/ domingo 7 de abril de 2019

¡Cristo vive y te quiere vivo!

En la Exhortación Apostólica Christus Vivit, Cristo vive, el papa Francisco se dirige a toda la Iglesia, pero en especial a los jóvenes del mundo. “Cristo vive. Él es nuestra esperanza y la juventud más hermosa de este mundo. Todo lo que toca se hace joven, se hace nuevo, se llena de vida… ¡Él vive y te quiere vivo!”.

El Papa hace un breve recuento del camino seguido para llegar a este documento: “Me he dejado inspirar por la riqueza de las reflexiones y diálogos, mi palabra estará cargada de miles de voces de creyentes de todo el mundo que hicieron llegar sus opiniones al Sínodo. Aun los jóvenes no creyentes, que quisieron participar con sus reflexiones, han propuesto cuestiones que me plantearon nuevas preguntas”.

La exhortación apostólica Cristo Vive está compuesta de nueve capítulos. En el primero alude a las Sagradas Escrituras y responde a la pregunta ¿Qué dice la palabra de Dios sobre los jóvenes? Su respuesta recorre el Antiguo Testamento y recuerda figuras como Gedeón, Samuel, el rey David, Jeremías, Rut. Sin embargo, cita el Nuevo Testamento para plantear: “El que es mayor entre vosotros, se hace como el más joven” (Lucas 22,26). Para él, la edad no establecía privilegios, y que alguien fuera más joven no significaba que valiera menos”.

El santo padre prosigue y propone contemplar a “Jesucristo siempre joven”. “Nos hace falta crear más espacios donde resuene la voz de los jóvenes”. “A través de la santidad de los jóvenes la Iglesia puede renovar su ardor espiritual y su vigor apostólico”. El papa llama a los jóvenes y les dice: “Ustedes son el ahora de Dios” “cuando la Iglesia abandona esquemas rígidos y se abre a la escucha disponible y atenta de los jóvenes, la iglesia se enriquece y crece.

También el papa expresa a los jóvenes su opinión sobre el tema de los abusos: “quiero expresar con cariño y reconocimiento mi gratitud hacia quienes han tenido la valentía de denunciar el mal sufrido: ayudan a la Iglesia a tomar conciencia de lo sucedido y de la necesidad de reaccionar con decisión”.

El Santo Padre insiste en el documento, en la necesidad de que toda persona, pero en especial los jóvenes asimilen tres importantes verdades de la vida creyente: La primera es: “Dios te ama. Nunca lo dudes, más allá de lo que te suceda en la vida. En cualquier circunstancia, eres infinitamente amado”.

La segunda verdad es que “Cristo, por amor, se entregó hasta el final para salvarte”.

Nunca olvides que “Él perdona setenta veces siete”. La tercera verdad consiste en que “Mataron al santo, al justo, al inocente, pero Él venció. El mal no tiene la última palabra. En tu vida el mal tampoco tendrá la última palabra, porque tu amigo que te ama quiere triunfar en ti. Tu salvador vive”.

“El Espíritu Santo te hace entrar cada vez más en el corazón de Cristo para que te llenes siempre más de su amor, de su luz y de su fuerza”.

¿Cómo se vive la juventud cuando nos dejamos iluminar y transformar por el gran anuncio del Evangelio? Para el Papa la juventud es un tiempo bendito para el joven y una bendición para la Iglesia y el mundo. Por esta razón les invita: “Remen mar adentro, salgan de ustedes mismos”.

“Queridos jóvenes, no acepten que usen su juventud para fomentar una vida superficial, que confunde la belleza con la apariencia. Mejor sepan descubrir que hay hermosura en el trabajador que vuelve a su casa sucio y desarreglado, pero con la alegría de haber ganado el pan de sus hijos. El Papa anima a encontrar nuevos caminos, creativos y audaces, donde la Iglesia, sea más flexible y “les ofrezcan, a los jóvenes, un lugar donde no sólo reciban una formación, sino que también les permitan compartir la vida, celebrar, cantar, escuchar testimonios reales y experimentar el encuentro comunitario con el Dios vivo”.

Finalmente, el Papa puntualiza sobre el tema de la vocación: “Lo fundamental es discernir y descubrir que lo que quiere Jesús de cada joven es ante todo su amistad”. En esa amistad, afirma, “Somos llamados por el Señor a participar en su obra creadora, prestando nuestro aporte al bien común a partir de las capacidades que recibimos”. La vocación, por tanto, “es un camino que orientará muchos esfuerzos y muchas acciones en una dirección de servicio.

El Papa parte del hecho que “sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del momento”. Por eso, considera: “Formar la conciencia es camino de toda una vida, en el que se aprende a nutrir los sentimientos propios de Jesucristo, asumiendo los criterios de sus decisiones y las intenciones de su manera de obrar”.

El Papa termina con un deseo: “Queridos jóvenes, seré feliz viéndolos correr más rápido que los lentos y temerosos. Corran, «atraídos por ese rostro tan amado, que adoramos en la sagrada Eucaristía y reconocemos en la carne del hermano sufriente. El Espíritu Santo los empuje en esta carrera hacia adelante. La Iglesia necesita su entusiasmo, sus intuiciones, su fe. ¡Nos hacen falta! Y cuando lleguen donde nosotros todavía no hemos llegado, tengan paciencia para esperarnos».

