Panorama local
En el contexto nacional de la 4T y la polarización que a veces pareciere crecer o estancarse y o bien decrecer, por supuesto siempre desde la óptica de los partidarios o de los adversarios, en una primera instancia es dable describir o analizar el panorama político estatal.
Para proceder en la forma señalada, se partirá, por razones obvias, de la presencia, de la fuerza política, de la presencia, de la organización y de la operación de tres partidos políticos: Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y Partido (¿) Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Los demás partidos no se incluyen en el análisis ya que, como se ha dicho en más de una ocasión, sus ganancias político-electorales dependerán de la alianza que construyan con las tres fuerzas dominantes.
Pasadas las elecciones de junio y en las cuales el primero de los partidos políticos ganó dieciséis municipios, el segundo también dieciséis, pero en alianza con el partido en proceso de extinción (Partido de la Revolución Democrática) venció en dos más, mientras que el último sólo obtuvo dos municipios (Gómez Palacio y Otáez).
Pero las elecciones anteriores pertenecen al pasado y, por lo tanto, de los resultados anotados no se puede hacer una proyección con miras a las siguientes elecciones, y menos concluir que los resultados podrían ser semejantes, no sólo en el número de posiciones sino también en el número de votos que se obtendrán.
Con miras a las elecciones que vienen, se ha informado que el PRI amplió la estructura del Comité Directivo Estatal, lo cual realizó con la creación de nuevas carteras para así ampliar su cobertura temática y no dejar a sectores, a grupos y organizaciones sociales sin la debida atención.
Después de lo anterior, el siguiente paso consistió en nombrar delegados para los cuatro distritos electorales federales, los quince distritos electorales locales y los treinta y nueve municipios de la entidad. De los delegados distritales nombrados, tanto federales como locales, se podría percibir que algunos de ellos, podrían perfilarse para ser candidatos en las elecciones federales y locales que vienen en el año 2021. En su momento se verá cuántos y quiénes de ellos permutan su calidad de delegados por la de candidatos, para lo cual tienen el tiempo y tendrán todas las facilidades para proyectarse como tales y así obtener las candidaturas con visos de ser competitivos dado el tiempo y trabajo político que habrán de hacer para tal efecto.
Por lo que se refiere al PAN, los militantes de ese partido están inmersos en la lucha por la dirigencia estatal del mismo y a la cual aspiran alcanzar únicamente dos fórmulas, cuya integración es la siguientes: en una figura como candidata a presidente una mujer con larga militancia en el PAN en Durango capital, la cual va acompañada como aspirante a secretario de un militante que se diría proviene del medio rural y/o del interior del estado; mientras que en la otra compite por la presidencia (y que pretende ser reelecto) un cuadro originario del medio rural y, por tanto, formado en el interior del estado pero ya con presencia significativa en la Capital, en atención a que ya se desempeñó como diputado local y es el actual presidente del partido que ahora aspira a ser reelecto, y como compañera de fórmula lleva a una mujer que también es cuadro distinguido del PAN, quien, incluso, en 2016 obtuvo una diputación por la vía de mayoría relativa.
Tal vez las élites del PAN ya se han pronunciado a favor de alguna de las dos fórmulas, sin que ello implique que llevaría al triunfo a la preferida; triunfo que dependerá de cómo se canalizan los votos del municipio de Durango (principalmente de la capital) y del interior del estado.
Se desconoce a cuál de las dos fórmulas se inclinará el voto de la militancia de los municipios de Gómez Palacio y Lerdo, la cual fue marginada al integrar las dos fórmulas que compiten por la dirigencia estatal.
Más de un analista, al parecer, con conocimiento de causa, han sostenido que la correlación de fuerzas favorece a la primera fórmula.
Por lo que se refiere al Partido Morena, al interior del mismo, se vive en una dimensión desconocida ya que no se tiene a la vista dirigentes dominantes y estructuras incluyentes. Se desconoce quién marca la pauta. Si el último de los delegados o bien el primero de ellos o bien si dependen de la secretaria general en funciones de presidenta, o bien de alguno de los otros dos aspirantes que junto con aquélla aspiran a ser los dirigentes nacionales del partido citado.
Mientras que no haya una definición nacional, ya fuere que se eligiere a los dirigentes por encuesta o bien por el consejo nacional del partido, la elección de los dirigentes está entrampada. Por un lado, para que se haga por el consejo se requiere la validación de los miembros del partido para lo cual no tienen ni tiempo ni estructura.
Recursos sí pero los mismos están sujetos a la disposición de la secretaria general en funciones de presidenta, quien, por otra parte, ha dicho que jurídicamente, validada en una tesis de jurisprudencia, ella podría continuar como dirigente en atención a que las condiciones no están dadas para la elección de dirigentes.
Pero, por otra parte, se ha planteado que la elección se haga por encuestas tal y como lo sugirió el presidente de la República, y para lo cual se requiere la reforma estatutaria que incluya a la encuesta como medio para elegir dirigentes; reforma que no se dará muy fácilmente, a menos que se atienda a pie juntillas la sugerencia presidencial.
Así las cosas, en una segunda instancia, lo que hagan o dejen de hacer las dirigencias nacionales repercutirá localmente en el proceder de los partidos políticos mencionados.
Por lo que se refiere a Morena, la actuación de sus dirigentes estará en un buen tiempo en la incertidumbre y, por lo tanto, persistirá la falta de estructura y organización para que el partido sea competitivo estatalmente.
Por lo que se refiere al PRI, la dirigencia nacional ni se ve ni se siente ni se escucha como partido opositor. De sus sectores solamente el sector campesino se percibe que actúa en beneficio de sus agremiados y más ahora que se visualiza que habrá recortes presupuestales a la producción agropecuaria del país.
En el PAN se califica a una dirigencia débil y que no cohesiona a las fuerzas y militantes tradicionales y está inmerso en una división que por momentos tiende a agudizarse y que sólo tendría como apoyo al gobernador a quien llevaron al triunfo en 2016.
La correlación de fuerzas, la organización, la estructura y las expectativas de triunfo podrían decrecer o crecer para los partidos analizados cuando, por lo menos tres, tal vez cuatro de las asociaciones políticas, obtengan su registro como partidos políticos, y éstos, sin alianzas de por medio que no están permitidas en la primera elección, disputen y obtengan para sí posiciones electorales tanto federales como locales en las próximos elecciones de 2021.
