/ sábado 30 de diciembre de 2023

Un año importante a la vuelta de la esquina

“Para construir nuestra nación, todos debemos superar nuestras expectativas”

-Nelson Mandela


Estamos ya a muy poco tiempo de que finalice un convulso 2023, el cual se caracterizó en nuestro país por ser el preludio de lo que nos espera electoralmente hablando para el venidero 2024. En este sentido, es propicio reflexionar sobre los desafíos que afronta la ciudadanía de cara a una anualidad que traerá consigo numerosas áreas de oportunidad en términos de construcción de la democracia, proceso inacabado en México y al que, sin pretender ser aves de mal agüero, todavía le falta bastante para llegar a su consecución en un estado pleno.

Desde luego, no habrá reto mayor desde una perspectiva ciudadana que la renovación de la Presidencia de la República el año próximo, asunto que ya se adelantó desde hace algunos meses -con francos cuestionamientos en términos de ajuste a la normatividad constitucional y electoral propiamente dicha- cuando las dos principales aglutinaciones de fuerzas políticas “destaparon” a sus candidatas, lo cual necesariamente conlleva la muy alta probabilidad de que, por vez primera, nuestra nación sea gobernada por una mujer, con todas las implicaciones sociales, políticas y culturales que se observan desde este momento, y de lo cual ya nos ocupamos en la edición del pasado 29 de septiembre en estas mismas páginas editoriales de El Sol de Durango.

Al igual que el Poder Ejecutivo Federal, el Poder Legislativo se renovará por completo, por lo que tendremos elección tanto para la Cámara de Diputados como para la Cámara de Senadores. Asimismo, nueve entidades cambiarán de gobernadora o gobernador: Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán. Estados como el nuestro también tendrán elección para renovar su respectivo Congreso local.

En suma, habrá alrededor de 20,000 cargos los que estén en juego en toda la República. Con cada jornada comicial que pasa, ya es un lugar común oír a la autoridad electoral diciendo que se trata de las elecciones más grandes de la historia, con los efectos que ello trae aparejado en términos de organización electoral, infraestructura, recursos humanos y económicos, por lo que en esta ocasión no será la excepción y se tendrá que estar a la altura de las circunstancias.

Desde un plano eminentemente político e histórico, la elección presidencial no será un asunto menor, aunque decirlo pudiera parecer una obviedad. En realidad, se definirá si continúa el proyecto del actual mandatario Andrés Manuel López Obrador -quien llega con alta popularidad a los últimos meses de su sexenio, rebasando en todos los casos el 60% de aceptación- y, con él, la visión ideológica de izquierda que MORENA y sus aliados han instaurado como eje central de su programa de gobierno. El electorado también tendrá la opción de decantarse por la oposición, representada por el PAN, el PRI y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), por lo que la conciencia en torno a un derecho de sufragio activo se torna imperiosamente necesaria.

“Para construir nuestra nación, todos debemos superar nuestras expectativas”

-Nelson Mandela


Estamos ya a muy poco tiempo de que finalice un convulso 2023, el cual se caracterizó en nuestro país por ser el preludio de lo que nos espera electoralmente hablando para el venidero 2024. En este sentido, es propicio reflexionar sobre los desafíos que afronta la ciudadanía de cara a una anualidad que traerá consigo numerosas áreas de oportunidad en términos de construcción de la democracia, proceso inacabado en México y al que, sin pretender ser aves de mal agüero, todavía le falta bastante para llegar a su consecución en un estado pleno.

Desde luego, no habrá reto mayor desde una perspectiva ciudadana que la renovación de la Presidencia de la República el año próximo, asunto que ya se adelantó desde hace algunos meses -con francos cuestionamientos en términos de ajuste a la normatividad constitucional y electoral propiamente dicha- cuando las dos principales aglutinaciones de fuerzas políticas “destaparon” a sus candidatas, lo cual necesariamente conlleva la muy alta probabilidad de que, por vez primera, nuestra nación sea gobernada por una mujer, con todas las implicaciones sociales, políticas y culturales que se observan desde este momento, y de lo cual ya nos ocupamos en la edición del pasado 29 de septiembre en estas mismas páginas editoriales de El Sol de Durango.

Al igual que el Poder Ejecutivo Federal, el Poder Legislativo se renovará por completo, por lo que tendremos elección tanto para la Cámara de Diputados como para la Cámara de Senadores. Asimismo, nueve entidades cambiarán de gobernadora o gobernador: Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán. Estados como el nuestro también tendrán elección para renovar su respectivo Congreso local.

En suma, habrá alrededor de 20,000 cargos los que estén en juego en toda la República. Con cada jornada comicial que pasa, ya es un lugar común oír a la autoridad electoral diciendo que se trata de las elecciones más grandes de la historia, con los efectos que ello trae aparejado en términos de organización electoral, infraestructura, recursos humanos y económicos, por lo que en esta ocasión no será la excepción y se tendrá que estar a la altura de las circunstancias.

Desde un plano eminentemente político e histórico, la elección presidencial no será un asunto menor, aunque decirlo pudiera parecer una obviedad. En realidad, se definirá si continúa el proyecto del actual mandatario Andrés Manuel López Obrador -quien llega con alta popularidad a los últimos meses de su sexenio, rebasando en todos los casos el 60% de aceptación- y, con él, la visión ideológica de izquierda que MORENA y sus aliados han instaurado como eje central de su programa de gobierno. El electorado también tendrá la opción de decantarse por la oposición, representada por el PAN, el PRI y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), por lo que la conciencia en torno a un derecho de sufragio activo se torna imperiosamente necesaria.