/ miércoles 26 de septiembre de 2018

Columna liberal

Someter al subconsciente, sí, pero sin enfrentar a Pimánder

Lucifer es el guardián o cancerbero de la puerta y de las llaves misteriosas del santuario para que no penetren en él sino los ungidos que poseen el secreto terrible de Hermes.

En la lucha entre el yo inmortal y el yo inferior, partamos en la consideración de la naturaleza del alma donde todas las órdenes iniciáticas están de acuerdo en que el hombre es una chispa de la Llama Eterna, un dios en formación, éste es el hombre verdadero “El morador de la Luz” como lo denominaron los antiguos gnósticos.

Este yo inmortal, por razones que aún no están muy claras, está haciendo contacto con y manifestándose en los mundos materiales de materia física y suprafísica. El instrumento por el cual es mantenido este contacto, es conocido como “personalidad” y es en verdad como lo sugiere la etimología de la palabra, una persona o máscara a través de la cual trabaja el ser verdadero para poder acceder al siguiente plano espiritual.

A la personalidad la podemos denominar “El yo inferior”. La mente del hombre es el punto de contacto entre estos dos aspectos de sí mismos y encontramos por tanto que parte de su mente está condicionada por, y vinculada a, su yo inmortal, mientras que la otra parte está vinculada, y condicionada por, su conciencia material. La conciencia material está construida mayormente a través de las percepciones de los sentidos materiales y más particularmente a través de las percepciones de los cinco sentidos.

Este aspecto de la mente es referido usualmente como “la mente inferior”. Ruach o alma racional según los kabalistas, es el instrumento del Yo Superior, su máscara o persona, debajo de Ruach llegamos a Nefesh o alma animal que equivale sicológicamente al subconsciente.

El raciocino, conciencia y voluntad aparte de ciertas técnicas, harán posible el dominio del subconsciente; recordemos que Jesús el Cristo después de un ayuno de 40 días y 40 noches logró someter y vencer al subconsciente, Satán o la bestia que todos llevamos dentro y posterior a ello entró a Jerusalén montado en un pollino representando éste la bestia y el Gran Kabir en su lomo el Yo Superior, al Yo Eterno.

Es amplio el tratado que sobre el particular escribe W. E. Butler; de Samael Aun Weor extraeremos algo muy sintetizado cuando refiriéndose al particular nos dice: Prometeo Lucifer se roba valerosamente el Fuego Divinal para auxiliarnos en la senda de la insurreccional espiritualidad. Lucifer es el guardián o cancerbero de la puerta y de las llaves misteriosas del santuario para que no penetren en él sino los ungidos que poseen el secreto terrible de Hermes.

Este secreto está plasmado y develado en la inscripción contenido en la parte superior de la cruz cristiana, o sea INRI que es Ignis Natura Renovatur Integram, que quiere decir el fuego renueva incesantemente toda la naturaleza, refiriéndose al Fuego Divino que se otorga místicamente a los escogidos en las escuelas de la Alta Iniciación y por medio del cual el hombre trasciende y encuentra su otro yo, su Yo Superior, su Yo Eterno, esto luego de haber trabajado en la fragua de Vulcano , La Novena Esfera o Mensaje de Jonás, que en otra ocasión hablaremos de ello para aclarar que mediante este trabajo se llega a la resurrección después de vencer el yo negativo.

Ciertamente el subconsciente es el gigante dormido capaz de hacer grandes cosas o para nosotros, sólo espera que le ordenemos, pero cuidado, él no conoce de moralidad y cumple, mediante ciertas prácticas y técnicas nuestras órdenes, buenas o malas. El subconsciente es a la vez un depósito de experiencias de nuestras vidas anteriores, pudiéndose acceder a ellas a través de nuestro registro akásico mediante varias técnicas o disciplinas.

Gurdiejf al respecto nos ilustra sobre ello diciéndonos que la voluntad de la mente consciente sigue siendo el guardián de la puerta. No ha cambiado con el tiempo y es muy capaz de permitir que los deseos del hombre, buenos o malos, se impriman en la mente media, o sea el subconsciente y en algunas de sus notas aporta entre otras cosas lo siguiente:

Cada persona debe estar dispuesta a aceptar su parte de esta conciencia primaria animal y transmutarla. Que el Taror, (el original y genuino, no el comercial y usado en prácticas adivinatorias), es el lenguaje del subconsciente, el comienzo de la comprensión y visión cuadridimensional. Comprender que el así llamado espíritu y materia son reversibles, pero dos lados de la misma moneda.

Que la mejor terapia es un silencio completo. Que susurrar un sonido o nombre, crea una forma definida en el éter. Que la estructura básica de la materia es sinfónica, el universo o la música de las esferas debe haber sido obtenida del caos por un So Ni Do ordenado y rítmico. Que sólo en la medida que la mente consciente permanezca positiva puede brindar las órdenes apropiadas al gigante dormido, el subconsciente. Que la verdadera resurrección tiene lugar cuando el ego humano o subconsciente se disuelve.

Sintetizaremos esto que puede ser muy largamente comentado y analizado, pero que ustedes gentiles lectores comprenden que el espacio aquí es como el tiempo en la radio o televisión, que tiene sus límites. ¡Cuidado! debemos ser muy cautelosos al contactarnos con el subconsciente porque en efecto es un gigante con grandes y poderes incomprensibles porque tiene una muy estrecha cercanía con Pimánder o gran dragón de fuego que tiene su origen en el eterno femenino y que sólo muy pocos han soportado y sobrevivido verle cara a cara, entre ellos Jesús y algunos grandes iniciados como él.

