/ lunes 31 de diciembre de 2018

La política es así

No pasa desapercibido que de los doce gobernadores cuyo origen reside en el Partido Acción Nacional (PAN), ninguno de ellos refleja o posee carisma aglutinante con todos ellos que le permita en el futuro competir con posibilidades altas de obtener buenos dividendos en las competencias electorales que vienen.

El año de 2019, es el año de inicio real del ejercicio del poder por parte de AMLO, pues si bien es cierto que asumió el poder el pasado uno de diciembre de 2018, también lo es que durante el mes de diciembre, el presidente y sus operadores establecieron el marco jurídico para adecuarlo a buena parte de las promesas-ofertas de campaña.

Sólo quedaron pendientes reformas constitucionales a cargo del llamado constituyente permanente u órgano revisor de la Constitución, sin pasar por alto la impugnación que se hizo de una ley considerada por los destinatarios como violatoria de sus derechos.

Ya se verá en el año que inicia cómo se resuelven las controversias de orden constitucional, cómo se culmina o no el o los procesos de reformas constitucionales y cómo se complementa el marco jurídico demandado por AMLO para ejercer el poder durante el sexenio para el cual fue electo.

Por lo pronto, AMLO inicia el año con un panorama político muy favorable a sus pretensiones, pues cuenta con mayorías absolutas en las cámaras de Diputados y de Senadores, así como con el control de más de la mitad de las legislaturas locales, más cinco gobernadores totalmente identificados con él y buena parte de los restantes que aspiran al generar su procedencia por una empatía que les rinda dividendos con el titular del Poder Ejecutivo Federal.

Por otra parte, no pasa desapercibido que de los doce gobernadores cuyo origen reside en el Partido Acción Nacional (PAN), ninguno de ellos refleja o posee carisma aglutinante con todos ellos que le permita en el futuro competir con posibilidades altas de obtener buenos dividendos en las competencias electorales que vienen; condición que de igual manera se percibe hacia el interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y en el universo de los doce gobernadores identificados con el mismo, aun cuando uno de ellos pretende ubicarse en la delantera no sólo para controlar a dicho Partido, sino también para proyectarse como candidato en el aún lejano año de 2024.

El resto de los partidos opositores no cuenta, salvo que el Partido Movimiento Ciudadano que gobierna en Jalisco, de la mano de su gobernador pudiere crecer en los tiempos por venir de tal manera y a tal grado, para aspirar a disputar el poder federal tanto a AMLO como a su Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y a su cuadros quienes, por lo pronto, se ubican en la imaginaria con miras a ubicarse en la antesala de la candidatura y, por ende, del poder en el año de 2024.

Por lo pronto, para medir la temperatura político-electoral futura, en el presente año tendrán lugar seis elecciones estatales. Dos elecciones para gobernador y en las cuatro restantes sólo para presidentes municipales. Vale la pena tomar nota que en el estado de Puebla habrá elecciones derivadas de la falta absoluta de la titular del poder ejecutivo estatal debido al accidente y consecuencias de todos conocidas, mientras que en el estado de Baja California también incluirán elecciones para la renovación de los cinco ayuntamientos y del Poder Legislativo local, con la aclaración que el término de la elección de los ayuntamientos y del gobernador será únicamente por dos años.

Las elecciones para gobernador en los estados de Baja California y Puebla tendrán (tienen ya) un alto significado con miras a la prospección y proyección política que viene. La primera porque el PAN gobierna desde 1989 y en la elección que viene aún prevalecerá la fuerza impulsora de votos a favor de los candidatos de Morena, reforzada la misma con la decisión ya vigente de AMLO de reducir los impuestos al valor agregado y sobre la renta para los habitantes-causantes del mismo en la zona fronteriza del norte que incluye a los cinco municipios del estado.

Luego pues, lo lógico sería es que Morena y los candidatos superen a los candidatos del PAN en las elecciones que vienen.

