La política desplegada desde Palacio Nacional nos está alejando de nuestro principal socio comercial, EUA.
Y por paradójico que parezca nos acerca cada vez más a las prácticas que se desarrollan en Venezuela desde los tiempos en que Hugo Chávez estructuraba un régimen que puede ser adjetivado como neo-totalitario.
En efecto, AMLO cometió un error de pronóstico: Apostó su resto a que Trump ganaría la elección presidencial y perdió. Ante el inminente triunfo de Biden se negó a reconocerlo, tardó en felicitarlo un mes y medio. Como sabemos, en política internacional la forma es fondo.
Por otro lado, su obcequedad por echar abajo la reforma energética lo está llevando a transgredir el T-MEX; la Cámara de Comercio de EUA se duele que la reforma propuesta por AMLO violenta la libre competencia y concurrencia al pretender reinstalar el monopolio en el sector energético, lo que claramente contraviene los compromisos asumidos por el Estado mexicano.
En cuanto a la semejanza con Venezuela, unos datos: Chávez llegó a la presidencia a través del partido que fundó, Movimiento Quinta República, aprovechando el desgaste de los otros partidos; se construyó una imagen cuasi religiosa como líder mesiánico al que todos deben amar, o temer.
Garantizó la transición hacia un nuevo sistema que aseguraba la prosperidad del pueblo venezolano, en cuyo nombre modificó las instituciones valiéndose del desprestigio que tenían ante la opinión pública con el único fin de controlarlas.
La “ideología bolivariana” debía aprenderse como catecismo, la voz del pueblo es la voz de Dios y él la interpreta. Ah, y tenía su programa de T.V.
¿Ve las semejanzas?
