/ viernes 24 de mayo de 2019

Calificar y cuantificar las libertades

“La libertad nunca es dada; se gana”.- A. Philip Randolph

Durante el pasado mes de febrero, la organización estadounidense Freedom House publicó el informe “Freedom in the world” (Libertad en el mundo) 2019, producto de una medición de las libertades democráticas y civiles alrededor del mundo.

Los resultados obtenidos por nuestro país no son halagüeños, pues constatan que la libertad se ha ido erosionando con el paso del tiempo, a grado tal de que la nuestra es considerada como una nación parcialmente libre.

La violencia y la criminalidad han hecho de las suyas, lo cual se advierte de forma más clara a partir de 2011, pues desde ese año México dejó de ser considerado un país libre. En la tipología de Freedom House, tres son las categorías posibles: Países libres, países parcialmente libres y países no libres.

En el continente americano, el mismo rango de México es compartido por Guatemala, Honduras, Haití, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Bolivia y Paraguay. A su vez, Cuba, Venezuela y Nicaragua son considerados como no libres. El resto de naciones obtienen la calificación de libres.

No sólo, entonces, estamos lejos de estar dentro de los líderes regionales sino que vamos a la baja, lo cual debería ocuparnos y preocuparnos porque todo este tipo de circunstancias se refleja en el desarrollo humano, económico, político y social en cuanto tal.

Freedom House es una organización de la sociedad civil internacional que se dedica a la defensa de los derechos humanos y a promover el cambio democrático con un particular enfoque en los derechos civiles y políticos. Su actuación, igual que la de las organizaciones no gubernamentales más serias, es del todo relevante en la construcción de un Estado constitucional y democrático de Derecho, en el cual impere un respeto irrestricto de los derechos fundamentales.

Calificar las libertades no deja de ser un ejercicio trascendente porque, como reporta Freedom House, a nivel global se suscita un declive de la libertad en general. Afirma de manera literal: “Hoy después de 13 años consecutivos de disminución de la libertad global, el retroceso entre las nuevas democracias se ha visto agravado por la erosión de los derechos políticos y las libertades civiles entre las democracias establecidas que tradicionalmente hemos buscado como liderazgo y soporte”.

Cuantificar las libertades, mientras tanto, también es crucial para hacer un balance de lo que se ha hecho o ha dejado de hacer en pos del afán libertario. Mientras que 68 países vieron disminuida su calificación sobre derechos políticos y libertades civiles, únicamente 50 registraron alguna mejoría.

Naciones aparentemente modélicas en algunos aspectos democráticos, al punto de que muchos las definen como democracias consolidadas, sufrieron tales retrocesos; para muestra bastan tres botones en particular: Estados Unidos, China y Rusia.

Dentro de los países más libres sobresalen democracias escandinavas como Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca, siempre ejemplares en este tipo de estudios, además de Canadá, Holanda, Australia, Uruguay, Luxemburgo y Nueva Zelanda. En la otra cara de la moneda, es decir, en las naciones peor calificadas, son de subrayar República Centroafricana, Libia, Somalia, Arabia Saudita, Corea del Norte, Eritrea, Siria, Tayikistán, Uzbekistán, Sudán, Guinea Ecuatorial, Sudán del Sur y Turkmenistán.

La libertad, por lo visto, se enfrenta a amenazas, peligros y desafíos de diverso calibre. Aspiración histórica de la humanidad, en realidad es una simple quimera en buena parte de la comunidad internacional, pues del discurso a los hechos hay una distancia sumamente larga, la cual a su vez presenta múltiples obstáculos tanto internos como externos.

Es preciso entonces abrazar la bandera de la libertad e izarla por todo lo alto, lo cual únicamente sucederá a través del control del poder, de la eficacia de los derechos humanos y de tomar a la Constitución y al Derecho en serio, pues de lo contrario este tipo de resultados se repetirán anualidad con anualidad.

No resta sino seguir poniendo un particular énfasis en todos los aspectos teóricos y prácticos que inciden en las malas notas obtenidas por México en este tipo de rankings. El hecho de que salimos mal parados a nivel continental representa una seria llamada de atención sobre el tipo de políticas públicas relacionadas con la libertad y su inadecuada instrumentación; además de ello, sobresale la falta de voluntad política que se infiere en muchas de las ocasiones, pues sin una convicción plena de los distintos actores públicos, difícilmente se lograrán los fines anhelados por todos.

La ciudadanía, sin duda alguna, también tiene una larga lista de asignaturas pendientes para asegurar la libertad en los espacios colectivos. Es algo que nos corresponde a todas y a todos, sin ninguna clase o especie de duda.

