/ jueves 27 de abril de 2023

María Estuardo

Muy pocas reinas han vivido la tragedia como María Estuardo, de Escocia, que murió decapitada en 1587 por órdenes de su prima Isabel I de Inglaterra, como una muestra de que las relaciones familiares siempre pueden ser violentas y problemáticas, más aún con el aderezo del poder.

Reina de Escocia, hija de Jacobo V y de María de Lorena, nacida en Linlithgow el 7 de diciembre de 1542 y fallecida en Fotheringay en 1587. Reconocida reina bajo la tutela de su madre (apenas contaba con siete días), fue a Francia a casarse con el Delfín, después Francisco II, el cual murió a los dieciocho meses de matrimonio, y volvió a Escocia, en el momento en que triunfaba la revuelta presbiteriana, y donde su adhesión al catolicismo sublevó al pueblo contra ella.

Se casó en 1565 con su primo Darnley, al que no pudo amar mucho tiempo, porque fue asesinado poco después y se acusó de su muerte a María, que no temió dar pábulo a estas sospechas. uniéndose en matrimonio a los tres meses con Bothwell, designado unánimemente como jefe de la trama. Los escoceses se rebelaron y María pudo escaparse del castillo de Lochleven, donde estaba presa, refugiándose en Inglaterra y confiando en hallar protección de la reina Isabel I, quien la tuvo presa dieciocho años.

Se ignora si María tomó parte en las repetidas conspiraciones dirigidas por los católicos contra la reina de Inglaterra, pero no se puede creer que permaneciese ajena a proyectos que debían devolverle la libertad.

Tuvo en su matrimonio con Darnley un hijo que fue rey de Escocia con el nombre de Jacobo VI y de Inglaterra con el de Jacobo I, posibilitando así la unión en un sólo gobierno de las islas británicas. Quedan de ella Poesías y Cartas.

Tres veces viuda (uno de sus maridos fue su primo-hermano), heredó el trono escocés a la muerte de su padre; ella tenía seis días de nacida. En 1567 la forzaron a abdicar en favor de su hijo de un año de edad. Siendo católico su pleito con la prima inglesa y protestante, escaló el tono, pues María reclamaba el trono inglés para ella. Así su prima le recluyó en diversos castillos durante 18 años hasta que ordenó su muerte.

Stefan Zweig, escritor prolífico, cuyas biografías son célebres, también hizo mención de María Estuardo. Escribió que para ser reina y para seguir siendo reina, ya no le estaría permitido seguir siendo del todo veraz porque una persona que se ha comprometido con la política ya no se pertenece a sí misma, debido a que ha de obedecer a leyes distintas de las sagradas de su naturaleza. Así, en

la política y en la vida, las medianías e insinceridades siempre causan más daños que las decisiones enérgicas y claras

A las pasiones, como a las enfermedades, no se las puede acusar ni disculpar: sólo es posible describirlas, con ese asombro siempre renovado con el que se mezcla un leve espanto ante la fuerza primitiva de los elementos, que a veces explota como una tormenta en la naturaleza y a veces en una persona

Durante años y años, la ira y la amargura se han ido acumulando en esta mujer atormentada y humillada, durante años y años ha esperado y negociado y pactado y conspirado, y buscado vías de mediación. Ahora, la medida se ha colmado. Como una llama, el odio reprimido se lanza al fin contra su atormentadora, contra la usurpadora, la carcelera. Por otro lado, la injusticia siempre engendra inquietud, siempre lo ideado con astucia está mal hecho.

Y siempre es un espectáculo conmovedor ver a una persona luchando con su conciencia. Así, es mejor una muerte que humille a su adversaria ante la historia que una suavidad hipócrita que corone a su enemiga con el aura de la generosidad.

Muy pocas reinas han vivido la tragedia como María Estuardo, de Escocia, que murió decapitada en 1587 por órdenes de su prima Isabel I de Inglaterra, como una muestra de que las relaciones familiares siempre pueden ser violentas y problemáticas, más aún con el aderezo del poder.

Reina de Escocia, hija de Jacobo V y de María de Lorena, nacida en Linlithgow el 7 de diciembre de 1542 y fallecida en Fotheringay en 1587. Reconocida reina bajo la tutela de su madre (apenas contaba con siete días), fue a Francia a casarse con el Delfín, después Francisco II, el cual murió a los dieciocho meses de matrimonio, y volvió a Escocia, en el momento en que triunfaba la revuelta presbiteriana, y donde su adhesión al catolicismo sublevó al pueblo contra ella.

Se casó en 1565 con su primo Darnley, al que no pudo amar mucho tiempo, porque fue asesinado poco después y se acusó de su muerte a María, que no temió dar pábulo a estas sospechas. uniéndose en matrimonio a los tres meses con Bothwell, designado unánimemente como jefe de la trama. Los escoceses se rebelaron y María pudo escaparse del castillo de Lochleven, donde estaba presa, refugiándose en Inglaterra y confiando en hallar protección de la reina Isabel I, quien la tuvo presa dieciocho años.

Se ignora si María tomó parte en las repetidas conspiraciones dirigidas por los católicos contra la reina de Inglaterra, pero no se puede creer que permaneciese ajena a proyectos que debían devolverle la libertad.

Tuvo en su matrimonio con Darnley un hijo que fue rey de Escocia con el nombre de Jacobo VI y de Inglaterra con el de Jacobo I, posibilitando así la unión en un sólo gobierno de las islas británicas. Quedan de ella Poesías y Cartas.

Tres veces viuda (uno de sus maridos fue su primo-hermano), heredó el trono escocés a la muerte de su padre; ella tenía seis días de nacida. En 1567 la forzaron a abdicar en favor de su hijo de un año de edad. Siendo católico su pleito con la prima inglesa y protestante, escaló el tono, pues María reclamaba el trono inglés para ella. Así su prima le recluyó en diversos castillos durante 18 años hasta que ordenó su muerte.

Stefan Zweig, escritor prolífico, cuyas biografías son célebres, también hizo mención de María Estuardo. Escribió que para ser reina y para seguir siendo reina, ya no le estaría permitido seguir siendo del todo veraz porque una persona que se ha comprometido con la política ya no se pertenece a sí misma, debido a que ha de obedecer a leyes distintas de las sagradas de su naturaleza. Así, en

la política y en la vida, las medianías e insinceridades siempre causan más daños que las decisiones enérgicas y claras

A las pasiones, como a las enfermedades, no se las puede acusar ni disculpar: sólo es posible describirlas, con ese asombro siempre renovado con el que se mezcla un leve espanto ante la fuerza primitiva de los elementos, que a veces explota como una tormenta en la naturaleza y a veces en una persona

Durante años y años, la ira y la amargura se han ido acumulando en esta mujer atormentada y humillada, durante años y años ha esperado y negociado y pactado y conspirado, y buscado vías de mediación. Ahora, la medida se ha colmado. Como una llama, el odio reprimido se lanza al fin contra su atormentadora, contra la usurpadora, la carcelera. Por otro lado, la injusticia siempre engendra inquietud, siempre lo ideado con astucia está mal hecho.

Y siempre es un espectáculo conmovedor ver a una persona luchando con su conciencia. Así, es mejor una muerte que humille a su adversaria ante la historia que una suavidad hipócrita que corone a su enemiga con el aura de la generosidad.