Según datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública, correspondientes al tercer trimestre del 2018, julio a septiembre, publicados el 17 de octubre por el INEGI, la percepción de inseguridad pública entre personas mayores de 18 años bajó en el país a lo largo de los últimos doce meses del 76%, en el tercer trimestre del 2017, al 74.9% en igual trimestre del 2018.
Según el INEGI “la percepción de inseguridad siguió siendo mayor en el caso de las mujeres con 79.7%, mientras que en hombres fue de 69.2 por ciento”.
El INEGI agrega que: “En septiembre de 2018 las ciudades con mayor porcentaje de personas de 18 años y más, que consideraron que vivir en su ciudad es inseguro fueron: Ecatepec de Morelos, Villahermosa, Reynosa, Cancún, Fresnillo y Tapachula, con 96.3, 94.5, 94.3, 92.8, 90.8 y 90.4%, respectivamente”.
Las ciudades donde la percepción de inseguridad resultó menor, según la encuesta del INEGI fueron: “San Pedro Garza García, San Nicolás de los Garza, Mérida, Saltillo, Durango y Puerto Vallarta, con 21.6, 34.2, 38.1, 39.1, 40 y 41.4%, respectivamente”.
La ciudad de Durango bajó en 10% su percepción de inseguridad pública, durante los últimos doce meses, al pasar del 44.2% en el tercer trimestre del 2017, a sólo 40% en el pasado tercer trimestre de este 2018. Sin embargo, en la otra parte importante del Estado de Durango, conformada por la población que habita en las ciudades de Lerdo y Gómez Palacio, como parte de la unidad estadística de La Laguna, suben en igual periodo de 12 meses su percepción de inseguridad en casi 12%, al pasar del 49.1% al 54.9%.
En este tercer trimestre del 2018 la ciudad de Durango es la quinta del país con menor percepción de inseguridad. Al iniciar la actual administración estatal y la municipal, con datos del tercer trimestre del 2016, la ciudad de Durango era la cuarta con menor percepción de inseguridad en el país, aunque su índice era del 42% ligeramente superior al 40% de percepción de inseguridad logrado en este pasado trimestre del 2018.
Veamos a continuación qué sucedió durante los últimos tres meses, julio, agosto y septiembre del 2018, aún bajo el influjo de las campañas electorales.
Luego de desmejorar notablemente a lo largo de los dos años iniciales de las actuales administraciones estatal y municipal, la ciudad de Durango registra finalmente una notable mejoría -del 25%- en su percepción de inseguridad durante el tercer trimestre, pues baja de una percepción del 53.3% en el segundo trimestre del 2018 y del lugar 10 nacional, a una percepción de inseguridad de sólo 40% en el tercer trimestre de este mismo 2018, que la lleva al quinto lugar de menor percepción de inseguridad en todo México. Luego de dos años, y en el influjo del proceso electoral, de julio a septiembre de este año, en sólo un trimestre, finalmente se regresa a los niveles de percepción de inseguridad bajos que la ciudadanía de la ciudad de Durango tenía al iniciar las administraciones.
Algo similar ocurre con las ciudades de Lerdo y Gómez Palacio en la unidad estadística de La Laguna. Al iniciar las administraciones estatales y municipales, La Laguna tenía una percepción de inseguridad de 51.7% y ocupaba el séptimo lugar nacional más bajo del país, según datos del tercer trimestre del 2016.
Luego de desmejorar hasta un índice de percepción de inseguridad del 57.2%, con el lugar 14 de menor a mayor percepción en el país, en el segundo trimestre de este mismo 2018, finalmente también en el trimestre electoral de julio a septiembre de este mismo año, baja a un índice del 54.9% y sube al lugar 12, mejorando su posición y acercándose a los más bajos índices del país.
La percepción de inseguridad en las ciudades de nuestro estado no es mala, en el contexto nacional, pero habíamos desmejorado a lo largo de los dos años iniciales de las actuales administraciones estatales y municipales.
Bien por lograr reducir la percepción de inseguridad entre los habitantes de nuestras principales ciudades. Lo que se ha logrado durante el pasado trimestre.
Confiamos en que así haya ocurrido como resultado de acciones y estrategias, acompañadas con una voluntad real por mejorar y sostener los niveles de seguridad pública en los municipios del estado, y que no haya sido un espasmo de buena gobernanza producto de necesidades electorales y, sobre todo, no haya sido -el espasmo de buena gobernanza- producto efímero del impacto del resultado electoral.
