En mi relato imaginario, sustentado por el precedente bíblico de Balaam y la caricatura del ogro del panatano fue el mismo burrito sobre el que montó triunfalmente nuestro Señor quien inspiró al cantautor ecuatoriano Julio Jaramillo a componer el famoso vals andino cuyo estribillo extracto:
“Yo vi llorar a Dios y al preguntar por qué lloraba. Me contestó el Señor que por nosotros se apenaba. Porque ya no seguimos sus santos mandamientos
Y nuestros pensamientos se alejan de su amor...Porque si le queremos y le necesitamos. ¿Por qué no terminamos de hacer llorar a Dios?“
”Al acercarse a Jerusalén, Jesús vio la ciudad delante de él y comenzó a llorar, diciendo: «¡Cómo quisiera que hoy tú, entre todos los pueblos, entendieras el camino de la paz! Pero ahora es demasiado tarde, y la paz está oculta a tus ojos. . . porque no reconociste cuando Dios te visitó».“
Lucas 19:41-44 NTV
Si el burrito entrara hoy por Reforma o Insurgentes sentiría las lágrimas de Jesús sobre sus lomos. El maestro sigue llorando por nuestro querido México, porque después de cinco siglos no hemos entendido “el camino de nuestra paz”; desde la cruel espada de los conquistadores hasta los “abrazos y no balazos” de nuestros actuales gobernantes, el burrito sigue diciendo “Yo vi llorar a Dios”.