/ sábado 3 de julio de 2021

Los colores del arcoiris

Un amigo que vive en otras latitudes me envió asombrado una foto muy peculiar donde el arco iris se veía doble.

No era un montaje fotográfico, era lo que veían sus ojos, yo también lo había visto en un par de ocasiones aquí en Durango. Entonces me acordé de su origen y su significado: “. . . Cuando yo vea el arco iris en las nubes, me acordaré del pacto eterno entre Dios y toda criatura viviente sobre la tierra». (Gen 9:7-17 NTV)

El arco iris es un recordatorio de Dios para Dios mismo. Un recordatorio de que su voluntad de que la raza humana llene el planeta no ha cambiado desde el mismo Edén: “. . . vuelvan a poblar la tierra. . .” Nunca más las aguas de un diluvio matarán a todas las criaturas vivientes”. ¿No resulta contradictorio que el colectivo que intenta usurpar esta señal para abanderar su causa tenga una agenda reduccionista?

Un recordatorio de lo costosa que es la gracia, de que Dios no se hizo de la vista gorda con la maldad humana sino que entregó lo más preciado que tenía: a su propio Hijo para morir en una cruz por todos nosotros: “ . . . Les doy una señal de mi pacto con ustedes y con todas las criaturas vivientes, para todas las generaciones futuras”. ¿No resulta una afrenta utilizar un símbolo tan caro y costoso para justificar una filosofía de vida tan liviana y egoísta?

Dios ama a todas las personas incluyendo a aquellas que mal usan el pabellón cromático para justificar una vida de licencia y permisividad que sólo les esclaviza y deshumaniza y para esconder detrás de un supuesto orgullo una vida llena de vergüenza que Cristo ya cargó por todos nosotros. Más que nunca Durango necesita de los legisladores locales para que no dejen se promueva una ley que pisotea la gracia que pregonan los colores del arcoiris.

leonardolombar@gmail.com

Un amigo que vive en otras latitudes me envió asombrado una foto muy peculiar donde el arco iris se veía doble.

No era un montaje fotográfico, era lo que veían sus ojos, yo también lo había visto en un par de ocasiones aquí en Durango. Entonces me acordé de su origen y su significado: “. . . Cuando yo vea el arco iris en las nubes, me acordaré del pacto eterno entre Dios y toda criatura viviente sobre la tierra». (Gen 9:7-17 NTV)

El arco iris es un recordatorio de Dios para Dios mismo. Un recordatorio de que su voluntad de que la raza humana llene el planeta no ha cambiado desde el mismo Edén: “. . . vuelvan a poblar la tierra. . .” Nunca más las aguas de un diluvio matarán a todas las criaturas vivientes”. ¿No resulta contradictorio que el colectivo que intenta usurpar esta señal para abanderar su causa tenga una agenda reduccionista?

Un recordatorio de lo costosa que es la gracia, de que Dios no se hizo de la vista gorda con la maldad humana sino que entregó lo más preciado que tenía: a su propio Hijo para morir en una cruz por todos nosotros: “ . . . Les doy una señal de mi pacto con ustedes y con todas las criaturas vivientes, para todas las generaciones futuras”. ¿No resulta una afrenta utilizar un símbolo tan caro y costoso para justificar una filosofía de vida tan liviana y egoísta?

Dios ama a todas las personas incluyendo a aquellas que mal usan el pabellón cromático para justificar una vida de licencia y permisividad que sólo les esclaviza y deshumaniza y para esconder detrás de un supuesto orgullo una vida llena de vergüenza que Cristo ya cargó por todos nosotros. Más que nunca Durango necesita de los legisladores locales para que no dejen se promueva una ley que pisotea la gracia que pregonan los colores del arcoiris.

leonardolombar@gmail.com

ÚLTIMASCOLUMNAS