/ jueves 13 de agosto de 2020

Columna liberal


La grandeza y gloria del Instituto Juárez hoy UJED, obra de su comunidad


Existen muchas páginas gloriosas del Instituto Juárez que se han escrito en el trascurso desde su creación hasta los tiempos presentes, así que sería largo enumerar tantos hechos de esa casa de estudios que en esta ocasión sólo les platicaremos de un caso muy especial y que mucho dignifica a los protagonistas de ese episodio.

Resulta que corría el mes de diciembre de 1913 cuando el gobernador del estado, Pastor Rouaix, emitió un decreto en el que considerando la falta de recursos económicos y la necesidad de reformar la ley de instrucción de sus planteles, los mandataba clausurar.

Con esa misma fecha fue notificado el director del Instituto, Eduardo G. Cadaval, quien de inmediato convocó a junta de catedráticos que se verificó en ese mismo día y en una sesión muy memorable y que nos enorgullece a todos nosotros los juaristas y mucho los honra y enaltece a ellos, tomaron la decisión de seguir impartiendo sus cátedras sin cobrar sueldo a fin de no cerrarse la institución, lo cual lo llevaron a cabo durante todo un año sin que se interrumpieran las clases; sólo dos maestros se negaron a dar clases gratuitamente, Isaac Ocheterena y Jesús J. Villarreal, ofreciéndose el doctor Lemus y el director Cadaval para substituirlos.

Cuenta el licenciado J. Ignacio Gallegos en sus trabajos de historia de esta institución que el Ing. Pastor Rouaix le explicó a él, que como en aquellos tiempos en que recién se había dado la toma de Durango por los revolucionarios muchos maestros de la institución se negaron a seguir impartiendo sus materias y que otros tantos se fueron del estado con la esperanza de que las fuerzas huertistas volvieran a recuperar esta plaza.

Lo que sí quedó muy claro con la postura del gobernador respecto a la pretensión de cerrar el Instituto Juárez fue muy obvia la apreciación de muchas personas de que efectivamente no había recursos económicos y porque había sido informado Pastor Rouaix de que esa institución era un nido de reaccionarios.

En esto último hay mucho de cierto, ya que razones sobran para afirmar que inclusive en el pasado reciente de la UJED, tanto en lo académico, administrativo e inclusive estudiantil, campeó en mucha proporción el espíritu conservador por las instalaciones de nuestra máxima casa de estudios. Muy santos, muy mochos, pero también, ah qué buenos para la transa y la corrupción.

Por lo que a nosotros toca tuvimos la oportunidad de constatar en las nóminas del Instituto Juárez de que allá por los años cincuentas aparecían los nombres y sueldos de los maestros con 30 y hasta sesenta pesos quincenales, es decir eran percepciones meramente simbólicas y aún así la mayor parte de los catedráticos no los cobraban y dejaban su sueldo a favor de la institución.

Hechos gloriosos sobran con respecto al Instituto Juárez hoy UJED, especialmente por lo que toca a sus maestros con espíritu de servicio, porque con el fruto de su ejercicio profesional les bastaba y sobraba para subsistir, sin embargo acudían con mucha entereza, disposición y entrega como Roberto Bravo Morán, Remo Hernández, Joaquín Soria Hernández, Vicente Guerrero Iturbe, Julián Bermúdez Monterde, Hernández Medrano, Carlos Galindo Martínez, Héctor García, María Zatarain, Abel Hernández, Ing. Murga, Jesús Soria y tantos y tantos otros que el espacio nos es insuficiente. Pero tendremos ocasión en breve de seguir con estos nostálgicos relatos.

En otro tema, no podríamos dejar pasar desapercibida la fecha para conmemorar los orígenes de los pueblos indígenas, ya que esa sangre que corre por nuestras venas es el plasma que sirvió de base para conformar lo que es el pueblo de México y por más que nos resistamos, otro porcentaje lo aportaron los genes de europeos, mayoritariamente de españoles.

Nosotros sentimos que nos prodigaron su legado iberos masones como García Lorca, Cervantes Saavedra, Fco. Javier Mina y su grupo de liberales de buena cepa que vinieron a México a sumarse a la lucha de independencia, etc.

Aunque usted amigo lector no nos lo crea, tenemos muy buenos amigos que son Caballeros de Colón, inclusive curas católicos y uno de ellos en plática con él sostenida nos decía que Satán puede hacer presencia aún en los mismos templos católicos, a lo cual estuvimos de acuerdo tomando en cuenta también lo que en una de sus obras plasma el gnóstico, alquimista, Rosa Cruz y masón Samael Aun Weor con respecto a Belial, uno de los ángeles caídos, demonios, Elohim, dioses o extraterrestres que llegaron a la tierra, quien no tenía templos ni le ofrecían sacrificios en ningún altar y sin embargo nadie está con más frecuencia en los templos y altares como él.

Belial, junto con otro demonio y cuales viles vampiros se hacen presentes cuando el sacerdote está impartiendo la bendición y los fieles en éxtasis espiritual abren su corazón emitiendo sus personales vibraciones llenas de fe, las cuales roban y absorben estos espíritus bribones.

Cuando el sacerdote se vuelve ateo como los hijos de Elí, que desgraciadamente llenaron de prostitución y de violencia la casa del Señor, (Marcial Maciel), se convirtieron de hecho en esclavos de Belial.

Recordemos que la Swástika es un signo alquímico, cosmogónico y antrogónico bajo siete distintas claves de interpretación, símbolo viviente de la electricidad trascendente, el Alfa y Omega de la fuerza sexual o novena esfera donde se trabaja en la fragua ardiente de Vulcano, lugar donde se baja para luego ascender al tercer día.

Los ángeles o dioses que llegaron a la tierra, en su lujuria que les despertara la belleza de los humanos, cayeron, no bajaron al sostener relaciones sexuales con las hijas de los hombres y procrearon hijos con ellas y por eso fueron arrojados al fondo del precipicio. Existen varios tipos de logias, hay en la masonería logias simbólicas, también existen las logias Rosa Cruz, logias mágicas o esotéricas, místicas como en el Vaticano, la Gran Logia Blanca, logias tántricas, etc.

En estas últimas es donde se trabaja preponderantemente en la Novena Esfera, en la Fragua de Vulcano o sea el sexo yoga, donde la swástika es el molinete eléctrico de los físicos, es la cruz en movimiento, el sexo en plena actividad, trasmutación sexual en acción; en el cruce de sus dos vástagos eternos, (masculino y femenino), se encuentra la clave de todo poder y en ella se esconde sellado el erotismo misterioso que conduce a la iluminación a donde llegan sólo los altos iniciados.

Por eso, escrito está que quien quiera subir, primero tiene qué bajar ya que la luz sale de las tinieblas y el cosmos brota del caos, o si ustedes lo prefieren como está escrito en el mensaje de la cruz cristiana donde se plasma INRI, que se traduce así: “En el fuego está la regeneración de la materia”. Pero como este tema es muy importante, en nuestra próxima entrega lo continuamos.

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