“La libertad nunca es dada; se gana”.- A. Philip Randolph

Durante el pasado mes de febrero, la organización estadounidense Freedom House publicó el informe “Freedom in the world” (Libertad en el mundo) 2019, producto de una medición de las libertades democráticas y civiles alrededor del mundo.

Los resultados obtenidos por nuestro país no son halagüeños, pues constatan que la libertad se ha ido erosionando con el paso del tiempo, a grado tal de que la nuestra es considerada como una nación parcialmente libre.

La violencia y la criminalidad han hecho de las suyas, lo cual se advierte de forma más clara a partir de 2011, pues desde ese año México dejó de ser considerado un país libre. En la tipología de Freedom House, tres son las categorías posibles: Países libres, países parcialmente libres y países no libres.

En el continente americano, el mismo rango de México es compartido por Guatemala, Honduras, Haití, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Bolivia y Paraguay. A su vez, Cuba, Venezuela y Nicaragua son considerados como no libres. El resto de naciones obtienen la calificación de libres.

No sólo, entonces, estamos lejos de estar dentro de los líderes regionales sino que vamos a la baja, lo cual debería ocuparnos y preocuparnos porque todo este tipo de circunstancias se refleja en el desarrollo humano, económico, político y social en cuanto tal.

Freedom House es una organización de la sociedad civil internacional que se dedica a la defensa de los derechos humanos y a promover el cambio democrático con un particular enfoque en los derechos civiles y políticos. Su actuación, igual que la de las organizaciones no gubernamentales más serias, es del todo relevante en la construcción de un Estado constitucional y democrático de Derecho, en el cual impere un respeto irrestricto de los derechos fundamentales.

Calificar las libertades no deja de ser un ejercicio trascendente porque, como reporta Freedom House, a nivel global se suscita un declive de la libertad en general. Afirma de manera literal: “Hoy después de 13 años consecutivos de disminución de la libertad global, el retroceso entre las nuevas democracias se ha visto agravado por la erosión de los derechos políticos y las libertades civiles entre las democracias establecidas que tradicionalmente hemos buscado como liderazgo y soporte”.

Cuantificar las libertades, mientras tanto, también es crucial para hacer un balance de lo que se ha hecho o ha dejado de hacer en pos del afán libertario. Mientras que 68 países vieron disminuida su calificación sobre derechos políticos y libertades civiles, únicamente 50 registraron alguna mejoría.

Naciones aparentemente modélicas en algunos aspectos democráticos, al punto de que muchos las definen como democracias consolidadas, sufrieron tales retrocesos; para muestra bastan tres botones en particular: Estados Unidos, China y Rusia.

Dentro de los países más libres sobresalen democracias escandinavas como Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca, siempre ejemplares en este tipo de estudios, además de Canadá, Holanda, Australia, Uruguay, Luxemburgo y Nueva Zelanda. En la otra cara de la moneda, es decir, en las naciones peor calificadas, son de subrayar República Centroafricana, Libia, Somalia, Arabia Saudita, Corea del Norte, Eritrea, Siria, Tayikistán, Uzbekistán, Sudán, Guinea Ecuatorial, Sudán del Sur y Turkmenistán.

La libertad, por lo visto, se enfrenta a amenazas, peligros y desafíos de diverso calibre. Aspiración histórica de la humanidad, en realidad es una simple quimera en buena parte de la comunidad internacional, pues del discurso a los hechos hay una distancia sumamente larga, la cual a su vez presenta múltiples obstáculos tanto internos como externos.

Es preciso entonces abrazar la bandera de la libertad e izarla por todo lo alto, lo cual únicamente sucederá a través del control del poder, de la eficacia de los derechos humanos y de tomar a la Constitución y al Derecho en serio, pues de lo contrario este tipo de resultados se repetirán anualidad con anualidad.

No resta sino seguir poniendo un particular énfasis en todos los aspectos teóricos y prácticos que inciden en las malas notas obtenidas por México en este tipo de rankings. El hecho de que salimos mal parados a nivel continental representa una seria llamada de atención sobre el tipo de políticas públicas relacionadas con la libertad y su inadecuada instrumentación; además de ello, sobresale la falta de voluntad política que se infiere en muchas de las ocasiones, pues sin una convicción plena de los distintos actores públicos, difícilmente se lograrán los fines anhelados por todos.

La ciudadanía, sin duda alguna, también tiene una larga lista de asignaturas pendientes para asegurar la libertad en los espacios colectivos. Es algo que nos corresponde a todas y a todos, sin ninguna clase o especie de duda.