/ lunes 17 de diciembre de 2018

La política es así

La presentación de los términos del proyecto de presupuesto de egresos de la Federación por parte del presidente de la República fueron muy bien recibidos en el contexto de las finanzas internacionales que se tradujeron en la reducción de la paridad del peso-dólar.

No sólo en la memoria colectiva sino en la historia política misma de México, ha quedado la frase de Porfirio Muñoz Ledo expresada al contestar el uno de septiembre de 1997, en su carácter de diputado federal presidente del Congreso de la Unión, el tercer informe de gobierno del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.

Derivada y sustentada en el hecho por demás insólito, de que el partido en el poder no tuviera mayoría absoluta (más de la mitad de sus miembros) en la Cámara de Diputados, lo cual se tradujo en que las fuerzas opositoras aliadas tuvieran el control hacia el interior de dicha Cámara.

En la frase aludida Muñoz Ledo sentenció (palabras más, palabras menos): ahora “el presidente propone y el Congreso dispone”.

Después de 32 años, Porfirio Muñoz Ledo, con una fama cierta de hombre de excelsa preparación e inteligencia relevante, vuelve a presidir la Cámara de referencia, por tanto, bajo su presidencia y con el soporte cuantitativo de que el partido del presidente y sus aliados tienen mayoría absoluta en la misma, habría que preguntarse y, si fuere el caso, preguntarle a Muñoz Ledo si estarían dispuestos él y los demás diputados que integran dicha mayoría, disponer el monto, contenido y beneficiarios del proyecto de egresos de la Federación que les propuso el presidente de la República, a tal grado de que pudieren modificar a la baja o a la alta, o bien, para suprimir o bien para agregar, los rubros, el monto y los destinatarios del mismo, lo cual les llevaría (si no existen valores entendidos), a discrepar del presidente bajo el sustento de que el presidente propuso y que la Cámara de Diputados puede disponer, sin que ello conlleve algún distanciamiento o a alguna diferencia con el punto de vista y los razonamientos del presidente de todos conocidos dada su muy amplia difusión de ellos, los cuales convergen en la forma y en el fondo en el citado Presupuesto de Egresos de la Federación.

Al parecer, el presidente de la República aceptaría la disposición de la Cámara de Diputados para que variaran los montos, destinatarios y contenidos de dicho presupuesto. Si tendría tal disponibilidad, pronto lo sabremos ya que, en una primera lectura, se han dado indicios de que, por la vía rápida, se apoyaría la Ley de Ingresos de la Federación, para luego, al conocer los ingresos, proceder a la distribución de los mismos en el presupuesto de egresos de la Federación.

Por lo pronto, algo que no abona en el prestigio de Muñoz Ledo y que podría dañar su prestigio de hombre de Estado, no fue bien visto que ante una muy probable protesta de los diputados opositores en franca minoría, de buenas a primeras y ante los atisbos de que se daría la protesta, que no era otra más que la toma de la tribuna para evitar que el titular de Hacienda y Crédito Público continuara con la exposición de motivos del presupuesto de la Federación, aquél simplemente, con un cierto dejo de humor negro, declaró un receso en la sesión que presidía para que así los opositores disfrutaran de un “recreo”.

Los politólogos coinciden que la función de las minorías en los regímenes democráticos, no es otra más que oponerse a las mayorías, con la finalidad de consensuar acuerdos para que así las mayorías puedan salir avantes en sus propuestas, pero sin dejar al margen planteamientos de las minorías debidamente motivados y fundados.

Al parecer los disensos de mayor peso que se darían entre la mayoría dominante y la minoría, se darían en dos rubros: la disminución del presupuesto de las universidades autónomas y la relativa a los recursos que se destinarían al campo mexicano y a los agricultores.

Si persistieron los disensos y la mayoría persistiera en la propuesta presidencial para que se dispusieren menos recursos para las universidades y al campo, en automático se caería en el juego político-electoral, ya que ambos segmentos (educación pública superior y producción agroalimentaria) serían proveedores de simpatizantes que podrían traducirse en votos a favor o en contra en las próximas contiendas electorales.

