/ jueves 22 de octubre de 2020

Tijera genética

Emmanuel Charpentier (francesa) y Jennifer A. Doudna (estadounidense) es el par de científicas que han sido acreedoras al Premio Nobel 2020, en química, por su descubrimiento de la técnica de CRISPR (repeticiones palindrómicas cortas agrupadas regularmente inter espaciadas).

La primera de ellas, microbióloga que se desempeña en el Centro MaxPlanck, en Alemania, la segunda química, en la Universidad de California en Berkely desarrollaron el método CRISPR-Cas9 de edición del genoma humano, lo voy a tratar de explicar para su más amplia comprensión.

El hombre desde su creación (la manzana de Eva a Adán para ser como Dios) como en la alquimia, que se busca la piedra filosofal, que además de convertir cualquier metal en oro, a su poseedor la garantiza la inmortalidad, la historia se repite para los buscadores del elixir de la vida, en ese transitar se lograron avances en el campo farmacéutico como se la atribuye a Paracelso, de nacimiento suizo, célebre además de sus alcances científicos, por la frase “dosis sola facit venenum” la dosis hace el veneno, padre de la toxicología, afán que se da hasta nuestros días.

Hoy se nos habla de los 10 avances médicos en la primera década del siglo en que vivimos, entre los que puedo señalar.

La publicación del genoma humano. Investigación sobre células madre. En 2010 se espera ensayar los primeros fármacos de aquí obtenidos.

Las Targeted Therapies: fármacos capaces de alterar la forma específica de crecimiento celular o la vascularización de tumores.

Leer la mente con la resonancia magnética funcional.

Me referiré al primero, la publicación (manipulación) del genoma humano, intervenir artesanalmente en la cadena del DNA de manera tal que, podamos sustituir o remplazar un gen perverso por un gen benigno, si la clonación en su tiempo e nos antojaba de fantasía, la variación en el código genético no tiene calificativo.

Pues ya estamos en el primer umbral, no sólo las posibilidades de hacerlo, sino de forma practica y económica de lograrlo, los científicos “cortan” el ADN exactamente donde quieren para, por ejemplo, corregir una mutación genética y curar una enfermedad.

En mi próxima colaboración comentaré la importancia de esta tijera en Durango.

Emmanuel Charpentier (francesa) y Jennifer A. Doudna (estadounidense) es el par de científicas que han sido acreedoras al Premio Nobel 2020, en química, por su descubrimiento de la técnica de CRISPR (repeticiones palindrómicas cortas agrupadas regularmente inter espaciadas).

La primera de ellas, microbióloga que se desempeña en el Centro MaxPlanck, en Alemania, la segunda química, en la Universidad de California en Berkely desarrollaron el método CRISPR-Cas9 de edición del genoma humano, lo voy a tratar de explicar para su más amplia comprensión.

El hombre desde su creación (la manzana de Eva a Adán para ser como Dios) como en la alquimia, que se busca la piedra filosofal, que además de convertir cualquier metal en oro, a su poseedor la garantiza la inmortalidad, la historia se repite para los buscadores del elixir de la vida, en ese transitar se lograron avances en el campo farmacéutico como se la atribuye a Paracelso, de nacimiento suizo, célebre además de sus alcances científicos, por la frase “dosis sola facit venenum” la dosis hace el veneno, padre de la toxicología, afán que se da hasta nuestros días.

Hoy se nos habla de los 10 avances médicos en la primera década del siglo en que vivimos, entre los que puedo señalar.

La publicación del genoma humano. Investigación sobre células madre. En 2010 se espera ensayar los primeros fármacos de aquí obtenidos.

Las Targeted Therapies: fármacos capaces de alterar la forma específica de crecimiento celular o la vascularización de tumores.

Leer la mente con la resonancia magnética funcional.

Me referiré al primero, la publicación (manipulación) del genoma humano, intervenir artesanalmente en la cadena del DNA de manera tal que, podamos sustituir o remplazar un gen perverso por un gen benigno, si la clonación en su tiempo e nos antojaba de fantasía, la variación en el código genético no tiene calificativo.

Pues ya estamos en el primer umbral, no sólo las posibilidades de hacerlo, sino de forma practica y económica de lograrlo, los científicos “cortan” el ADN exactamente donde quieren para, por ejemplo, corregir una mutación genética y curar una enfermedad.

En mi próxima colaboración comentaré la importancia de esta tijera en Durango.