Someter al subconsciente, sí, pero sin enfrentar a Pimánder

Lucifer es el guardián o cancerbero de la puerta y de las llaves misteriosas del santuario para que no penetren en él sino los ungidos que poseen el secreto terrible de Hermes.

En la lucha entre el yo inmortal y el yo inferior, partamos en la consideración de la naturaleza del alma donde todas las órdenes iniciáticas están de acuerdo en que el hombre es una chispa de la Llama Eterna, un dios en formación, éste es el hombre verdadero “El morador de la Luz” como lo denominaron los antiguos gnósticos.

Este yo inmortal, por razones que aún no están muy claras, está haciendo contacto con y manifestándose en los mundos materiales de materia física y suprafísica. El instrumento por el cual es mantenido este contacto, es conocido como “personalidad” y es en verdad como lo sugiere la etimología de la palabra, una persona o máscara a través de la cual trabaja el ser verdadero para poder acceder al siguiente plano espiritual.

A la personalidad la podemos denominar “El yo inferior”. La mente del hombre es el punto de contacto entre estos dos aspectos de sí mismos y encontramos por tanto que parte de su mente está condicionada por, y vinculada a, su yo inmortal, mientras que la otra parte está vinculada, y condicionada por, su conciencia material. La conciencia material está construida mayormente a través de las percepciones de los sentidos materiales y más particularmente a través de las percepciones de los cinco sentidos.

Este aspecto de la mente es referido usualmente como “la mente inferior”. Ruach o alma racional según los kabalistas, es el instrumento del Yo Superior, su máscara o persona, debajo de Ruach llegamos a Nefesh o alma animal que equivale sicológicamente al subconsciente.

El raciocino, conciencia y voluntad aparte de ciertas técnicas, harán posible el dominio del subconsciente; recordemos que Jesús el Cristo después de un ayuno de 40 días y 40 noches logró someter y vencer al subconsciente, Satán o la bestia que todos llevamos dentro y posterior a ello entró a Jerusalén montado en un pollino representando éste la bestia y el Gran Kabir en su lomo el Yo Superior, al Yo Eterno.

Es amplio el tratado que sobre el particular escribe W. E. Butler; de Samael Aun Weor extraeremos algo muy sintetizado cuando refiriéndose al particular nos dice: Prometeo Lucifer se roba valerosamente el Fuego Divinal para auxiliarnos en la senda de la insurreccional espiritualidad. Lucifer es el guardián o cancerbero de la puerta y de las llaves misteriosas del santuario para que no penetren en él sino los ungidos que poseen el secreto terrible de Hermes.

Este secreto está plasmado y develado en la inscripción contenido en la parte superior de la cruz cristiana, o sea INRI que es Ignis Natura Renovatur Integram, que quiere decir el fuego renueva incesantemente toda la naturaleza, refiriéndose al Fuego Divino que se otorga místicamente a los escogidos en las escuelas de la Alta Iniciación y por medio del cual el hombre trasciende y encuentra su otro yo, su Yo Superior, su Yo Eterno, esto luego de haber trabajado en la fragua de Vulcano , La Novena Esfera o Mensaje de Jonás, que en otra ocasión hablaremos de ello para aclarar que mediante este trabajo se llega a la resurrección después de vencer el yo negativo.

Ciertamente el subconsciente es el gigante dormido capaz de hacer grandes cosas o para nosotros, sólo espera que le ordenemos, pero cuidado, él no conoce de moralidad y cumple, mediante ciertas prácticas y técnicas nuestras órdenes, buenas o malas. El subconsciente es a la vez un depósito de experiencias de nuestras vidas anteriores, pudiéndose acceder a ellas a través de nuestro registro akásico mediante varias técnicas o disciplinas.

Gurdiejf al respecto nos ilustra sobre ello diciéndonos que la voluntad de la mente consciente sigue siendo el guardián de la puerta. No ha cambiado con el tiempo y es muy capaz de permitir que los deseos del hombre, buenos o malos, se impriman en la mente media, o sea el subconsciente y en algunas de sus notas aporta entre otras cosas lo siguiente:

Cada persona debe estar dispuesta a aceptar su parte de esta conciencia primaria animal y transmutarla. Que el Taror, (el original y genuino, no el comercial y usado en prácticas adivinatorias), es el lenguaje del subconsciente, el comienzo de la comprensión y visión cuadridimensional. Comprender que el así llamado espíritu y materia son reversibles, pero dos lados de la misma moneda.

Que la mejor terapia es un silencio completo. Que susurrar un sonido o nombre, crea una forma definida en el éter. Que la estructura básica de la materia es sinfónica, el universo o la música de las esferas debe haber sido obtenida del caos por un So Ni Do ordenado y rítmico. Que sólo en la medida que la mente consciente permanezca positiva puede brindar las órdenes apropiadas al gigante dormido, el subconsciente. Que la verdadera resurrección tiene lugar cuando el ego humano o subconsciente se disuelve.

Sintetizaremos esto que puede ser muy largamente comentado y analizado, pero que ustedes gentiles lectores comprenden que el espacio aquí es como el tiempo en la radio o televisión, que tiene sus límites. ¡Cuidado! debemos ser muy cautelosos al contactarnos con el subconsciente porque en efecto es un gigante con grandes y poderes incomprensibles porque tiene una muy estrecha cercanía con Pimánder o gran dragón de fuego que tiene su origen en el eterno femenino y que sólo muy pocos han soportado y sobrevivido verle cara a cara, entre ellos Jesús y algunos grandes iniciados como él.

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