/ lunes 14 de diciembre de 2020

Idea para el discurso del Prian

Compañeras y compañeros: En el PRIAN no tenemos duda en cuanto al papel histórico, que a nuestro amasiato le corresponde jugar en estos tiempos.

Regresar a como dé lugar a Palacio Legislativo, cuya sede nos enseñó a planchar en lo oscurito todas las leyes que a nuestros intereses favorecían.

Por eso, ahora que nos encontramos preocupados por la corrupción y la rapiña en proceso de veda, hemos decidido desprender el último alfiler donde pendía el único punto que nos separaba y que una vez borrado, decidimos llenarnos de franco cinismo y exclamar a los cuatro vientos: “Sí somos los mismos y qué”, porque no es delito y el deleite está por llegar.

Y si la exclamación de identidad que hoy nos mete en el mismo saco, tuviera alguna hendidura invisible que la debilitara, de inmediato saldría al quite la que guardamos de emergencia: “Sí somos iguales” aunque les pese a aquellos puritanos del PAN, que presumían y se solazaban en la diferencia.

No nacimos, pero nos hicimos almas gemelas, desde que el Fobaproa nos unió y ahora contagiados por la emoción de refrendar nuestros votos, caminamos de la mano en busca del apoyo popular, que nos permita recuperar el poder y los privilegios que tanto necesitamos para seguir siendo felices.

La lealtad de pareja nos ha hecho romper mitos ideológicos y como dijera Ortega y Gasset, que para tener éxito en política basta “hacer y declarar lo que es”. Lo que los prianistas cumplimos fielmente cuando defendimos a capa y espada a nuestra oveja, que ascendió a la Presidencia mediante escandaloso fraude electoral, el cual se legitimó gracias a los buenos oficios de complicidad, entre la falsedad y la hipocresía de aquellos que fingíamos competir, pero que ya desde entonces éramos los mismos.

Nos halaga informarles que nuestro concubinato siempre ha sido un buen negocio, porque en el reparto de las buscas, siempre hemos ido a michas y ahí están los recuerdos de los excedentes petroleros, donde los prianistas fuimos los mamíferos más feroces y los más glotones de la deuda externa, porque nuestros estómagos digirieron todo sin desperdiciar nada, ya que ningún inodoro dio señales de expulsión.

No es ningún secreto que cuando firmamos el “Pacto por México”, ambos nos dimos trato de príncipes y al compartir sábanas de seda, bajo las almohadas había finas billeteras, que nos sedujeron a firmar las reformas estructurales, donde Anaya fue el consorte más agraciado, lo que lo inspiró a abonar la madurez del Prian y a pronosticar el paraíso que las reformas nos prometían.

Ahora que los buenos y los malos somos uno solo, no dejaremos de lado la propuesta de elevar la deuda externa y pasar dinero fresco a los empresarios, así como negociar y cancelar el monto de impuestos que deben. Nuestros seguidores no se verán ensombrecidos por la duda y el desconcierto: Saben que el Prian roba, pero deja robar. Saben que somos corruptos pero confiables.

El Prian en estos momentos hemos demostrado con creces, nuestra falta de compromiso con un país gobernado por el enemigo, a quien le heredamos los despojos de instituciones corrompidas hasta la médula. Un crimen bien organizado, del que da cuenta el terror de sus cárteles y una deuda inmanejable, donde los intereses minan terriblemente el presupuesto. Pero ahora sí, ¡por Diosito les juramos que salvaremos al país!

Es indispensable subrayar que para regresar al Congreso para hacer contrapeso, necesitamos carro completo. De ahí la urgencia de que los gobernadores nos ayuden a orquestar el fraude, ya que nosotros hemos sido sus artífices y hemos contribuido orgullosamente a que se caigan los sistemas y que nuestros presidentes entren por la puerta trasera.

En síntesis, el desastre que generamos durante 80 años lo compondremos en uno, porque el cinismo y la desvergüenza unidos, sin la teta hemos aprendido hacerlo. Así que sobre aviso no hay engaño. Quienes nos conocen y nos compren, sin sonrojarnos, ya saben lo que hacemos y dónde vivimos.