/ domingo 19 de junio de 2022

¿Tú también, Marko?

Los más influyentes expresidentes del PRI llamaron a Alejandro Moreno Cárdenas, actual presidente nacional, por las cuentas alegres del pasado 5 de junio. Ahora le toca el turno a Marko Cortés Mendoza, el presidente del PAN. Ni siquiera se puede decir que las alianzas en los cuatro estados de los seis donde hubo elecciones para gobernador o gobernadora “murieron de cara al sol”, porque lo cierto es que en Oaxaca, Hidalgo, Quintana Roo y Tamaulipas, resultaron ser las crónicas de unas derrotas anunciadas. Dicen que una golondrina no hace verano, y si en el futbol los partidos se ganan con goles, las elecciones se ganan con votos.

No se puede decir que un equipo pierde anotando cuatro goles y gana el que mete dos. Da la impresión de que de esa manera ven las derrotas de las pasadas elecciones el PRI y el PAN. Pero como usted sabe, los números no mienten. Dicen que la zorra nunca se ve su cola, y eso le puede pasar a estos dos partidos si no hacen una verdadera autocrítica al interior.

Los dos tienen un grave problema que resolver, en primer lugar, no tienen un presidente de la República que sea de su partido. Segundo, carecen de un líder político y moral que los una, y tercero, no se ve que cuenten con un candidato fuerte para enfrentar a MORENA, que en 2023 podría estar gobernando el 80% del territorio nacional.

No sabemos si ambos partidos estén pensando quiénes podrían dar la pelea en 2024. De lo que sí estamos seguros, es de que si Alito Moreno y Marko Cortés no pudieron ganar las seis gubernaturas, menos podrían con la victoria por la presidencia de la República en 2024.

Por muchas razones, Alejandro Moreno Cárdenas no debería ser todavía el presidente del PRI. Moral, política y socialmente está desprestigiado y devaluado. Ya son públicas las denuncias que hay en su contra, y existen carpetas de investigación por supuestos delitos graves del ámbito penal, y no sería ninguna sorpresa si un día su caso terminara en las manos de un juez de control. Parafraseando al clásico, sólo el PRI puede salvar al PRI.

Y ya encarrerado el gato, también sólo el PAN puede salvar al PAN. En este contexto, ¿Marko Cortés garantiza la unidad del PAN rumbo a 2024? Esa pregunta tendría que ser contestada por los mismos panistas. El actual presidente no puede decir que entregó buenas cuentas a la militancia de su partido, porque si se analizan bien las cosas, sólo pudieron ganar la gubernatura de Aguascalientes, y aquí en Durango la presidencia municipal con Toño Ochoa como su candidato.

Ahora más que nunca, las palomitas blancas vestidas de azul deben estar extrañando a sus líderes morales como Luis H. Álvarez, Carlos Castillo Peraza, Luis Felipe Bravo Mena y José Ángel Conchello, dirigentes que tiempo después fueron rebasados por una nueva generación de neopanistas que le entraron al llamado pragmatismo político.

Como podemos ver, en el PRI y el PAN las cosas están complicadas para 2024. Siguiendo con el tema de Alejandro Moreno Cárdenas, si pensaba ser el candidato de la alianza Va Por México, si es pasión, que se le borre. Si no deja la presidencia del PRI, pagarán justos por pecadores, sería como dejar la iglesia en manos de Lutero y entregar la plaza sin disparar un solo tiro. El PRI ha perdido mucho y al parecer no aprende de sus derrotas. ¿Tendrán que regresar las vacas sagradas del PRI para poner orden, empezando por tocarle las golondrinas al polémico Alito? ¿0 seguirán pensando que la moral “es un árbol que da moras”?

Los más influyentes expresidentes del PRI llamaron a Alejandro Moreno Cárdenas, actual presidente nacional, por las cuentas alegres del pasado 5 de junio. Ahora le toca el turno a Marko Cortés Mendoza, el presidente del PAN. Ni siquiera se puede decir que las alianzas en los cuatro estados de los seis donde hubo elecciones para gobernador o gobernadora “murieron de cara al sol”, porque lo cierto es que en Oaxaca, Hidalgo, Quintana Roo y Tamaulipas, resultaron ser las crónicas de unas derrotas anunciadas. Dicen que una golondrina no hace verano, y si en el futbol los partidos se ganan con goles, las elecciones se ganan con votos.

No se puede decir que un equipo pierde anotando cuatro goles y gana el que mete dos. Da la impresión de que de esa manera ven las derrotas de las pasadas elecciones el PRI y el PAN. Pero como usted sabe, los números no mienten. Dicen que la zorra nunca se ve su cola, y eso le puede pasar a estos dos partidos si no hacen una verdadera autocrítica al interior.

Los dos tienen un grave problema que resolver, en primer lugar, no tienen un presidente de la República que sea de su partido. Segundo, carecen de un líder político y moral que los una, y tercero, no se ve que cuenten con un candidato fuerte para enfrentar a MORENA, que en 2023 podría estar gobernando el 80% del territorio nacional.

No sabemos si ambos partidos estén pensando quiénes podrían dar la pelea en 2024. De lo que sí estamos seguros, es de que si Alito Moreno y Marko Cortés no pudieron ganar las seis gubernaturas, menos podrían con la victoria por la presidencia de la República en 2024.

Por muchas razones, Alejandro Moreno Cárdenas no debería ser todavía el presidente del PRI. Moral, política y socialmente está desprestigiado y devaluado. Ya son públicas las denuncias que hay en su contra, y existen carpetas de investigación por supuestos delitos graves del ámbito penal, y no sería ninguna sorpresa si un día su caso terminara en las manos de un juez de control. Parafraseando al clásico, sólo el PRI puede salvar al PRI.

Y ya encarrerado el gato, también sólo el PAN puede salvar al PAN. En este contexto, ¿Marko Cortés garantiza la unidad del PAN rumbo a 2024? Esa pregunta tendría que ser contestada por los mismos panistas. El actual presidente no puede decir que entregó buenas cuentas a la militancia de su partido, porque si se analizan bien las cosas, sólo pudieron ganar la gubernatura de Aguascalientes, y aquí en Durango la presidencia municipal con Toño Ochoa como su candidato.

Ahora más que nunca, las palomitas blancas vestidas de azul deben estar extrañando a sus líderes morales como Luis H. Álvarez, Carlos Castillo Peraza, Luis Felipe Bravo Mena y José Ángel Conchello, dirigentes que tiempo después fueron rebasados por una nueva generación de neopanistas que le entraron al llamado pragmatismo político.

Como podemos ver, en el PRI y el PAN las cosas están complicadas para 2024. Siguiendo con el tema de Alejandro Moreno Cárdenas, si pensaba ser el candidato de la alianza Va Por México, si es pasión, que se le borre. Si no deja la presidencia del PRI, pagarán justos por pecadores, sería como dejar la iglesia en manos de Lutero y entregar la plaza sin disparar un solo tiro. El PRI ha perdido mucho y al parecer no aprende de sus derrotas. ¿Tendrán que regresar las vacas sagradas del PRI para poner orden, empezando por tocarle las golondrinas al polémico Alito? ¿0 seguirán pensando que la moral “es un árbol que da moras”?