hospitales y en las tiendas a matar a bocajarro a los estudiantes.

Cabe destacar que en este filme el propio Alfonso Cuarón se hizo cargo del guion, de la dirección, del montaje y también de la fotografía, y donde ha reconocido que le despertaron sentimientos al hacer una reconstrucción de su propio pasado, porque no siempre es agradable echar la vista atrás e indagar en los propios traumas familiares.

Presentada en el Festival de Venecia, donde fue recibida con elogios y aplausos en la Mostra, esta película obtuvo el León de Oro al dar pie a la reflexión sobre la desigualdad, las clases y el racismo, en “los domingos de gatas”, sin subrayados, ni moralinas, y destaca el contraste del barrio de los señores, con el de los criados, así circulan los coches grandes junto con los autobuses viejos, las calles asafaltadas por donde corren los manifestantes, frente al barro de las barriadas.

“Roma” es una película que no se apresura en revelar de qué se trata, lo que la convierte sin duda en la mejor película de Cuarón hasta el momento, en la que el espectador puede tomar sus propias conclusiones, y al mismo tiempo, representa por sí misma una amplia recomendación para verla.