En la Exhortación Apostólica Christus Vivit, Cristo vive, el papa Francisco se dirige a toda la Iglesia, pero en especial a los jóvenes del mundo. “Cristo vive. Él es nuestra esperanza y la juventud más hermosa de este mundo. Todo lo que toca se hace joven, se hace nuevo, se llena de vida… ¡Él vive y te quiere vivo!”.

El Papa hace un breve recuento del camino seguido para llegar a este documento: “Me he dejado inspirar por la riqueza de las reflexiones y diálogos, mi palabra estará cargada de miles de voces de creyentes de todo el mundo que hicieron llegar sus opiniones al Sínodo. Aun los jóvenes no creyentes, que quisieron participar con sus reflexiones, han propuesto cuestiones que me plantearon nuevas preguntas”.

La exhortación apostólica Cristo Vive está compuesta de nueve capítulos. En el primero alude a las Sagradas Escrituras y responde a la pregunta ¿Qué dice la palabra de Dios sobre los jóvenes? Su respuesta recorre el Antiguo Testamento y recuerda figuras como Gedeón, Samuel, el rey David, Jeremías, Rut. Sin embargo, cita el Nuevo Testamento para plantear: “El que es mayor entre vosotros, se hace como el más joven” (Lucas 22,26). Para él, la edad no establecía privilegios, y que alguien fuera más joven no significaba que valiera menos”.

El santo padre prosigue y propone contemplar a “Jesucristo siempre joven”. “Nos hace falta crear más espacios donde resuene la voz de los jóvenes”. “A través de la santidad de los jóvenes la Iglesia puede renovar su ardor espiritual y su vigor apostólico”. El papa llama a los jóvenes y les dice: “Ustedes son el ahora de Dios” “cuando la Iglesia abandona esquemas rígidos y se abre a la escucha disponible y atenta de los jóvenes, la iglesia se enriquece y crece.

También el papa expresa a los jóvenes su opinión sobre el tema de los abusos: “quiero expresar con cariño y reconocimiento mi gratitud hacia quienes han tenido la valentía de denunciar el mal sufrido: ayudan a la Iglesia a tomar conciencia de lo sucedido y de la necesidad de reaccionar con decisión”.

El Santo Padre insiste en el documento, en la necesidad de que toda persona, pero en especial los jóvenes asimilen tres importantes verdades de la vida creyente: La primera es: “Dios te ama. Nunca lo dudes, más allá de lo que te suceda en la vida. En cualquier circunstancia, eres infinitamente amado”.

La segunda verdad es que “Cristo, por amor, se entregó hasta el final para salvarte”.

Nunca olvides que “Él perdona setenta veces siete”. La tercera verdad consiste en que “Mataron al santo, al justo, al inocente, pero Él venció. El mal no tiene la última palabra. En tu vida el mal tampoco tendrá la última palabra, porque tu amigo que te ama quiere triunfar en ti. Tu salvador vive”.

“El Espíritu Santo te hace entrar cada vez más en el corazón de Cristo para que te llenes siempre más de su amor, de su luz y de su fuerza”.

¿Cómo se vive la juventud cuando nos dejamos iluminar y transformar por el gran anuncio del Evangelio? Para el Papa la juventud es un tiempo bendito para el joven y una bendición para la Iglesia y el mundo. Por esta razón les invita: “Remen mar adentro, salgan de ustedes mismos”.

“Queridos jóvenes, no acepten que usen su juventud para fomentar una vida superficial, que confunde la belleza con la apariencia. Mejor sepan descubrir que hay hermosura en el trabajador que vuelve a su casa sucio y desarreglado, pero con la alegría de haber ganado el pan de sus hijos. El Papa anima a encontrar nuevos caminos, creativos y audaces, donde la Iglesia, sea más flexible y “les ofrezcan, a los jóvenes, un lugar donde no sólo reciban una formación, sino que también les permitan compartir la vida, celebrar, cantar, escuchar testimonios reales y experimentar el encuentro comunitario con el Dios vivo”.

Finalmente, el Papa puntualiza sobre el tema de la vocación: “Lo fundamental es discernir y descubrir que lo que quiere Jesús de cada joven es ante todo su amistad”. En esa amistad, afirma, “Somos llamados por el Señor a participar en su obra creadora, prestando nuestro aporte al bien común a partir de las capacidades que recibimos”. La vocación, por tanto, “es un camino que orientará muchos esfuerzos y muchas acciones en una dirección de servicio.

El Papa parte del hecho que “sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del momento”. Por eso, considera: “Formar la conciencia es camino de toda una vida, en el que se aprende a nutrir los sentimientos propios de Jesucristo, asumiendo los criterios de sus decisiones y las intenciones de su manera de obrar”.

El Papa termina con un deseo: “Queridos jóvenes, seré feliz viéndolos correr más rápido que los lentos y temerosos. Corran, «atraídos por ese rostro tan amado, que adoramos en la sagrada Eucaristía y reconocemos en la carne del hermano sufriente. El Espíritu Santo los empuje en esta carrera hacia adelante. La Iglesia necesita su entusiasmo, sus intuiciones, su fe. ¡Nos hacen falta! Y cuando lleguen donde nosotros todavía no hemos llegado, tengan paciencia para esperarnos».