/ martes 13 de febrero de 2024

El paradigma Bukele

La teoría contractualista dice que el Estado surge de un pacto social en el que los hombres renuncian a su libertad natural a cambio de la protección de un ente superior conformado por las voluntades de todos ellos. Ese ente es el Estado.

Así, los hombres renunciaron a lo más valioso que tienen –su libertad- a cambio de disfrutar de seguridad, satisfactor que corren a cargo del Estado, instancia que dispone en exclusiva del uso legítimo de la fuerza para lograrlo.

Con el tiempo, el hombre comienza una lucha por recuperar su libertad; vienen entonces revoluciones armadas y de ideas que buscan el reconocimiento de derechos adjetivados como inalienables y progresivos. Se piensa que a mayor libertad mayor estabilidad social.

Pero las cosas han sido distintas, hoy se tiene un extenso catálogo de Derechos Humanos pero no hay seguridad ni paz, así que habría que preguntar: dadas las condiciones ¿Qué prefieren las personas?

En El salvador, por lo pronto, eligieron la seguridad; el pasado domingo 4 de febrero, el 82.66% de los salvadoreños (2.7 millones de 3.2 que votaron) decidieron convalidar en las urnas el proyecto de Estado de excepción de Nayib Bukele.

Y es que en El Salvador, según una encuesta realizada en 2019, el 70.4% de los encuestados afirmó que la delincuencia era el gran problema, y como no, si en 2015 la tasa de homicidios era de 106.3 por cada 100 mil habitantes, cifra que lo colocaba como el país más violento del mundo.

Con Bukele en la presidencia se implantó un Estado de excepción, lo que para muchos organismos locales e internacionales representa una transgresión alarmante a los Derechos Humanos; dicen que hay detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas, incluso que se ha pactado con las pandillas.

Sin embargo, en 2022, la tasa de homicidios se ubica en 2.4 por cada 100 mil habitantes y El Salvador es el país más seguro de América Latina.

¿Usted que prefiere?

Con el tiempo, el hombre comienza una lucha por recuperar su libertad; vienen entonces revoluciones armadas y de ideas que buscan el reconocimiento de derechos adjetivados como inalienables y progresivos

La teoría contractualista dice que el Estado surge de un pacto social en el que los hombres renuncian a su libertad natural a cambio de la protección de un ente superior conformado por las voluntades de todos ellos. Ese ente es el Estado.

Así, los hombres renunciaron a lo más valioso que tienen –su libertad- a cambio de disfrutar de seguridad, satisfactor que corren a cargo del Estado, instancia que dispone en exclusiva del uso legítimo de la fuerza para lograrlo.

Con el tiempo, el hombre comienza una lucha por recuperar su libertad; vienen entonces revoluciones armadas y de ideas que buscan el reconocimiento de derechos adjetivados como inalienables y progresivos. Se piensa que a mayor libertad mayor estabilidad social.

Pero las cosas han sido distintas, hoy se tiene un extenso catálogo de Derechos Humanos pero no hay seguridad ni paz, así que habría que preguntar: dadas las condiciones ¿Qué prefieren las personas?

En El salvador, por lo pronto, eligieron la seguridad; el pasado domingo 4 de febrero, el 82.66% de los salvadoreños (2.7 millones de 3.2 que votaron) decidieron convalidar en las urnas el proyecto de Estado de excepción de Nayib Bukele.

Y es que en El Salvador, según una encuesta realizada en 2019, el 70.4% de los encuestados afirmó que la delincuencia era el gran problema, y como no, si en 2015 la tasa de homicidios era de 106.3 por cada 100 mil habitantes, cifra que lo colocaba como el país más violento del mundo.

Con Bukele en la presidencia se implantó un Estado de excepción, lo que para muchos organismos locales e internacionales representa una transgresión alarmante a los Derechos Humanos; dicen que hay detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas, incluso que se ha pactado con las pandillas.

Sin embargo, en 2022, la tasa de homicidios se ubica en 2.4 por cada 100 mil habitantes y El Salvador es el país más seguro de América Latina.

¿Usted que prefiere?

Con el tiempo, el hombre comienza una lucha por recuperar su libertad; vienen entonces revoluciones armadas y de ideas que buscan el reconocimiento de derechos adjetivados como inalienables y progresivos