En relación a la disminución de los recursos para las instituciones de nivel superior, en el transcurso de la mañana se escucharon dos razonamientos: uno del propio presidente en el sentido que no solo no disminuirían las partidas presupuestales para aquéllas, sino que las mismas aumentarían en virtud de que se les destinarían 10 mil millones de pesos para que se otorgaran becas a los estudiantes que requirieran de ellas para continuar sus estudios.

El otro razonamiento fue del secretario del ramo, quien dijo que se requería que todos “se apretaran el cinturón” para que hubieren recursos que permitieran crear 100 universidades públicas el año próximo.

Se podrían identificar y analizar otros diferendos entre la mayoría y la minoría. Los mismos es tarea de los iniciados en la materia presupuestal.

Por lo pronto, la presentación de los términos del proyecto de presupuesto de egresos de la Federación por parte del presidente de la República fueron muy bien recibidos en el contexto de las finanzas internacionales que se tradujeron en la reducción de la paridad del peso-dólar.

Desde otra perspectiva, los integrantes del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional en un especie de conferencia de prensa por parte de su coordinador, expresaron que ellos querían, entre otras cosas, que el secretario de Hacienda y Crédito Público las informaran cómo haría el gobierno de la República para obtener los recursos suficientes para financiar los diferentes rubros del presupuesto, si no se iban a incrementar los ingresos de la Federación.

Dentro de tales rubros estarían, por su importancia cuantitativa, las cantidades que se destinarían para el rescate de la producción petrolera, para financiar la construcción del Tren Maya (el presidente ya solicitó el apoyo de la iniciativa privada a través de la aplicación de las asociaciones público privadas), para los programas sociales, etc.

En la imaginaria de la política económica del gobierno, quedaría el cómo se superarían los litigios a la vista por la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la recompra de bonos por valor de mil 800 millones de dólares vendidos en el mercado internacional para el financiamiento de la construcción del mismo.

A la Cámara de Diputados también le quedó la tarea de aprobar el presupuesto de egresos del Poder Judicial de la Federación y las remuneraciones de sus integrantes, pues expresamente el Presidente dijo que ello sería tarea de la Cámara. O sea, el presidente propuso y la Cámara dispondrá.

La presentación de los términos del proyecto de presupuesto de egresos de la Federación por parte del presidente de la República fueron muy bien recibidos en el contexto de las finanzas internacionales que se tradujeron en la reducción de la paridad del peso-dólar.

No sólo en la memoria colectiva sino en la historia política misma de México, ha quedado la frase de Porfirio Muñoz Ledo expresada al contestar el uno de septiembre de 1997, en su carácter de diputado federal presidente del Congreso de la Unión, el tercer informe de gobierno del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.

Derivada y sustentada en el hecho por demás insólito, de que el partido en el poder no tuviera mayoría absoluta (más de la mitad de sus miembros) en la Cámara de Diputados, lo cual se tradujo en que las fuerzas opositoras aliadas tuvieran el control hacia el interior de dicha Cámara.

En la frase aludida Muñoz Ledo sentenció (palabras más, palabras menos): ahora “el presidente propone y el Congreso dispone”.

Después de 32 años, Porfirio Muñoz Ledo, con una fama cierta de hombre de excelsa preparación e inteligencia relevante, vuelve a presidir la Cámara de referencia, por tanto, bajo su presidencia y con el soporte cuantitativo de que el partido del presidente y sus aliados tienen mayoría absoluta en la misma, habría que preguntarse y, si fuere el caso, preguntarle a Muñoz Ledo si estarían dispuestos él y los demás diputados que integran dicha mayoría, disponer el monto, contenido y beneficiarios del proyecto de egresos de la Federación que les propuso el presidente de la República, a tal grado de que pudieren modificar a la baja o a la alta, o bien, para suprimir o bien para agregar, los rubros, el monto y los destinatarios del mismo, lo cual les llevaría (si no existen valores entendidos), a discrepar del presidente bajo el sustento de que el presidente propuso y que la Cámara de Diputados puede disponer, sin que ello conlleve algún distanciamiento o a alguna diferencia con el punto de vista y los razonamientos del presidente de todos conocidos dada su muy amplia difusión de ellos, los cuales convergen en la forma y en el fondo en el citado Presupuesto de Egresos de la Federación.

