/ jueves 23 de febrero de 2023

Fox versus Ricardo Monreal

Vamos a decir que fue al término de su mandato, a falta de una fecha precisa, cuando la vergüenza de Guanajuato Vizonte (sic) Fox Quezada tuvo la errante y peregrina idea de que le hicieran un libro (imposible creer que sea de su autoría, no tiene caletre para tanto). Sobra decir que no lo costeó su rancho, abusivamente el mentecato se lo enjaretóal Fondo de Cultura Económica, editorial del Gobierno de México como empresa descentralizada, que soportó la ignominia de que su sello apareciera en el bodrio y mamarracho.

Cuando el buen Paco Ignacio Taibo con la cuarta transformación y muy a pesar de sus detractores, llegó a la presidencia de aquella casa editorial, encontró que el vómito de Fox no se había vendido, hasta los roedores de la bodega le hacían el feo ante el peligro de una intoxicación, y pasó a formar parte del rubro de pérdidas.

No obstante, Taibo en un gesto de generosidad y benevolencia para con el botudo no quemó ni tiró el parquín, tampoco lo regaló porque a los ojos de la auditoría superior no se puede regalar nada propiedad de la Nación. En cambio encontró una solución salomónica: vendería cada ejemplar, a fin de que pudiera salir, a la módica cantidad de ¡un peso!, pero ni así se pudo acomodar esa cosa. De ahí en adelante desconozco la historia, que digo, la tragedia del deshecho.

Pasemos ahora al siguiente capítulo y corresponde su turno a Ricardo Monreal Ávila. Por una gracia presidencial y por conducto de Morena, partido en el poder finge (SIC) como presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado. A estas alturas José Alfredo Jiménez; él sí, gloria y orgullo de Guanajuato le dedica estos versos a Monreal: “Nada te han enseñado los años/ siempre caes en los mismos errores/ otra vez a grillar con extraños/ y a llorar por los mismos horrores”.

Resulta que el man (esos mis colombianos), no ha hecho otra cosa que descoordinar el Senado con la intentona de hacerse del control de los señores senadores como medida de presión hacia AMLO, para que con calzador lo meta en el grupo de los elegidos y potenciales presidenciables, ante el desdén del habitante de palacio que como una consolación, soterradamente mencionó su nombre como suspirante a ocupar la silla que ahora tiene el tabasqueño.

El primer pecado capital cometido por Ricardo fue haber apoyado a candidatos del Partido Acción Nacional en varias de las alcaldías de la Ciudad de México. La más protagónica y por tanto descarada intervención fue en favor de Sandra Cuevas que se alzó con la victoria en la Cuauhtémoc, donde ha hecho un desastroso papel, siendo último ridículo prohibir a los míos, es decir a los viejitos, entrarle al baile en una de las plazas de esa municipalidad y este domingo desembocó en una reyerta donde hubo intercambio de golpes entrambos.

No se diga la valadronada que le dirigió a Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno y públicamente arengó a sus prosélitos para ir a partirle no sé qué, este delito en vías de hecho quedó registrado por las cámaras de reporteros, viandantes y mirones.

Ricardo, en su abalorio de desatinos fue encuerado en días pasados por un ilícito, que pudo pasar inadvertido pero alcanzó dimensiones que deben obligarlo a renunciar en aras del decoro y prestigio, no de él pero sí de la Cámara de Senadores. Resulta que al zacatecano también lo infectó la pandemia de políticos escritores y el último de sus libros, como el de Fox, quedó almacenado porque no fue posible venderlo y Ricardo ordenó al área correspondiente la compra de mil ejemplares de su panfleto al módico precio de dos millones de pesos, a razón de dos mil pesos cada uno, cual si se tratara de incunables o un relicario de la Santa Sede.

Mas lo peor vino después, cuando los senadores autorizantes negaron rotundamente haber autorizado la compra y sostienen que sus firmas fueron falsificadas.

En otra época ese detalle hubiera sido una pecata minuta, pero en estos tiempos de efervescencia política ha levantado la polvareda de un torbellino, ya que deja en claro la mezquindad de Monreal, que con la fortuna personal que tiene y que la chapaneca Laida Sansores en su “Martes del Jaguar” deslizó alguna vez y resulta impresionante.

Ninguna necesidad tiene de acudir a estos “bisnes, propios de los políticos pueblerinos y tranzas, más no de alguien que representa a uno de los poderes del país. Es más es reprochable a cualquier nivel desde el famoso Layin hasta, por ahora Genaro García Luna, mientras llegamos con quien fue su jefe.

