/ martes 13 de octubre de 2020

Las dos hipótesis

Con miras a las elecciones de 2021 se plantean dos hipótesis: La alianza entre el PRI y el PAN estaría muy lejana; estaría más próxima entre el PRI y Morena. La primera conforme a la ley y la segunda tendría por la vía fáctica.

Las hipótesis planteadas tendrían sustento en el origen partidario y en los hechos pasados y más a partir del 2015 y del 2018 a la fecha.

Sin pasar por alto las “concertacesiones” del PRI hacia el PAN a partir de 1988 que incluyeron diversos puestos de elección popular, dentro de los cuales se podrían muy bien identificar las elecciones presidenciales de 2000 y de 2006 en las cuales el PRI estuvo detrás de los triunfos de los candidatos del PAN, más en la segunda que en la primera, así como el bajo perfil de la candidata del PAN en 2012, más la mutilación de su discurso por orden presidencial, con el fin de evitar que ascendiera en sus preferencias el candidato del PRD (AMLO), para que así dejara de constituir una amenaza para que el PRI pudiera recuperar la presidencia tal y como en efecto sucedió en el citado año electoral.

Tampoco se olvida el Pacto por México cuyos firmantes fueron, entre otros, el PRI y el PAN en atención a que el contenido del pacto se ajustaba a los principios del PAN y que en ese año (diciembre de 2018) adoptaba a plenitud el primero, tal y como había sucedido con las reformas salinistas (1988-1994).

El PAN surge en 1939 con el objetivo principal de combatir los principios de la Revolución Mexicana y socavar la figura ya emblemática del entonces presidente de la República. Tales principios fueron heredados y adoptados parcialmente por el PRI constituido en 1946 como sucedáneo del Partido de la Revolución Mexicana surgido en el sexenio cardenista y que, a su vez, había sustituido al Partido Nacional Revolucionario callista.

En las elecciones presidenciales de 2018 el PRI postuló a un candidato con claro perfil panista, el cual no pudo convencer a la real militancia del Partido. Resultado. Por segunda vez en su historia el candidato presidencial del PRI fue relegado al tercer sitio.

Se considera que la alianza legal entre el PAN y el PRI fracasaría ya que los integrantes de la militancia de ambos partidos no votarían por el o los candidatos del partido que desde su origen fueron contrarios en sus principios y preferencias, lo cual prevalece a pesar del Pacto por México aludido.

La alianza fáctica entre el PRI y Morena ya se ha dado dentro de la administración de la 4T, puesto que forman parte de la misma servidores públicos (el mismo presidente) cuyo ADN se ubica en el PRI, ya fuere con cargos partidarios, miembros de la administración pública y legisladores.

Entre ellos se identifican a los secretarios de Relaciones Exteriores, de Educación, de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, de Gobernación, a un subsecretario de Turismo, al coordinador de los senadores de Morena, a los directores de la Comisión Federal de Electricidad y de Seguridad Alimentaria Mexicana y al actual gobernador de Quintana Roo.

Se podrían incluir a los directores generales del IMSS y del ISSSTE cuyos padres fueron gobernadores de sus respectivos estados llevados al poder estatal por el PRI, aun ellos pudieren tener militancia propia al margen de la paterna.

Para conformar el PRIMOR sólo se requiere que se diere en lo individual tal y como ha ocurrido en diversos estados, entre los cuales se encuentra Durango.

Sólo se percibe solamente al PAN como real fuerza opositora al gobierno de la 4T, sobre todo, a través de la Alianza Federalista. La dirigencia del PRI se percibe sumisa a aquél.

La confrontación por la presidencia de Morena podría la percepción de alianzas con base en lo dicho por el presidente el día de ayer de que su gobierno y Morena son distintos

Con miras a las elecciones de 2021 se plantean dos hipótesis: La alianza entre el PRI y el PAN estaría muy lejana; estaría más próxima entre el PRI y Morena. La primera conforme a la ley y la segunda tendría por la vía fáctica.

Las hipótesis planteadas tendrían sustento en el origen partidario y en los hechos pasados y más a partir del 2015 y del 2018 a la fecha.

Sin pasar por alto las “concertacesiones” del PRI hacia el PAN a partir de 1988 que incluyeron diversos puestos de elección popular, dentro de los cuales se podrían muy bien identificar las elecciones presidenciales de 2000 y de 2006 en las cuales el PRI estuvo detrás de los triunfos de los candidatos del PAN, más en la segunda que en la primera, así como el bajo perfil de la candidata del PAN en 2012, más la mutilación de su discurso por orden presidencial, con el fin de evitar que ascendiera en sus preferencias el candidato del PRD (AMLO), para que así dejara de constituir una amenaza para que el PRI pudiera recuperar la presidencia tal y como en efecto sucedió en el citado año electoral.

Tampoco se olvida el Pacto por México cuyos firmantes fueron, entre otros, el PRI y el PAN en atención a que el contenido del pacto se ajustaba a los principios del PAN y que en ese año (diciembre de 2018) adoptaba a plenitud el primero, tal y como había sucedido con las reformas salinistas (1988-1994).

El PAN surge en 1939 con el objetivo principal de combatir los principios de la Revolución Mexicana y socavar la figura ya emblemática del entonces presidente de la República. Tales principios fueron heredados y adoptados parcialmente por el PRI constituido en 1946 como sucedáneo del Partido de la Revolución Mexicana surgido en el sexenio cardenista y que, a su vez, había sustituido al Partido Nacional Revolucionario callista.

En las elecciones presidenciales de 2018 el PRI postuló a un candidato con claro perfil panista, el cual no pudo convencer a la real militancia del Partido. Resultado. Por segunda vez en su historia el candidato presidencial del PRI fue relegado al tercer sitio.

Se considera que la alianza legal entre el PAN y el PRI fracasaría ya que los integrantes de la militancia de ambos partidos no votarían por el o los candidatos del partido que desde su origen fueron contrarios en sus principios y preferencias, lo cual prevalece a pesar del Pacto por México aludido.

La alianza fáctica entre el PRI y Morena ya se ha dado dentro de la administración de la 4T, puesto que forman parte de la misma servidores públicos (el mismo presidente) cuyo ADN se ubica en el PRI, ya fuere con cargos partidarios, miembros de la administración pública y legisladores.

Entre ellos se identifican a los secretarios de Relaciones Exteriores, de Educación, de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, de Gobernación, a un subsecretario de Turismo, al coordinador de los senadores de Morena, a los directores de la Comisión Federal de Electricidad y de Seguridad Alimentaria Mexicana y al actual gobernador de Quintana Roo.

Se podrían incluir a los directores generales del IMSS y del ISSSTE cuyos padres fueron gobernadores de sus respectivos estados llevados al poder estatal por el PRI, aun ellos pudieren tener militancia propia al margen de la paterna.

Para conformar el PRIMOR sólo se requiere que se diere en lo individual tal y como ha ocurrido en diversos estados, entre los cuales se encuentra Durango.

Sólo se percibe solamente al PAN como real fuerza opositora al gobierno de la 4T, sobre todo, a través de la Alianza Federalista. La dirigencia del PRI se percibe sumisa a aquél.

La confrontación por la presidencia de Morena podría la percepción de alianzas con base en lo dicho por el presidente el día de ayer de que su gobierno y Morena son distintos

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