México vive un grave problema en torno al abuso sexual infantil. De acuerdo a datos de la OCDE, cada año más de cuatro millones y medio de niñas y niños son víctimas de abuso, lo que nos coloca en el primer lugar en estos delitos.
Sin embargo, de acuerdo al colectivo contra el maltrato y abuso sexual infantil, estos datos son poco confiables, ya que sólo uno de cada cien casos es denunciado. Es decir, el problema es mucho más grave de lo que se plantea.
Los factores por los que la víctima no denuncia son diversos: Desde el proceso traumático generado en el que comúnmente existe una mezcla de enojo, tristeza y culpa, por lo que suele encontrarse en el silencio al mejor aliado, aunque sea, a posteriori, el que promueve que lo traumático se enquiste, conduciendo en el peor de los casos, al suicidio; hasta la inoperancia de nuestro sistema judicial que provoca invariablemente la revictimización, situación que los padecientes tratan de evitar a toda costa.
Encontrarse con ministerios públicos y otros funcionarios carentes de empatía ante ese dolor encarnado es funesto. A la par, la justicia selectiva en Durango ya no es un tema novedoso. El actuar de las autoridades cuando hay interés es rápido y expedito, aunque también con flagrantes violaciones en el debido proceso. Aquí sí se aplica el dicho de que la justicia es sólo para adinerados e influyentes.
A los duranguenses, por decir lo menos, nos indignó el actuar tan frívolo de quienes debiesen de impartir justicia. El caso de la menor Ivanna es sólo la punta del iceberg. Su valentía sirvió como voz de muchas mujeres, niñas y niños que han sufrido de abuso y que sus expedientes, por la negligencia de las autoridades, se encuentran archivados.
Hemos dado muestra de que, como sociedad indignada y organizada que reclama justicia, se pueden hacer muchas cosas. Esto llevó a que Ruth Medina Alemán “presentara” su renuncia al titular del poder ejecutivo.
Dicha renuncia no puede ser tomada como una victoria, llevar ante la justicia a los abusadores de Ivanna o de las hijas de Mónica P. y de muchas otras mujeres y niñas, niños y adolescentes que hasta hace poco no tenían voz, sin importar de quién son hijos, amigos, hermanos o compadres, eso sí será una victoria.
Tardía ha sido la reacción de José Rosas Aispuro Torres. Pero al menos en esta ocasión acertó en su decisión. Ruth Medina Alemán era insostenible. De no hacerlo, la crisis político electoral que se le venía encima hubiese sido de dimensiones catastróficas.
Ahora queda seguir al pendiente de que se haga justicia. De continuar presionando hasta que quede claro el mensaje: Con las mujeres, niñas, niños y adolescentes…NO. Mi reconocimiento a la valentía y coraje de Ivanna y su familia. Sin duda, es el mejor camino para sanar.
