/ domingo 18 de febrero de 2024

Intentan desarmar el sistema democrático

Además de ser norma suprema, la Constitución es el pacto social que permite a una sociedad la cohesión necesaria para lograr propósitos colectivos. La norma constitucional contiene disposiciones para regular el ejercicio del poder publico, las atribuciones de los órganos del Estado, pero lo mas relevante es que en ella están insertos los valores y principios que dan identidad a una sociedad.

Para darle estabilidad al orden constitucional el constituyente revolucionario (órgano originario creador de la Constitución) estableció un proceso especial con mayorías calificadas en todo su transito, tanto en las dos cámaras del Congreso de la Unión, como en los congresos estatales.

Reformar la constitución es pertinente cuando existe una necesidad cuya atención y solución sea apremiante. Para ser procedente jurídica, social y políticamente, toda modificación debe responder a alguna exigencia imperiosa y real del país; de ahí que resulta incomprensible que morena promueva una reforma en materia electoral cuando apenas inicia el proceso electivo mas grande de nuestra historia. Por tal motivo la iniciativa es inoportuna e innecesaria, toda vez que no es el momento para reformas, además que la misma se promueve con un fin distinto al que debe perseguir toda enmienda a la Carta Magna.

La reforma presentada el lunes pasado por el presidente es una obcecación de la rechazada por el Congreso hace apenas año y medio, después de lo cual insistió por la vía de reformas legales (el llamado plan “B”) que fueron invalidadas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación por violaciones al proceso legislativo. Con el fin de beneficiar al partido con mayor votación en detrimento de los demás, se propone eliminar los legisladores plurinominales reduciendo la Cámara a 300 diputados y a 64 el número de senadores.

Resulta preocupante que se insista en sustituir al INE por el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), con atribuciones para ser el único órgano que organice todas las elecciones nacionales y locales, decantando el proceso centralista en detrimento de la autonomía de los Estados. De inaceptable ha sido calificada la propuesta de elegir mediante voto popular a consejeros y magistrados electorales, lo que implicaría destruir la profesionalización de consejerías y magistraturas, lesionando gravemente al sistema electoral mexicano.

Es evidente que la propuesta de morena busca debilitar el sistema de partidos, la organización electoral y la capacidad operativa del INE, lesionando el sistema democrático. Es una obviedad que en esta aventura Morena no tiene la razón de su lado y que tampoco le alcanzan los votos en las cámaras legislativas para la aprobación de estas pretensiones regresivas. Estamos ante un episodio mas del desdén y desprecio del grupo gobernante por las normas constitucionales cuando se atreven a anteponer al contenido de las mismas sus dañinos propósitos políticos.

Además de ser norma suprema, la Constitución es el pacto social que permite a una sociedad la cohesión necesaria para lograr propósitos colectivos. La norma constitucional contiene disposiciones para regular el ejercicio del poder publico, las atribuciones de los órganos del Estado, pero lo mas relevante es que en ella están insertos los valores y principios que dan identidad a una sociedad.

Para darle estabilidad al orden constitucional el constituyente revolucionario (órgano originario creador de la Constitución) estableció un proceso especial con mayorías calificadas en todo su transito, tanto en las dos cámaras del Congreso de la Unión, como en los congresos estatales.

Reformar la constitución es pertinente cuando existe una necesidad cuya atención y solución sea apremiante. Para ser procedente jurídica, social y políticamente, toda modificación debe responder a alguna exigencia imperiosa y real del país; de ahí que resulta incomprensible que morena promueva una reforma en materia electoral cuando apenas inicia el proceso electivo mas grande de nuestra historia. Por tal motivo la iniciativa es inoportuna e innecesaria, toda vez que no es el momento para reformas, además que la misma se promueve con un fin distinto al que debe perseguir toda enmienda a la Carta Magna.

La reforma presentada el lunes pasado por el presidente es una obcecación de la rechazada por el Congreso hace apenas año y medio, después de lo cual insistió por la vía de reformas legales (el llamado plan “B”) que fueron invalidadas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación por violaciones al proceso legislativo. Con el fin de beneficiar al partido con mayor votación en detrimento de los demás, se propone eliminar los legisladores plurinominales reduciendo la Cámara a 300 diputados y a 64 el número de senadores.

Resulta preocupante que se insista en sustituir al INE por el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), con atribuciones para ser el único órgano que organice todas las elecciones nacionales y locales, decantando el proceso centralista en detrimento de la autonomía de los Estados. De inaceptable ha sido calificada la propuesta de elegir mediante voto popular a consejeros y magistrados electorales, lo que implicaría destruir la profesionalización de consejerías y magistraturas, lesionando gravemente al sistema electoral mexicano.

Es evidente que la propuesta de morena busca debilitar el sistema de partidos, la organización electoral y la capacidad operativa del INE, lesionando el sistema democrático. Es una obviedad que en esta aventura Morena no tiene la razón de su lado y que tampoco le alcanzan los votos en las cámaras legislativas para la aprobación de estas pretensiones regresivas. Estamos ante un episodio mas del desdén y desprecio del grupo gobernante por las normas constitucionales cuando se atreven a anteponer al contenido de las mismas sus dañinos propósitos políticos.