Por lo que se refiere a la elección del gobernador que habrá de terminar el periodo para el cual fue electa la titular del poder ejecutivo que falleció el pasado 24 de diciembre, la misma tendrá lugar en un contexto altamente polarizante en buena medida originada por la victoria de aquella en unas elecciones muy discutidas e impugnadas que originó que la decisión final la tomara el Tribunal del Poder Judicial de la Federación a través de un fallo con votación dividida y muy controvertido por el mismo Presidente de la República que lo tildó de antidemocrático, calificación que reiteró con el hecho de no acudir a la toma de posesión de la gobernadora electa y con la información de que no iría al estado de Puebla en los principios del mandato de aquélla.

Divididas así las partes, con declaraciones descalificatorias tanto de una como la otra y viceversa, el resultado de la elecciones para elegir al gobernador(a) que terminaría el período de la elección resultante, podrían ser un indicativo de cómo AMLO y su partido se consolida en ese estado, o bien el cómo, sin tener la gubernatura, conserva su status actual.

En las elecciones restantes en cuatro estados: Durango, Aguascalientes, Tamaulipas y Quintana Roo, sólo se renovarán los ayuntamientos y ya con la posible concurrencia de la reelección de los alcaldes que terminan, siempre y cuando así lo determinen los partidos que condujeron a los actuales al triunfo; reelección que únicamente se podrá dar si el aspirante a la misma fuere postulado por el o los partidos que lo llevaron al triunfo en la elección anterior.

En los cuatro estados la fuerza política que domina es el PAN, ya que en el caso que hubiere concurrido el Partido de la Revolución Democrática, su influencia fue marginal para que los candidatos de aquel partido se alzaran con la victoria.

En las elecciones municipales de Tamaulipas (sobre todo en los municipios ubicados en la franja fronteriza), influirá fuertemente el hecho de la disposición presidencial de la disminución de los impuestos al valor agregado y sobre la renta, más el incremento al doble del salario mínimo establecido para el resto de la república y lo cual también se hará sentir en las elecciones de Baja California.

En los estados de Durango, Quintana Roo, Tamaulipas, Baja California y en Puebla mismo (salvo la gubernatura ganada por el PAN), predominó y dominó AMLO y su partido Morena.

¿El predominio y dominio continuará en las elecciones que vienen?

No pasa desapercibido que de los doce gobernadores cuyo origen reside en el Partido Acción Nacional (PAN), ninguno de ellos refleja o posee carisma aglutinante con todos ellos que le permita en el futuro competir con posibilidades altas de obtener buenos dividendos en las competencias electorales que vienen.

El año de 2019, es el año de inicio real del ejercicio del poder por parte de AMLO, pues si bien es cierto que asumió el poder el pasado uno de diciembre de 2018, también lo es que durante el mes de diciembre, el presidente y sus operadores establecieron el marco jurídico para adecuarlo a buena parte de las promesas-ofertas de campaña.

Sólo quedaron pendientes reformas constitucionales a cargo del llamado constituyente permanente u órgano revisor de la Constitución, sin pasar por alto la impugnación que se hizo de una ley considerada por los destinatarios como violatoria de sus derechos.

Ya se verá en el año que inicia cómo se resuelven las controversias de orden constitucional, cómo se culmina o no el o los procesos de reformas constitucionales y cómo se complementa el marco jurídico demandado por AMLO para ejercer el poder durante el sexenio para el cual fue electo.

Por lo pronto, AMLO inicia el año con un panorama político muy favorable a sus pretensiones, pues cuenta con mayorías absolutas en las cámaras de Diputados y de Senadores, así como con el control de más de la mitad de las legislaturas locales, más cinco gobernadores totalmente identificados con él y buena parte de los restantes que aspiran al generar su procedencia por una empatía que les rinda dividendos con el titular del Poder Ejecutivo Federal.

Por otra parte, no pasa desapercibido que de los doce gobernadores cuyo origen reside en el Partido Acción Nacional (PAN), ninguno de ellos refleja o posee carisma aglutinante con todos ellos que le permita en el futuro competir con posibilidades altas de obtener buenos dividendos en las competencias electorales que vienen; condición que de igual manera se percibe hacia el interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y en el universo de los doce gobernadores identificados con el mismo, aun cuando uno de ellos pretende ubicarse en la delantera no sólo para controlar a dicho Partido, sino también para proyectarse como candidato en el aún lejano año de 2024.

