/ miércoles 27 de octubre de 2021

La inflación ataca a la 4T

La inflación se ha convertido en un adversario más para el autodenominado gobierno de la Cuarta Transformación (4T); durante el mes de septiembre alcanzó un nivel del 6% anual, superando por mucho el 3% que como objetivo había fijado el Banco de México.

El efecto de la inflación es el aumento en el precio de productos y servicios; según el INEGI, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se disparó como consecuencia del aumento que observaron algunos productos alimenticios que se fueron por arriba del 50%, pero sobre todo por el de los energéticos como el gas LP, la luz y la gasolina.

Fiel a su estilo personal de gobernar, el presidente López Obrador tiene otros datos y desestimó el informe presentado por el INEGI, declaró que el problema de la inflación es transitorio y pasajero, que “pronto” habrá una disminución.

El problema es que como casi siempre desde que la 4T llegó a Palacio Nacional, la narrativa oficial no coincide con la realidad; el comportamiento a la alza del índice inflacionario se viene observando desde hace siete meses pero ya se veía venir desde la pandemia, y más, los analistas mencionan que al cierre del año podría rebasarse incluso el 7% en términos reales.

Al respecto, un dato: Gas Bienestar, empresa creada por el presidente para vender a la población el energético más barato, no ha podido cumplir con el objeto de su creación, a tan sólo dos meses de haber iniciado operaciones el precio llega al 16.25%.

Es complicado que las millones de familias que cada vez compran menos despensa y que pagan más caro el gas, la luz y la gasolina, le crean al presidente; la experiencia dice que cuando dice “pronto” las cosas no cambian, las medicinas contra el cáncer, la violencia contra mujeres, la corrupción, la impunidad, son sólo algunos de los males endémicos que “pronto” se iban a acabar.

Así entonces, la inflación se suma a los enemigos del presidente: España, los neoliberales, Salinas, Calderón, El Vaticano y más recientemente la UNAM.

La inflación se ha convertido en un adversario más para el autodenominado gobierno de la Cuarta Transformación (4T); durante el mes de septiembre alcanzó un nivel del 6% anual, superando por mucho el 3% que como objetivo había fijado el Banco de México.

El efecto de la inflación es el aumento en el precio de productos y servicios; según el INEGI, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se disparó como consecuencia del aumento que observaron algunos productos alimenticios que se fueron por arriba del 50%, pero sobre todo por el de los energéticos como el gas LP, la luz y la gasolina.

Fiel a su estilo personal de gobernar, el presidente López Obrador tiene otros datos y desestimó el informe presentado por el INEGI, declaró que el problema de la inflación es transitorio y pasajero, que “pronto” habrá una disminución.

El problema es que como casi siempre desde que la 4T llegó a Palacio Nacional, la narrativa oficial no coincide con la realidad; el comportamiento a la alza del índice inflacionario se viene observando desde hace siete meses pero ya se veía venir desde la pandemia, y más, los analistas mencionan que al cierre del año podría rebasarse incluso el 7% en términos reales.

Al respecto, un dato: Gas Bienestar, empresa creada por el presidente para vender a la población el energético más barato, no ha podido cumplir con el objeto de su creación, a tan sólo dos meses de haber iniciado operaciones el precio llega al 16.25%.

Es complicado que las millones de familias que cada vez compran menos despensa y que pagan más caro el gas, la luz y la gasolina, le crean al presidente; la experiencia dice que cuando dice “pronto” las cosas no cambian, las medicinas contra el cáncer, la violencia contra mujeres, la corrupción, la impunidad, son sólo algunos de los males endémicos que “pronto” se iban a acabar.

Así entonces, la inflación se suma a los enemigos del presidente: España, los neoliberales, Salinas, Calderón, El Vaticano y más recientemente la UNAM.