Caminar una ciudad es uno de los mayores derechos ciudadanos, doblar una esquina y continuar hacia adelante, por un paseo con árboles, entrar a un parque y hacerlo propio durante un tiempo de ausencia íntima, dedicar los momentos a mirar el entorno, las calles de cualquier ciudad se parecen, igual que los paisajes, por ser mirados desde el lado de la vida, allí es donde transcurren todas las historias de las que formamos parte. Caminar, y también realizar deporte, ejercitarse en estos días de invierno tiene un sentido especial, para recuperar la calidad de vida y que los minutos que nos regala el sol tengan un provecho para la salud. El deporte ha sido una virtud en muchas culturas, los antiguos griegos contemplaban la gimnasia como una virtud ciudadana y en cada una de las tres Durangos, sin duda hay un lugar para que el encuentro deportivo sea una satisfacción colectiva.
En la ciudad mexicana de Durango, hay muchos parques para caminar, destaca sin duda en el centro histórico el pequeño tramo de Las Alamedas, recién iluminadas por las decoraciones navideñas. A lo largo de los últimos meses, se ha disfrutado de numerosas carreras atléticas que unen a jóvenes y mayores en el sano ejercicio de la carrera de fondo, también en las albercas han destacado muchos jóvenes duranguenses, quienes han encontrado en el deporte acuático por excelencia, un horizonte para sus ilusiones y también una práctica de competición de élite, con la búsqueda de la excelencia. Nadar y correr a fin de cuentas, devuelven al cuerpo su mejor equilibrio. Hay otras ciudades como Gómez Palacio, pertenecientes al estado de Durango, y muchos municipios también de la conocida como la comarca lagunera, donde la práctica del futbol, la natación, el tenis y el atletismo marcan el devenir de los días. Hay en la Durango mexicana mucho deporte, destaca especialmente la pasión por el triatlón, y también hay ajedrecistas y exponentes de otras modalidades deportivas, donde el cálculo y la inteligencia, forman parte de una forma de vida más consciente y equilibrada.
Caminar una ciudad también despierta la imaginación y aviva el apetito por el ensueño y la libertad individual, lejos del peligro de las autovías y la tragedia de los accidentes y las imprudencias en el tráfico diario, a través del deporte compartido, como las carreras atléticas y los partidos de cualquier competición, conectamos con los demás y con uno mismo, por eso son tan importantes los espacios verdes, los parques y las canchas en toda ciudad. En la Durango vizcaína, en el País Vasco, el juego de pelota resume la identidad de muchos vascos que practican este deporte nacional, en un frontón los “pelotaris” afrontan el desafío de enviar con su propia mano y con la mayor fuerza a una pelota que es de todos y de nadie a la vez, como un astro que da fuerza de gravitación a las miradas que disfrutan del juego de pelota. El pelotari vasco pone en movimiento el juego, ya sea con efecto o de golpeo plano, de bote o de aire, la imagen de la práctica también se puede encontrar en la Durango mexicana, como un espejo fascinante de la historia, así es como los deportes son una forma de amistad entre las naciones, de ahí nace y pervive la olimpiada universal.
Y en la Durango de Colorado, caminar bajo el frío, observar el cielo a través del recorrido en bicicleta y lanzarse a correr en su conocido Buckley Park, se parece absolutamente a Las Alamedas mexicanas y a una ruta de trailrunning por las cumbres del macizo de Anboto, en Alluitz y Astxiki, los rincones del paraíso en el parque natural de Urkiola. En estas fechas, la vida deportiva duranguense en Estados Unidos también es de plena actualidad, se cuenta en el Herald duranguense de nadadores del Swim Club en estas navidades, de Austin Anderson que será el nuevo entrenador de beisbol, del equipo de Bayfield y el jugador del año, Ayden Casillas, de Jorden Hewitt que ha ganado el campeonato de gimnasia en ejercicio de suelo y muchos otros deportes, con sus historias que contar.
En las tres Durangos todo sucede a la misma hora, caminar y soñar, devuelven al principio de los tiempos, y cada ciudad se camina y se siente a pleno pulmón, llueva o haga sol, el año se acaba y es el momento de compartir el viento, la luz y las estrellas.
