/ lunes 6 de julio de 2020

Los problemas y desafíos de la economía de México

El pasado 2 de julio el exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, concedió una larga entrevista al periódico El País; en ella, el prestigiado economista y catedrático del Tecnológico de Monterrey pone los puntos sobre las íes y habla directo de los problemas y desafíos que enfrenta el Gobierno Federal en materia económica, aunque debemos reconocer que la sintomatología replica en buena parte de las entidades federativas, y no precisamente debido al Pacto Federal, sino a que los gobiernos estatales han cometido los mismos errores.

Urzúa sostiene que el principal problema de México es la falta de dinero público, lo que en gran medida se debe, primero, a la pobre recaudación tributaria, y segundo, a la cada vez menor inversión pública y privada. Detengámonos un poco en esta parte.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dio a conocer la recaudación tributaria (ingresos tributarios totales como porcentaje del PIB) en los países de América Latina y del Caribe (ALC) en 2018; de los 25 países considerados, México ocupa el lugar 21 con un pobre 16.1%, muy lejos del promedio de los países de ALC (23.1%) y más todavía del promedio de los países pertenecientes a la OCDE (34.3%).

Del otro problema -de la menor inversión pública y privada- Urzúa refiere que tanto el gobierno como el sector privado han venido invirtiendo menos, el primero porque no tiene dinero (una consecuencia del problema 1) y el segundo por la falta de confianza. En relación al PIB, en conjunto, la inversión pasó de un 22.4% en 2018 a un 20.2% en 2019.

Si partimos de la premisa de que las formas más sanas que tiene un Estado para allegarse de recursos y generar riqueza son la tributación y la inversión pública y privada (más la privada que la pública), me parece que estamos en graves problemas; la política desplegada por el autodenominado gobierno de Cuarta Transformación (4T) ha sido todas luces letal en este sentido. Mire.

México tiene un añejo problema en materia de recaudación, por un lado, el pueblo bueno y sabio se niega rotundamente a pagar impuestos, por el otro, los políticos y gobernantes saben que si intentan crear uno nuevo o aumentar los ya existentes es darse un balazo en el pie, y de paso otro a su partido político. El pueblo bueno y sabio podrá perdonar muchas cosas, menos que le hagan pagar impuestos.

Bajo este panorama, pensar en un repunte en la recaudación tributaria en los próximos años es simplemente imposible, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) quiere repetir la hazaña de 2018 y barrer la elección del año próximo, y la del otro, y la de 2024, lo cual no sucederá si hace pagar impuestos al pueblo bueno y sabio, así que seguirá fiel a su discurso de no impuestos. Esta receta desde luego la seguirán los gobernantes de los otros partidos políticos, ellos también quieren que sus candidatos ganen las elecciones que vienen.

Tampoco debemos esperar detone la inversión privada, el presidente se ha empeñado en hacer cada vez más grande la desconfianza de los inversionistas nacionales y extranjeros; sus acciones (la cancelación de obras como las del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México) y su discurso frontal han generado en gran medida la caída de más de 2 puntos porcentuales de que hacíamos alusión anteriormente.

Parece que AMLO no sabe que de esa inversión de 22.4% del PIB, el 19.1% fue privada y que sólo el 3.3 fue pública, la que por cierto fue de muy mala calidad, ahí tenemos como ejemplo el tren interurbano México-Toluca, el Paso Exprés de la autopista México-Cuernavaca, donde quedaron atrapadas dos personas en un socavón y después perdieron la vida, entre muchos otros más.

Así pues, el problema que se avecina es mayúsculo, el Gobierno Federal, en este momento, no tiene dinero para cubrir el gasto público, por eso AMLO tuvo que recurrir al viejo librito editado en los 70’s y 80’s por los gobiernos priistas y pedir un crédito al organismo neoliberal por antonomasia, al Banco Mundial, quien le aprobó un préstamo a México por 1,000 millones de dólares.

Finalmente, de la entrevista a Carlos Urzúa se desprenden otros dos problemas que tendrá que enfrentar el autodenominado gobierno de la 4T: uno es con los gobiernos estatales y el otro tiene que ver con el tema pensionario. Veamos.

Los gobernadores de algunos estados han comenzado a leer las letras chiquitas del Pacto de Coordinación Fiscal y descubrieron -¿hasta ahorita?- que no es parejo, han amenazado con salirse de él y hasta con acudir a las instancias jurisdiccionales para que les entreguen lo que dicen es suyo.

El asunto se agudizará, en la medida en la que se recaude menos los estados tendrán menos recursos y como no tienen ingresos propios porque no quieren enemistades con los votantes, pues a sufrir señores gobernadores, y lo peor, en año electoral.

En materia pensionaria, para nadie es un secreto que desde hace mucho tiempo es una soga al cuello que día a día se va ajustando más, las reformas a la ley del ISSSTE y a la del IMSS no fueron suficientes para paliar la enorme carga que representa para el Estado la manutención de millones de jubilados, los que por cierto tienen una expectativa de vida de 20, 25 y hasta de 30 años después de su jubilación, desafortunadamente muchos de esos años de mala calidad como consecuencia de las enfermedades degenerativas, así que además del gasto de la pensión debemos sumar el del medicamento y el de la atención médica y hospitalaria.

La verdad de las cosas es que muchos de estos problemas ya estaban o se veían venir, desde luego que el coronavirus los ha hecho más graves, pero el principal de todos los males no es el desconocimiento del presidente de los temas económicos, como lo dice Carlos Urzúa, lo que verdaderamente le está causando daño al país es AMLO, un presidente autoritario que no escucha a los que sí saben de economía.