Vamos a decir que fue al término de su mandato, a falta de una fecha precisa, cuando la vergüenza de Guanajuato Vizonte (sic) Fox Quezada tuvo la errante y peregrina idea de que le hicieran un libro (imposible creer que sea de su autoría, no tiene caletre para tanto). Sobra decir que no lo costeó su rancho, abusivamente el mentecato se lo enjaretóal Fondo de Cultura Económica, editorial del Gobierno de México como empresa descentralizada, que soportó la ignominia de que su sello apareciera en el bodrio y mamarracho.

Cuando el buen Paco Ignacio Taibo con la cuarta transformación y muy a pesar de sus detractores, llegó a la presidencia de aquella casa editorial, encontró que el vómito de Fox no se había vendido, hasta los roedores de la bodega le hacían el feo ante el peligro de una intoxicación, y pasó a formar parte del rubro de pérdidas.

No obstante, Taibo en un gesto de generosidad y benevolencia para con el botudo no quemó ni tiró el parquín, tampoco lo regaló porque a los ojos de la auditoría superior no se puede regalar nada propiedad de la Nación. En cambio encontró una solución salomónica: vendería cada ejemplar, a fin de que pudiera salir, a la módica cantidad de ¡un peso!, pero ni así se pudo acomodar esa cosa. De ahí en adelante desconozco la historia, que digo, la tragedia del deshecho.

Pasemos ahora al siguiente capítulo y corresponde su turno a Ricardo Monreal Ávila. Por una gracia presidencial y por conducto de Morena, partido en el poder finge (SIC) como presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado. A estas alturas José Alfredo Jiménez; él sí, gloria y orgullo de Guanajuato le dedica estos versos a Monreal: “Nada te han enseñado los años/ siempre caes en los mismos errores/ otra vez a grillar con extraños/ y a llorar por los mismos horrores”.

Resulta que el man (esos mis colombianos), no ha hecho otra cosa que descoordinar el Senado con la intentona de hacerse del control de los señores senadores como medida de presión hacia AMLO, para que con calzador lo meta en el grupo de los elegidos y potenciales presidenciables, ante el desdén del habitante de palacio que como una consolación, soterradamente mencionó su nombre como suspirante a ocupar la silla que ahora tiene el tabasqueño.

El primer pecado capital cometido por Ricardo fue haber apoyado a candidatos del Partido Acción Nacional en varias de las alcaldías de la Ciudad de México. La más protagónica y por tanto descarada intervención fue en favor de Sandra Cuevas que se alzó con la victoria en la Cuauhtémoc, donde ha hecho un desastroso papel, siendo último ridículo prohibir a los míos, es decir a los viejitos, entrarle al baile en una de las plazas de esa municipalidad y este domingo desembocó en una reyerta donde hubo intercambio de golpes entrambos.

No se diga la valadronada que le dirigió a Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno y públicamente arengó a sus prosélitos para ir a partirle no sé qué, este delito en vías de hecho quedó registrado por las cámaras de reporteros, viandantes y mirones.

Ricardo, en su abalorio de desatinos fue encuerado en días pasados por un ilícito, que pudo pasar inadvertido pero alcanzó dimensiones que deben obligarlo a renunciar en aras del decoro y prestigio, no de él pero sí de la Cámara de Senadores. Resulta que al zacatecano también lo infectó la pandemia de políticos escritores y el último de sus libros, como el de Fox, quedó almacenado porque no fue posible venderlo y Ricardo ordenó al área correspondiente la compra de mil ejemplares de su panfleto al módico precio de dos millones de pesos, a razón de dos mil pesos cada uno, cual si se tratara de incunables o un relicario de la Santa Sede.

Mas lo peor vino después, cuando los senadores autorizantes negaron rotundamente haber autorizado la compra y sostienen que sus firmas fueron falsificadas.

En otra época ese detalle hubiera sido una pecata minuta, pero en estos tiempos de efervescencia política ha levantado la polvareda de un torbellino, ya que deja en claro la mezquindad de Monreal, que con la fortuna personal que tiene y que la chapaneca Laida Sansores en su “Martes del Jaguar” deslizó alguna vez y resulta impresionante.

Ninguna necesidad tiene de acudir a estos “bisnes, propios de los políticos pueblerinos y tranzas, más no de alguien que representa a uno de los poderes del país. Es más es reprochable a cualquier nivel desde el famoso Layin hasta, por ahora Genaro García Luna, mientras llegamos con quien fue su jefe.