/ lunes 2 de octubre de 2023

Temas de la República

Cambio climático

Antonio Guterres Secretario General de la ONU en 2020 declaró casi al finalizar el año, que si los líderes de las potencias mundiales, no actuaban con firmeza y determinación en este tema, es decir, con acciones contundentes y no solamente con discursos, se enfrentarían a las consecuencias de haber sido una generación de avestruces que metieron la cabeza en la tierra ante la severa problemática del innegable cambio climático que la Tierra enfrenta o de ser una generación que dejó a los combustibles fósiles en donde deben de estar, es decir ,bajo tierra, y caminó hacia la neutralidad de las emisiones de carbono, equilibrando el calentamiento global que ya se siente con incendios como los que arrasaron en 2020 en la selva lacandona, en 2021 en Los Ángeles, en Pohenix, en Australia y Canadá ya en este año (2023), incendios que han destruido miles de hectáreas y viviendas, mientras se calcula que 480 millones de animales han sido víctima de este atroz fuego, eso sin contar con lo que cuesta apagar un solo incendio, no solamente en recursos económicos sino en esfuerzo humano para hacerlo y las vidas de héroes que a nadie le importan pero que mueren en el cumplimiento de su deber, tratando de minimizar las externalidades de una ausencia de acciones gubernamentales para atacar este mal que está enfermando a nuestro planeta.

El problema es que no se entiende porque no se invierte de fondo para terminar con el problema, es decir, los grandes países, evitan invertir en el tema del cambio climático, porque eso afecta la rentabilidad de las empresas, para nadie es un secreto que la causa inmediata de los incendios es el clima, un fenómeno conocido como Dipolo del Océano índico o también como el Niño Indio, que ha propiciado un periodo de calor y sequía, con todas las consecuencias de la falta de lluvia, la cual no es desconocida para nuestro estado.

Ya un gobernador incluso intentó el bombardeo de nubes, acción que para muchos fue inútil y para otros no, porque entendieron que el efecto no era inmediato, aquel año del bombardeo de nubes, finalmente llovió de forma atípica, aunque este tipo de lluvias de poco o de nada sirven, es más, afectan más que beneficiar a los cultivos, los cuales para estas fechas ya han facturado su falta de agua.

Sin duda, el bombardeo de nubes no cuenta con la garantía del resultado esperado, es decir, no es como la educación, que si enseñas bien a un niño o a una niña, dicha educación se verá reflejada a lo largo de su desempeño ciudadano, por el contrario, este tipo de acciones hasta cierto punto desesperadas para mitigar el desabasto hídrico que agobia a los gobiernos del mundo y a sus homólogos locales, no cuenta con acciones de investigación coordinada, a pesar de que se trata de un conflicto que muy pronto rebasará a los gobiernos, pues está más que claro que nadie –ningún ser humano– puede vivir sin agua y por ello el dicho de que las guerras del mañana serán por el agua ya no es un mito, los acueductos y las presas que son administradas estratégicamente por países y que de ellas dependen la eficiente distribución del recurso hídrico son cada vez más vigiladas.

Según Romero et al. (2009) “A partir de la interacción del Individuo con su ambiente, es posible reconocer procesos de identificación con dicho ambiente, que generan conductas de apego y apropiación hacia lugares concretos del entorno que habita” esto es muy evidente en la Laguna de nuestro estado, en donde los agricultores se han dado a la tarea de sobreexplotar los mantos acuíferos, al grado que el arsénico les ha cobrado ya la factura, agravando – aún más – las externalidades negativas de la falta del recurso hídrico, es decir, se trata de un fenómeno producido por el comportamiento de la persona en el ambiente y a su vez, el sujeto interactúa con su ambiente de manera continua, cambiándolo, alterándolo, afectándolo de forma irreversible, ante la pasividad de los gobiernos que se suceden uno a otro, sin que ninguno pueda mitigar el problema de la falta de agua en el terreno de los hechos.

El cambio climático ya no es un problema que como anunciaba en 2020 el Secretario General de la ONU, “muy pronto” llegará a sus consecuencias, el cambio climático ya está sacudiendo con sus consecuencias al mundo entero, es aquí y es ahora, no es mañana ni es un problema que forme parte del futuro inmediato, es un grave problema que se asocia en un terrible espiral que conlleva o implica a la nefasta sequía, a los incendios, a la pérdida de cultivos, la muerte de miles de animales, todo lo que construye una torre de “estrés hídrico” que se fortalece con una serie de olvidos, abandonos, fallas en la planeación de distribución hídrica, desigualdades, desbordamientos causados por fallas en las construcciones de contención de agua, aguas negras que contaminan mantos que son utilizados para el consumo humano, el uso electoral del tema que ha terminado por desgastar la confianza del ciudadano en las propuestas que contienen nuevos enfoques. Se requiere una perspectiva holística de un grave problema que un día y otro también tiende a ser reducido a la simple construcción de nuevos sistema de aprovisionamiento, lo que solo complica más el problema de abastecimiento.