El pasado 2 de julio el exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, concedió una larga entrevista al periódico El País; en ella, el prestigiado economista y catedrático del Tecnológico de Monterrey pone los puntos sobre las íes y habla directo de los problemas y desafíos que enfrenta el Gobierno Federal en materia económica, aunque debemos reconocer que la sintomatología replica en buena parte de las entidades federativas, y no precisamente debido al Pacto Federal, sino a que los gobiernos estatales han cometido los mismos errores.

Urzúa sostiene que el principal problema de México es la falta de dinero público, lo que en gran medida se debe, primero, a la pobre recaudación tributaria, y segundo, a la cada vez menor inversión pública y privada. Detengámonos un poco en esta parte.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dio a conocer la recaudación tributaria (ingresos tributarios totales como porcentaje del PIB) en los países de América Latina y del Caribe (ALC) en 2018; de los 25 países considerados, México ocupa el lugar 21 con un pobre 16.1%, muy lejos del promedio de los países de ALC (23.1%) y más todavía del promedio de los países pertenecientes a la OCDE (34.3%).

Del otro problema -de la menor inversión pública y privada- Urzúa refiere que tanto el gobierno como el sector privado han venido invirtiendo menos, el primero porque no tiene dinero (una consecuencia del problema 1) y el segundo por la falta de confianza. En relación al PIB, en conjunto, la inversión pasó de un 22.4% en 2018 a un 20.2% en 2019.

Si partimos de la premisa de que las formas más sanas que tiene un Estado para allegarse de recursos y generar riqueza son la tributación y la inversión pública y privada (más la privada que la pública), me parece que estamos en graves problemas; la política desplegada por el autodenominado gobierno de Cuarta Transformación (4T) ha sido todas luces letal en este sentido. Mire.

México tiene un añejo problema en materia de recaudación, por un lado, el pueblo bueno y sabio se niega rotundamente a pagar impuestos, por el otro, los políticos y gobernantes saben que si intentan crear uno nuevo o aumentar los ya existentes es darse un balazo en el pie, y de paso otro a su partido político. El pueblo bueno y sabio podrá perdonar muchas cosas, menos que le hagan pagar impuestos.

Bajo este panorama, pensar en un repunte en la recaudación tributaria en los próximos años es simplemente imposible, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) quiere repetir la hazaña de 2018 y barrer la elección del año próximo, y la del otro, y la de 2024, lo cual no sucederá si hace pagar impuestos al pueblo bueno y sabio, así que seguirá fiel a su discurso de no impuestos. Esta receta desde luego la seguirán los gobernantes de los otros partidos políticos, ellos también quieren que sus candidatos ganen las elecciones que vienen.

Tampoco debemos esperar detone la inversión privada, el presidente se ha empeñado en hacer cada vez más grande la desconfianza de los inversionistas nacionales y extranjeros; sus acciones (la cancelación de obras como las del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México) y su discurso frontal han generado en gran medida la caída de más de 2 puntos porcentuales de que hacíamos alusión anteriormente.

Parece que AMLO no sabe que de esa inversión de 22.4% del PIB, el 19.1% fue privada y que sólo el 3.3 fue pública, la que por cierto fue de muy mala calidad, ahí tenemos como ejemplo el tren interurbano México-Toluca, el Paso Exprés de la autopista México-Cuernavaca, donde quedaron atrapadas dos personas en un socavón y después perdieron la vida, entre muchos otros más.

Así pues, el problema que se avecina es mayúsculo, el Gobierno Federal, en este momento, no tiene dinero para cubrir el gasto público, por eso AMLO tuvo que recurrir al viejo librito editado en los 70’s y 80’s por los gobiernos priistas y pedir un crédito al organismo neoliberal por antonomasia, al Banco Mundial, quien le aprobó un préstamo a México por 1,000 millones de dólares.

Finalmente, de la entrevista a Carlos Urzúa se desprenden otros dos problemas que tendrá que enfrentar el autodenominado gobierno de la 4T: uno es con los gobiernos estatales y el otro tiene que ver con el tema pensionario. Veamos.

Los gobernadores de algunos estados han comenzado a leer las letras chiquitas del Pacto de Coordinación Fiscal y descubrieron -¿hasta ahorita?- que no es parejo, han amenazado con salirse de él y hasta con acudir a las instancias jurisdiccionales para que les entreguen lo que dicen es suyo.

El asunto se agudizará, en la medida en la que se recaude menos los estados tendrán menos recursos y como no tienen ingresos propios porque no quieren enemistades con los votantes, pues a sufrir señores gobernadores, y lo peor, en año electoral.

En materia pensionaria, para nadie es un secreto que desde hace mucho tiempo es una soga al cuello que día a día se va ajustando más, las reformas a la ley del ISSSTE y a la del IMSS no fueron suficientes para paliar la enorme carga que representa para el Estado la manutención de millones de jubilados, los que por cierto tienen una expectativa de vida de 20, 25 y hasta de 30 años después de su jubilación, desafortunadamente muchos de esos años de mala calidad como consecuencia de las enfermedades degenerativas, así que además del gasto de la pensión debemos sumar el del medicamento y el de la atención médica y hospitalaria.

La verdad de las cosas es que muchos de estos problemas ya estaban o se veían venir, desde luego que el coronavirus los ha hecho más graves, pero el principal de todos los males no es el desconocimiento del presidente de los temas económicos, como lo dice Carlos Urzúa, lo que verdaderamente le está causando daño al país es AMLO, un presidente autoritario que no escucha a los que sí saben de economía.