El resto de los partidos opositores no cuenta, salvo que el Partido Movimiento Ciudadano que gobierna en Jalisco, de la mano de su gobernador pudiere crecer en los tiempos por venir de tal manera y a tal grado, para aspirar a disputar el poder federal tanto a AMLO como a su Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y a su cuadros quienes, por lo pronto, se ubican en la imaginaria con miras a ubicarse en la antesala de la candidatura y, por ende, del poder en el año de 2024.

Por lo pronto, para medir la temperatura político-electoral futura, en el presente año tendrán lugar seis elecciones estatales. Dos elecciones para gobernador y en las cuatro restantes sólo para presidentes municipales. Vale la pena tomar nota que en el estado de Puebla habrá elecciones derivadas de la falta absoluta de la titular del poder ejecutivo estatal debido al accidente y consecuencias de todos conocidas, mientras que en el estado de Baja California también incluirán elecciones para la renovación de los cinco ayuntamientos y del Poder Legislativo local, con la aclaración que el término de la elección de los ayuntamientos y del gobernador será únicamente por dos años.

Las elecciones para gobernador en los estados de Baja California y Puebla tendrán (tienen ya) un alto significado con miras a la prospección y proyección política que viene. La primera porque el PAN gobierna desde 1989 y en la elección que viene aún prevalecerá la fuerza impulsora de votos a favor de los candidatos de Morena, reforzada la misma con la decisión ya vigente de AMLO de reducir los impuestos al valor agregado y sobre la renta para los habitantes-causantes del mismo en la zona fronteriza del norte que incluye a los cinco municipios del estado.

Luego pues, lo lógico sería es que Morena y los candidatos superen a los candidatos del PAN en las elecciones que vienen.

Por lo que se refiere a la elección del gobernador que habrá de terminar el periodo para el cual fue electa la titular del poder ejecutivo que falleció el pasado 24 de diciembre, la misma tendrá lugar en un contexto altamente polarizante en buena medida originada por la victoria de aquella en unas elecciones muy discutidas e impugnadas que originó que la decisión final la tomara el Tribunal del Poder Judicial de la Federación a través de un fallo con votación dividida y muy controvertido por el mismo Presidente de la República que lo tildó de antidemocrático, calificación que reiteró con el hecho de no acudir a la toma de posesión de la gobernadora electa y con la información de que no iría al estado de Puebla en los principios del mandato de aquélla.

Divididas así las partes, con declaraciones descalificatorias tanto de una como la otra y viceversa, el resultado de la elecciones para elegir al gobernador(a) que terminaría el período de la elección resultante, podrían ser un indicativo de cómo AMLO y su partido se consolida en ese estado, o bien el cómo, sin tener la gubernatura, conserva su status actual.

En las elecciones restantes en cuatro estados: Durango, Aguascalientes, Tamaulipas y Quintana Roo, sólo se renovarán los ayuntamientos y ya con la posible concurrencia de la reelección de los alcaldes que terminan, siempre y cuando así lo determinen los partidos que condujeron a los actuales al triunfo; reelección que únicamente se podrá dar si el aspirante a la misma fuere postulado por el o los partidos que lo llevaron al triunfo en la elección anterior.

En los cuatro estados la fuerza política que domina es el PAN, ya que en el caso que hubiere concurrido el Partido de la Revolución Democrática, su influencia fue marginal para que los candidatos de aquel partido se alzaran con la victoria.

En las elecciones municipales de Tamaulipas (sobre todo en los municipios ubicados en la franja fronteriza), influirá fuertemente el hecho de la disposición presidencial de la disminución de los impuestos al valor agregado y sobre la renta, más el incremento al doble del salario mínimo establecido para el resto de la república y lo cual también se hará sentir en las elecciones de Baja California.

En los estados de Durango, Quintana Roo, Tamaulipas, Baja California y en Puebla mismo (salvo la gubernatura ganada por el PAN), predominó y dominó AMLO y su partido Morena.

¿El predominio y dominio continuará en las elecciones que vienen?

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