Cambio climático

Antonio Guterres Secretario General de la ONU en 2020 declaró casi al finalizar el año, que si los líderes de las potencias mundiales, no actuaban con firmeza y determinación en este tema, es decir, con acciones contundentes y no solamente con discursos, se enfrentarían a las consecuencias de haber sido una generación de avestruces que metieron la cabeza en la tierra ante la severa problemática del innegable cambio climático que la Tierra enfrenta o de ser una generación que dejó a los combustibles fósiles en donde deben de estar, es decir ,bajo tierra, y caminó hacia la neutralidad de las emisiones de carbono, equilibrando el calentamiento global que ya se siente con incendios como los que arrasaron en 2020 en la selva lacandona, en 2021 en Los Ángeles, en Pohenix, en Australia y Canadá ya en este año (2023), incendios que han destruido miles de hectáreas y viviendas, mientras se calcula que 480 millones de animales han sido víctima de este atroz fuego, eso sin contar con lo que cuesta apagar un solo incendio, no solamente en recursos económicos sino en esfuerzo humano para hacerlo y las vidas de héroes que a nadie le importan pero que mueren en el cumplimiento de su deber, tratando de minimizar las externalidades de una ausencia de acciones gubernamentales para atacar este mal que está enfermando a nuestro planeta.

El problema es que no se entiende porque no se invierte de fondo para terminar con el problema, es decir, los grandes países, evitan invertir en el tema del cambio climático, porque eso afecta la rentabilidad de las empresas, para nadie es un secreto que la causa inmediata de los incendios es el clima, un fenómeno conocido como Dipolo del Océano índico o también como el Niño Indio, que ha propiciado un periodo de calor y sequía, con todas las consecuencias de la falta de lluvia, la cual no es desconocida para nuestro estado.

Ya un gobernador incluso intentó el bombardeo de nubes, acción que para muchos fue inútil y para otros no, porque entendieron que el efecto no era inmediato, aquel año del bombardeo de nubes, finalmente llovió de forma atípica, aunque este tipo de lluvias de poco o de nada sirven, es más, afectan más que beneficiar a los cultivos, los cuales para estas fechas ya han facturado su falta de agua.

Sin duda, el bombardeo de nubes no cuenta con la garantía del resultado esperado, es decir, no es como la educación, que si enseñas bien a un niño o a una niña, dicha educación se verá reflejada a lo largo de su desempeño ciudadano, por el contrario, este tipo de acciones hasta cierto punto desesperadas para mitigar el desabasto hídrico que agobia a los gobiernos del mundo y a sus homólogos locales, no cuenta con acciones de investigación coordinada, a pesar de que se trata de un conflicto que muy pronto rebasará a los gobiernos, pues está más que claro que nadie –ningún ser humano– puede vivir sin agua y por ello el dicho de que las guerras del mañana serán por el agua ya no es un mito, los acueductos y las presas que son administradas estratégicamente por países y que de ellas dependen la eficiente distribución del recurso hídrico son cada vez más vigiladas.

Según Romero et al. (2009) “A partir de la interacción del Individuo con su ambiente, es posible reconocer procesos de identificación con dicho ambiente, que generan conductas de apego y apropiación hacia lugares concretos del entorno que habita” esto es muy evidente en la Laguna de nuestro estado, en donde los agricultores se han dado a la tarea de sobreexplotar los mantos acuíferos, al grado que el arsénico les ha cobrado ya la factura, agravando – aún más – las externalidades negativas de la falta del recurso hídrico, es decir, se trata de un fenómeno producido por el comportamiento de la persona en el ambiente y a su vez, el sujeto interactúa con su ambiente de manera continua, cambiándolo, alterándolo, afectándolo de forma irreversible, ante la pasividad de los gobiernos que se suceden uno a otro, sin que ninguno pueda mitigar el problema de la falta de agua en el terreno de los hechos.

El cambio climático ya no es un problema que como anunciaba en 2020 el Secretario General de la ONU, “muy pronto” llegará a sus consecuencias, el cambio climático ya está sacudiendo con sus consecuencias al mundo entero, es aquí y es ahora, no es mañana ni es un problema que forme parte del futuro inmediato, es un grave problema que se asocia en un terrible espiral que conlleva o implica a la nefasta sequía, a los incendios, a la pérdida de cultivos, la muerte de miles de animales, todo lo que construye una torre de “estrés hídrico” que se fortalece con una serie de olvidos, abandonos, fallas en la planeación de distribución hídrica, desigualdades, desbordamientos causados por fallas en las construcciones de contención de agua, aguas negras que contaminan mantos que son utilizados para el consumo humano, el uso electoral del tema que ha terminado por desgastar la confianza del ciudadano en las propuestas que contienen nuevos enfoques. Se requiere una perspectiva holística de un grave problema que un día y otro también tiende a ser reducido a la simple construcción de nuevos sistema de aprovisionamiento, lo que solo complica más el problema de abastecimiento.

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