/ martes 21 de noviembre de 2023

Cooperación gran Arabia

El gobierno de Saudí Arabia recibió a líderes árabes musulmanes en la capital del país, Riad, para discutir la llegada a una resolución en conjunto con respecto a la guerra Israel –Hamas la cual ha ejecutado a más de 11,000 palestinos. El encuentro reunió a países de la Liga Árabe y a los de la Organización de Cooperación Islámica, por lo que en total hubo 57 participantes. La extensión de invitados denota el carácter de urgencia sobre este suceso geopolítico, así como la disposición de actores para evitar el escalamiento del conflicto.

De igual manera, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, asistió al evento para reunirse con el Príncipe Mohammed Bin Salman. Si bien Teherán no es un país árabe, sino persa, su participación y negociación con el Estado son imperativas. Esto debido a los intereses e influencia en la región que durante 7 años interrumpieron la relación Riad – Teherán. Por lo que, con su reanudación diplomática este año, los países de Medio Oriente pueden encontrar un mayor rango de acción en el conflicto con el aprovechamiento del diálogo.

Tal resulta fundamental cuando la seguridad nacional de aquellos geográficamente cercanos se ve comprometida. En este caso, China cimentó las bases para que hoy hubiera un acercamiento eficiente de este calibre.

Como consecuencia, la llegada a una posición colectiva frente al conflicto fue más fácil. Aunque la multiplicidad de intereses entre los actores siempre se interpone en la consolidación de acuerdos, más en una región con sectarismo religioso, étnico e ideológico, hoy las atrocidades en Gaza aluden a la memoria colectiva. La cual, pese a que los ataques siempre se resumen a los asentamientos palestinos, sí se extiende hacia la comunidad árabe, tanto por vínculos culturales, como por la competencia de poder con Israel en la región. Por lo que países árabes condenaron de manera conjunta los ataques de Jerusalén a la vez que rechazaron la justificación de las agresiones en virtud del principio de legítima defensa. Esto porque el intercambio de fuego no es proporcional y ha desencadenado una de las mayores crisis humanitarias.

Sin embargo, en la mesa de negociación hay secesiones y reservas. (1) La iniciativa de Argelia y Líbano para recortar el suministro de petróleo, así como pausar vínculos diplomáticos con Jerusalén como medidas de presión. (2) El llamado de Irán para designar a las fuerzas israelíes como una organización terrorista. La respuesta de aquellos Estados que cooperan con Occidente, al igual que cuentan con relaciones con Jerusalén, como Riad, Abu Dabi, Amán y El Cairo, a dichas iniciativas fue negativa. Esto debido a que mantener abiertos los canales comunicación con el gobierno judío es clave para negociar y no incurrir en riesgos severos como la expansión de la guerra.

Asimismo, Estados Unidos debe apresurar el paso en la negociación con su aliado judío o aceptar alguna de las iniciativas de la Organización de Naciones Unidas para el cese al fuego. Las agresiones de Israel han sido desmesurados con respecto a la integridad de la población, las fuerzas no han discriminado ningún tipo de infraestructura. Éstas han atacado múltiples hospitales en todo Gaza, entre ellos el más grande, Al-Shifa. La interrupción de servicios básicos, ataques a corredores humanitarios y desplazamiento

forzado, hacen más convincente el reclamo de los países sobre la posición de Jerusalén por encima del derecho internacional. De no acelerar la atención a estas violaciones humanitarias, más frentes se incendiarán para occidente en el marco del reacomodo geopolítico.

Finalmente, aunque la capacidad armamentística israelí disuade la participación extranjera en el conflicto, ya se observó que los países árabes están dispuestos a cooperar y optar por una posición en común.

El gobierno de Saudí Arabia recibió a líderes árabes musulmanes en la capital del país, Riad, para discutir la llegada a una resolución en conjunto con respecto a la guerra Israel –Hamas la cual ha ejecutado a más de 11,000 palestinos. El encuentro reunió a países de la Liga Árabe y a los de la Organización de Cooperación Islámica, por lo que en total hubo 57 participantes. La extensión de invitados denota el carácter de urgencia sobre este suceso geopolítico, así como la disposición de actores para evitar el escalamiento del conflicto.

De igual manera, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, asistió al evento para reunirse con el Príncipe Mohammed Bin Salman. Si bien Teherán no es un país árabe, sino persa, su participación y negociación con el Estado son imperativas. Esto debido a los intereses e influencia en la región que durante 7 años interrumpieron la relación Riad – Teherán. Por lo que, con su reanudación diplomática este año, los países de Medio Oriente pueden encontrar un mayor rango de acción en el conflicto con el aprovechamiento del diálogo.

Tal resulta fundamental cuando la seguridad nacional de aquellos geográficamente cercanos se ve comprometida. En este caso, China cimentó las bases para que hoy hubiera un acercamiento eficiente de este calibre.

Como consecuencia, la llegada a una posición colectiva frente al conflicto fue más fácil. Aunque la multiplicidad de intereses entre los actores siempre se interpone en la consolidación de acuerdos, más en una región con sectarismo religioso, étnico e ideológico, hoy las atrocidades en Gaza aluden a la memoria colectiva. La cual, pese a que los ataques siempre se resumen a los asentamientos palestinos, sí se extiende hacia la comunidad árabe, tanto por vínculos culturales, como por la competencia de poder con Israel en la región. Por lo que países árabes condenaron de manera conjunta los ataques de Jerusalén a la vez que rechazaron la justificación de las agresiones en virtud del principio de legítima defensa. Esto porque el intercambio de fuego no es proporcional y ha desencadenado una de las mayores crisis humanitarias.

Sin embargo, en la mesa de negociación hay secesiones y reservas. (1) La iniciativa de Argelia y Líbano para recortar el suministro de petróleo, así como pausar vínculos diplomáticos con Jerusalén como medidas de presión. (2) El llamado de Irán para designar a las fuerzas israelíes como una organización terrorista. La respuesta de aquellos Estados que cooperan con Occidente, al igual que cuentan con relaciones con Jerusalén, como Riad, Abu Dabi, Amán y El Cairo, a dichas iniciativas fue negativa. Esto debido a que mantener abiertos los canales comunicación con el gobierno judío es clave para negociar y no incurrir en riesgos severos como la expansión de la guerra.

Asimismo, Estados Unidos debe apresurar el paso en la negociación con su aliado judío o aceptar alguna de las iniciativas de la Organización de Naciones Unidas para el cese al fuego. Las agresiones de Israel han sido desmesurados con respecto a la integridad de la población, las fuerzas no han discriminado ningún tipo de infraestructura. Éstas han atacado múltiples hospitales en todo Gaza, entre ellos el más grande, Al-Shifa. La interrupción de servicios básicos, ataques a corredores humanitarios y desplazamiento

forzado, hacen más convincente el reclamo de los países sobre la posición de Jerusalén por encima del derecho internacional. De no acelerar la atención a estas violaciones humanitarias, más frentes se incendiarán para occidente en el marco del reacomodo geopolítico.

Finalmente, aunque la capacidad armamentística israelí disuade la participación extranjera en el conflicto, ya se observó que los países árabes están dispuestos a cooperar y optar por una posición en común.

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