Al parecer, el presidente de la República aceptaría la disposición de la Cámara de Diputados para que variaran los montos, destinatarios y contenidos de dicho presupuesto. Si tendría tal disponibilidad, pronto lo sabremos ya que, en una primera lectura, se han dado indicios de que, por la vía rápida, se apoyaría la Ley de Ingresos de la Federación, para luego, al conocer los ingresos, proceder a la distribución de los mismos en el presupuesto de egresos de la Federación.

Por lo pronto, algo que no abona en el prestigio de Muñoz Ledo y que podría dañar su prestigio de hombre de Estado, no fue bien visto que ante una muy probable protesta de los diputados opositores en franca minoría, de buenas a primeras y ante los atisbos de que se daría la protesta, que no era otra más que la toma de la tribuna para evitar que el titular de Hacienda y Crédito Público continuara con la exposición de motivos del presupuesto de la Federación, aquél simplemente, con un cierto dejo de humor negro, declaró un receso en la sesión que presidía para que así los opositores disfrutaran de un “recreo”.

Los politólogos coinciden que la función de las minorías en los regímenes democráticos, no es otra más que oponerse a las mayorías, con la finalidad de consensuar acuerdos para que así las mayorías puedan salir avantes en sus propuestas, pero sin dejar al margen planteamientos de las minorías debidamente motivados y fundados.

Al parecer los disensos de mayor peso que se darían entre la mayoría dominante y la minoría, se darían en dos rubros: la disminución del presupuesto de las universidades autónomas y la relativa a los recursos que se destinarían al campo mexicano y a los agricultores.

Si persistieron los disensos y la mayoría persistiera en la propuesta presidencial para que se dispusieren menos recursos para las universidades y al campo, en automático se caería en el juego político-electoral, ya que ambos segmentos (educación pública superior y producción agroalimentaria) serían proveedores de simpatizantes que podrían traducirse en votos a favor o en contra en las próximas contiendas electorales.

En relación a la disminución de los recursos para las instituciones de nivel superior, en el transcurso de la mañana se escucharon dos razonamientos: uno del propio presidente en el sentido que no solo no disminuirían las partidas presupuestales para aquéllas, sino que las mismas aumentarían en virtud de que se les destinarían 10 mil millones de pesos para que se otorgaran becas a los estudiantes que requirieran de ellas para continuar sus estudios.

El otro razonamiento fue del secretario del ramo, quien dijo que se requería que todos “se apretaran el cinturón” para que hubieren recursos que permitieran crear 100 universidades públicas el año próximo.

Se podrían identificar y analizar otros diferendos entre la mayoría y la minoría. Los mismos es tarea de los iniciados en la materia presupuestal.

Por lo pronto, la presentación de los términos del proyecto de presupuesto de egresos de la Federación por parte del presidente de la República fueron muy bien recibidos en el contexto de las finanzas internacionales que se tradujeron en la reducción de la paridad del peso-dólar.

Desde otra perspectiva, los integrantes del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional en un especie de conferencia de prensa por parte de su coordinador, expresaron que ellos querían, entre otras cosas, que el secretario de Hacienda y Crédito Público las informaran cómo haría el gobierno de la República para obtener los recursos suficientes para financiar los diferentes rubros del presupuesto, si no se iban a incrementar los ingresos de la Federación.

Dentro de tales rubros estarían, por su importancia cuantitativa, las cantidades que se destinarían para el rescate de la producción petrolera, para financiar la construcción del Tren Maya (el presidente ya solicitó el apoyo de la iniciativa privada a través de la aplicación de las asociaciones público privadas), para los programas sociales, etc.

En la imaginaria de la política económica del gobierno, quedaría el cómo se superarían los litigios a la vista por la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la recompra de bonos por valor de mil 800 millones de dólares vendidos en el mercado internacional para el financiamiento de la construcción del mismo.

A la Cámara de Diputados también le quedó la tarea de aprobar el presupuesto de egresos del Poder Judicial de la Federación y las remuneraciones de sus integrantes, pues expresamente el Presidente dijo que ello sería tarea de la Cámara. O sea, el presidente propuso y la Cámara dispondrá.

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