La ciclovía va
Luego de un impasse en la cuestionada obra de la ciclovía de la calle Laureano Roncal, el alcalde Jorge Salum del Palacio citó a los medios de comunicación para llevar a cabo una apresurada rueda de prensa.
Rodeado de sus directores de confianza, anunció que la ciclovía va a pesar de que los vecinos de esta calle, en su mayoría, mostraron abiertamente su rechazo.
Una obra que debiese generar siempre buenos comentarios, ha hecho lo contrario, derivado de la nula operación política que, producto de la novatez, culminó en escindir las opiniones de los capitalinos. Por un lado, los que están a favor como los grupos de ciclistas y personas afines al alcalde, así como miembros de la sociedad que seguramente no viven por esta zona; por el otro, los que están en contra, como los vecinos -en su mayoría- y ciudadanos que pensamos que hay cosas más urgentes qué atender, así como quienes piensan que esto debe de llevarse a cabo, pero con una adecuada planeación.
Todo acto tiene una lectura política, y la decisión del alcalde arroja varias: A pesar de las pifias, da el espaldarazo a Rodrigo Mijares, a quien seguramente también su equipo le hizo una mala jugada, pues fue evidente que la obra en ningún momento fue consensuada.
Una vez muerto el niño, tapan el pozo. Es decir, juntan a un grupo de expertos para analizar la obra e intentarán socializarla una vez ya iniciada. Todo esto se pudo haber evitado si lo hicieran en orden. Primero la planeación y socialización y posteriormente la ejecución.
A dar atole con el dedo a los vecinos. Ingenuos aquellos que creyeron que el alcalde daría marcha atrás. La sociedad no es torpe, saben los vecinos perfectamente que el alcalde fue orillado a reunirse con ellos y a suspender la obra para fingir que se hacía un análisis.
Salum se dijo, en la rueda de prensa, dispuesto al diálogo, el cual es inservible si no hay capacidad de negociación. Lo que mal empieza mal acaba. ¿Por qué sí fue capaz de ir con los vecinos a “escucharlos” pero no lo fue para darles la cara y comunicarles su decisión final? ¿Por qué en ésta no fue tomada en cuenta la comisión de obras públicas, a pesar de que los regidores se lo pidieron en la reunión?
Lo importante vs lo urgente. En la administración pública hay que priorizar lo urgente sobre lo importante. Las ciclovías son sumamente importantes, pero el municipio tiene urgencias. Los que están a favor se empecinan en poner a Durango a la altura de ciudades de primer mundo como Londres, París, Ámsterdam, Madrid, Ciudad de México, entre otras, cuando los índices de desarrollo de todas estas están muy por encima de nuestra ciudad. ¿Habrá tenido tiempo Jorge Salum de recorrer las calles que le heredaron los anteriores alcaldes? ¿Recordará cómo se inundan las principales y de diversas colonias cada temporada de lluvias? ¿Cómo quedan destrozada la cinta asfáltica posterior a esta temporada?
La cargada oficial. Ahora la cargada va contra los regidores que se opusieron, cuando éstos únicamente realizan su trabajo como oposición. ¿Ya no se acuerda el PAN cuando estaba en este papel? Aunado a ello, todos los que opinamos diferente somos “aldeanos” o gracias a nosotros “no progresa Durango”.
Jorge Salum será quien termine asumiendo el costo político. No es un estadista como para tomar una decisión por el bien común. Hay compromisos evidentes. Don dinero manda. Esperemos que, en un futuro, esta experiencia les haya dejado aprendizaje. Le urge contar con personas que le digan no sólo lo que quieren escuchar, le sobran los aduladores.
EN EL TINTERO… Será cómica la manera en que los militantes de Morena en Durango, otrora priistas, defienden la rifa del avión presidencial… Esteban Villegas ha tomado protagonismo, tiene olfato político, ¿le alcanzará este impulso para llegar a San Lázaro una vez terminado su ciclo en la JUCOPO?... Vaya show mediático que se cargan la diputada local Sandra Amaya y Antonio Bracho, director de Seguridad Pública Municipal. Ese es el nivel de la mayoría de los políticos duranguenses.